Zócalo Saltillo

¡La mentira lo alcanzó!

- RICARDO ALEMÁN

Según lo prometió el presidente López Obrador, el 1 de diciembre del 2020, México debía tener un sistema de salud como el de Dinamarca, como el de Canadá o, por lo menos, como el del Reino Unido.

Según las promesas del Mandatario mexicano, el 1 de diciembre del 2020 –es decir hoy–, México también debía tener resuelto el grave problema de la violencia y la insegurida­d en el país.

Sin embargo, nada de lo prometido por López Obrador es realidad, y en cambio, el sistema de salud vive su peor momento y es una verdadera fábrica de muertos, con más de 300 mil vidas perdidas.

Por si fuera poco, la cifra de muertes violentas es de casi 70 mil, sin contar una cantidad incuantifi­cable de desapareci­dos y crímenes no reportados de manera oficial; la cifra más grande de vidas perdidas, luego de la gesta revolucion­aria.

Sin embargo, y a pesar de las flagrantes mentiras que alcanzaron al mitómano presidente Obrador, ayer el Mandatario se aventó la puntada de prometer que en el primer trimestre del 2021 – es decir, el 1 de abril próximo-, su Gobierno habrá conseguido revertir la crisis económica.

En pocas palabras, AMLO exhibe en cadena nacional un nuevo engaño; una grosera patraña “engañabobo­s”. Por eso las preguntas obligadas. ¿Frente a qué estamos, con un Presidente incapaz de contener su mitomanía patológica? ¿No existe en México una institució­n capaz de exigir que pare la mitomanía presidenci­al?

Lo cierto es que todos saben que en México la mentira tiene permiso. Pero también todos saben que el mentiroso tiene nombre. Y el nombre del mayor mentiroso en México es Andrés Manuel, quien despacha como Presidente de los mexicanos.

Un Presidente que miente todos los días, a toda hora y cuyas mentiras ya son parte del paisaje cotidiano del poder en México. Un poder en manos de mitómanos sin freno, de profesiona­les del engaño y la mentira, de políticos, que minuto a minuto, parecen competir por la mayor mentira del día, para congraciar­se con su patrón.

Pero el problema es mayor cuando nos percatamos que en México –igual que en todo el mundo–, “la mentira oficial” es parte de las políticas públicas; un problema generaliza­do entre populistas y dictadores. El problema es mayor cuando descubrimo­s, sin embargo, que buena parte de la sociedad mexicana –el segmento conocido como la legión de idiotas–, gusta del engaño de los políticos.

Así, por ejemplo, en un clásico de Fernando Savater, Los Diez Mandamient­os del siglo 21, el autor explica: “nos quejamos de que los políticos mienten, pero en forma inconscien­te les pedimos que lo hagan (que mientan). Nunca votaríamos si (los políticos) dijeran la verdad tal cual es… de modo que aquí hay una especie de paradoja; por un lado no queremos ser engañados por los políticos, pero a la vez exigimos que lo hagan (que mientan)”.

Y es que, a pesar de la mitomanía compulsiva y sin freno del Presidente mexicano, parece que a pocos ciudadanos les importa ser engañados y, en el extremo, son muchos los que parecen disfrutar del engaño presidenci­al.

Y el mejor ejemplo es que el pasado 8 de enero, Obrador prometió, durante la conferenci­a matutina, “que el 1 de diciembre de este año va a estar funcionand­o el sistema de salud pública con normalidad, con servicio de calidad, atención médica y medicament­os gratuitos.

“Va a estar funcionand­o, ese es el propósito, como los servicios de salud que hay en otras partes del mundo, como en Dinamarca, así aspiramos, como en Canadá, como en el Reino Unido”.

Eso prometió el mentiroso Presidente. Pero el problema está en el otro extremo. ¿Cuántos mexicanos creyeron tal mentira? Hoy se cumplió el plazo y, en efecto, todo fue una mentira más de AMLO.

Pero también en enero, en entrevista con el periodista Jorge Ramos, el Presidente mexicano dijo que el 1 de diciembre su Gobierno superaría la grave crisis de violencia e insegurida­d.

Al momento de la entrevista –a un año del gobierno de AMLO–, los muertos por la violencia eran 35 mil. Un año después, al 1 de diciembre del 2020, los muertos violentos, sin contar con miles de desapareci­dos, son 70 mil. Es decir, nada cambió.

Lo cierto es que al hacer un recuento de la gestión de AMLO, todos los analistas serios concluyen que se trata de un desastre y que la mentira, implacable, alcanzó a López Obrador.

Sí, la mentira alcanzó al Presidente, pero todo indica que aún no desata el enojo colectivo.

¿Hasta cuando alguna institució­n del Estado someterá a la ley al criminal de Estado llamado López Obrador.

Al tiempo.

Los analistas coinciden con 2 años que la gestión de AMLO es un desastre

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