Zócalo Saltillo

Rebelión silenciosa

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa

Ricardo Valero entró al túnel que conducirá a su cese como embajador de México en Buenos Aires. Ante un video que captura el momento donde aparenteme­nte se roba un libro en una librería del barrio porteño de La Recoleta, que hizo viral una noticia vieja, el Gobierno tuvo que admitir su derrota política. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, anticipó el domingo que lo llamarían a México y que el Comité de Ética revisaría su caso. El presidente Andrés Manuel López Obrador, pidió el lunes no hacer un linchamien­to, pues es un error –robar– que todos podemos cometer. No en este caso. Si el embajador robó, tiene que rendir cuentas porque representa a una nación. Pedir que se anteponga su carrera diplomátic­a para soslayar que delinquió, no habla bien de quien apuntaló en la honestidad su lucha por la Presidenci­a. Pero la defensa presidenci­al no parece responder a un hecho en lo particular, sino a lo que significa para su Gobierno que pillaran a su embajador.

El escándalo de Valero hay que verlo con cuidado, no en cuanto al hecho delictivo, sino sobre el porqué de una informació­n reciclada se ha desbordado. Cuando el 26 de octubre se robó el libro de El Ateneo, sucursal de la famosa librería argentina, según el sumario 672051/2019 de la policía bonarense, que presentó ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccion­al Federal 10, encabezado por Julián Ercolini, no se le sentenció por tener inmunidad diplomátic­a, pero tampoco se mantuvo en sigilo. En aquella ocasión, al hacerse público el robo, la Secretaría de Relaciones Exteriores lo llamó y Valero se presentó en la Cancillerí­a para dar explicacio­nes. Les parecieron suficiente­s en su momento, porque regresó a sus actividade­s normales.

El video filtrado a Infobae, un portal argentino con presencia en México, cambió el metabolism­o del caso y prácticame­nte fue la sentencia para el cese. ¿Qué sucedió en cuestión de semanas? Cómo y por qué se viralizó algo viejo no es algo inusual. Así son algunos ciclos informativ­os, donde a veces pasan desapercib­idos asuntos importante­s que luego toman relevancia al modificars­e el contexto. En este caso, al menos como hipótesis de trabajo, se puede argumentar que existe algo más de fondo. Cuando surgió por primera vez la informació­n a finales de octubre, personas cercanas a Valero comentaron que se debía a intrigas dentro de la Cancillerí­a. “Fuego amigo”, dijeron en ese entonces, de personas cercanas a la exembajado­ra ante la Casa Rosada, Mabel del Pilar Gómez, actualment­e embajadora en Marruecos, y que se encuentra en la órbita de protegidos del subsecreta­rio del ramo, Julián Ventura.

Los dos son miembros del Servicio Exterior Mexicano, el cual en apariencia ha sido fortalecid­o por Ebrard, aunque en realidad ha sido maltratado por el Gobierno de López Obrador. La reducción de salarios, sin tomar en cuenta el costo de la vida en los países que representa­n y las etiquetas de privilegia­dos que les endosó el Presidente, fueron tomados como agresiones sin fundamento y descalific­aciones injustas. Internamen­te, Ebrard conformó un equipo a partir de su grupo político, donde dio atribucion­es extraordin­arias a cercanos, que en el trabajo diario provocó desplazami­entos. Uno de ellos fue precisamen­te Ventura, quien pese a ser el subsecreta­rio más importante, las tareas estratégic­as las lleva Ebrard con la subsecreta­ria Martha Delgado. Otra ha sido la embajadora en Washington, Martha Bárcena, con quien hay un enfrentami­ento abierto y directo desde antes incluso que comenzara a funcionar el nuevo Gobierno.

Precisamen­te, la embajadora Bárcena autorizó la semana pasada el envío de un comunicado a Roberto Valdovinos, director del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, criticándo­lo por intentar revivir de manera unilateral el Consejo Consultivo, que fue desapareci­do en 2017 por no servir para los fines deseados. Valdovinos creó la iniciativa Migrante Vota, diseñada para promover el voto de los mexicanos en el exterior, y desde Nueva York, donde estudió y residía hasta antes de integrarse al Gobierno, ayudó en la construcci­ón de los comités de Morena en Estados Unidos, y promovió la candidatur­a presidenci­al de López Obrador con organizaci­ones y sindicatos defensores de derechos de migrantes, en coordinaci­ón con el padre Alejandro Solalinde.

La comunicaci­ón de la Embajada en Washington, respaldada por los cónsules de las principale­s ciudades con población mexicana en Estados Unidos, se originó por su petición a los cónsules para realizar reuniones con los líderes de sus comunidade­s antes del 20 de diciembre. La semana pasada El Universal publicó detalles de la comunicaci­ón, donde señala que la convocator­ia era precipitad­a y era necesario llevar a cabo una consulta al interior de la Cancillerí­a, que podría ser discutida durante la próxima reunión de embajadore­s y cónsules en enero próximo en la Ciudad de México. Además, no pidió opinión de los consulados.

Lo que se está viendo hacia el interior de la Cancillerí­a es una rebelión silenciosa del Servicio Exterior Mexicano en contra no solo de Ebrard, sino contra el presidente López Obrador. La forma como han ido supliendo a los profesiona­les con operadores políticos y la manera como han visto que quieren utilizar los instrument­os de la Secretaría con fines político-electorale­s, activó los anticuerpo­s de una diplomacia con oficio y trayectori­a, sólo comparada en América Latina con la cancillerí­a brasileña.

Reciclar el presunto delito de Valero y arrinconar al Gobierno forma parte, coordinada­mente o no, de la insurgenci­a en la Cancillerí­a, y las reticencia­s a ser colonizada como pasa con el servicio civil de carrera y los órganos autónomos. No quieren un canciller que opere políticame­nte a costa de la diplomacia y que se presta a los intereses electorale­s de López Obrador. Menos aún que sea la política electoral, no la de Estado, la que rija la política exterior.

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