Recuerdan luchar contra el silencio
La cuenta de Twitter reveló hace un año los abusos del ámbito literario nacional
La noche del 22 de marzo de 2019, hace casi un año, el mundo literario mexicano fue forzado a verse la cara y reconocer un problema añejo de violencia contra las mujeres.
Ese día nació la cuenta de Twitter @MeTooEscritoresMexicanos, plataforma creada para denunciar historias de violencia que, en menos de 24 horas, se había posicionado como la tendencia número uno en la red social, con más de 7.4 millones de menciones.
“La violencia y los abusos siempre han existido en el ámbito de la literatura en México, pero no se hablaba de ello”, exponen en entrevista las administradoras de la cuenta, cuyas identidades se reservan para su seguridad.
Durante sus primeros 5 días de actividad, del 23 al 27 de marzo, la cuenta publicó 194 señalamientos, con un número de agresores -escritores, editores, funcionarios, entre otros- que ascendió a 147.
El surgimiento del #MeToo mexicano en la cultura, cuentan las administradoras, surgió orgánicamente.
“A raíz de una presentación de libro en la que participaba un agresor conocido por varias compañeras, comenzó a hacerse visible el tema en Twitter. En ese contexto, una poeta sugirió utilizar el hashtag #MeTooEscritoresMexicanos para señalar las historias de violencia que habían vivido por parte de este gremio.
“Por esta razón, la noche del 22 de marzo de 2019 se creó una cuenta de Twitter como plataforma para que ellas pudieran denunciar desde la confidencialidad y no se les revictimizara. Es decir, para que el silencio nunca más fuera una opción”, recuerdan.
La respuesta, explican, fue inmediata, y la cuenta recibió cientos de historias; casos que, como común denominador, habían quedado impunes.
En los días de actividad intensa, desarrollaron un protocolo para decidir qué denuncias eran las que se publicaban.
“Verificación de la cuenta, pues muchas cuentas eran falsas o habían sido creadas el mismo día, así como verificación de que el agresor señalado fuera realmente escritor o vinculado al ámbito literario. Posteriormente, configuramos un protocolo exhaustivo para los señalamientos”, detallan.
Como parte de sus lineamientos, se ciñeron a casos solo del ámbito literario.
“Algunas mujeres más nos escribían sólo para contarnos su situación: tenían miedo, pero necesitaban ser escuchadas/leídas por alguien que no las juzgara. Es decir, las mujeres buscaban confianza y un espacio seguro”, explican.
Como ha pasado con todas las plataformas surgidas por el #MeToo, las administradoras enfrentaron descalificaciones inmediatas, presión y refutaciones por parte de los agresores.
“Fueron días complica
dos en términos del impacto emocional y de los ataques sufridos por parte de usuarios en redes, pero lo mejor fue la pronta solidaridad entre mujeres y la capacidad organizativa que demostramos, ya que nos pudimos vincular con otras cuentas y con otras mujeres de distintos ámbitos de la cultura”.
Recurrentemente, se les acusó de orquestar linchamientos y de violentar la presunción de inocencia.
“Nuestro interés nunca ha sido linchar a nadie ni ejercer una actividad punitiva. Nuestro interés principal es que se escuche
la voz de quienes han sido silenciadas por el miedo. Nuestro objetivo primordial es que las mujeres seamos agentes de nuestra propia historia y tengamos medios para configurar nuestras narrativas, ya que el relato de las violencias machistas, paradójicamente, nunca ha tenido como eje a las mujeres ni a sus experiencias, pensamientos, aprendizajes o estrategias de supervivencia”, responden.
A un año de que se realizaran las primeras denuncias, la imagen global de los abusos en el medio es “grave”, aseguran.