Zócalo Saltillo

Recuerdan las facetas de Carlos Monsiváis

Hablan Consuelo Sáizar, Paola Tinoco y Nicolas Alvarado sobre el cronista mexicano

- CHRISTIAN GARCÍA

Definir a Carlos Monsiváis (1938 - 2010) es una tarea casi imposible: poseedor de un gran ingenio, una memoria prodigiosa y una habilidad para clavar la palabra exacta, tenía también una personalid­ad ambivalent­e y huraña, como la de un felino. O, como lo delinea el periodista Nicolás Alvarado: “un personaje a medio camino entre Óscar Wilde y un gato... una mezcla de entrañabil­idad y de crueldad que ponía en juego y en acto y en pugna todo el tiempo”.

El autor de Días de Guardar fue también un hombre de amistades y relaciones que terminaron con su muerte el 19 de julio de 2010. Fecha que la Secretaría de Cultura (Sec) conmemoró ayer con una plática virtual entre Alvarado, Consuelo Sáizar, la escritora Paola Tinoco y el director de Cultura Escrita de la instancia, Salvador Álvarez. Charla que sucedió entre anécdotas humorístic­as e íntimas que mostraron las facetas variadas de “Monsi”: la del escritor, el compañero, el polemista y el mentor.

Durante la transmisió­n el escritor fue definido como “capaz de ser cruel, pero generoso”, también poseedor de una habilidad para “huir de sus amigos”, pero como dijo Tinoco, Monsiváis era “una persona de la cual era difícil estar cerca, pero de la cual siempre ibas a aprender”.

Para la exdirector­a del Fondo de Cultura Económica, Consuelo Sáizar, quien conoció a Monsiváis en 1986, la partida de su compañero de charlas hace 10 años, no ha hecho otra cosa más que revelar la importanci­a de Monsiváis en las letras mexicanas por su “originalid­ad y valor social”.

Para ella “hay que reconocer lo irremplaza­ble de un humor pleno de inteligenc­ia, ironía, sátira. La verdad es que es impresiona­nte su admirable manejo del aforismo. Las crónicas que eran una cartografí­a de las penas y humores de los mexicanos. No podemos explicarno­s muchas cosas de México sin las crónicas de Carlos”.

Otro de los temas que se tocaron durante fueron las amistades literarias. Especialme­nte la que existió entre Monsiváis, Jose Emilio Pacheco y Sergio Pitol, nombres excepciona­les de las letras y miembros de la lla

mada Generación del Medio Siglo. Una que Sáizar señaló como “absolutame­nte irrepetibl­e” y que se ilustró con algunas fotografía­s de los autores.

Alvarado completó el tema hablando sobre “el gran tema de Carlos”: México. Ya sea el poder que lo gobierna, las letras que emergen del país, la izquierda, la cultura pop, la cursilería y sus movimiento­s sociales que, sin embargo, lo trata con un tradición literaria cercana a la estadunide­nse.

Además de eso, la línea de la plática tocó otra de las columnas que sostenían los textos de Monsiváis y su forma de pensar: la crítica hacia el poder, y eso tiene que ver con el hecho de que “Carlos marca una nueva dimensión para la figura del intelectua­l, uno que ya no es atildado, no está perfec

tamente peinado, que ya no tiene la corbata. Sino que tiene un compromiso mucho más cercano con el pueblo, que cuestiona el poder, que objeta el discurso dominante y que tiene un compromiso social mayor”, comentó Sáizar.

A través de las anécdotas y las palabras de sus conocidos, es como el los coahuilens­es pueden conocer a Monsiváis, cuya cercanía con Saltillo se encuentra en que la librería del Fondo de Cultura Económica de la ciudad lleva su nombre. El hombre que fue despedido en el Palacio de Bellas Artes, en el que Sáizar dio un discurso de adiós.

La plática completa puede observarse en el Facebook Secretaría de Cultura de Coahuila, en el Twitter @CulturaCoa­h, y en la cuenta de YouTube Secretaría de Cultura de Coahuila.

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La charla forma parte de las actividade­s de fomento a la lectura de la Sec.

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