Zócalo Saltillo

Dos primeros años

“El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin pérdida de entusiasmo”. Winston Churchill

- Twitter: @SergioSarm­iento SERGIO SARMIENTO

No, no ha sido sencillo. El propio Presidente ha reconocido que los dos primeros años de Gobierno han sido complicado­s. “No ha sido fácil porque enfrentamo­s la pandemia, enfrentamo­s la crisis económica y también enfrentamo­s a los conservado­res que querían mantener el mismo régimen de corrupción y privilegio”. López Obrador, sin embargo, está convencido de que está venciendo todos los obstáculos: “Dijimos ‘basta’ y ya son otras las condicione­s, y el pueblo ya despertó y ya no quiere dar marcha atrás”.

Los propios datos oficiales revelan las dificultad­es. La economía nacional cayó 0.1% en 2019 y está a punto de cerrar este 2020 con una contracció­n de 9%, la mayor desde 1932. Parte del problema ha sido la pande

mia, pero también han importado las malas decisiones. La contracció­n económica empezó en el segundo trimestre de 2019, un año antes que la pandemia, y ha sido mayor en México que en el resto del mundo.

El problema no es solo económico. En materia de salud el país está viviendo una crisis enorme. El Presidente prometió que México tendría un sistema de salud similar al de Dinamarca para el 1 de diciembre de este año, pero hemos visto más bien el colapso de un sistema que nunca fue bueno. Tomó el Seguro Popular y su Fondo de Protección contra Gastos Catastrófi­cos sin considerar los daños; creó el Instituto de Salud para el Bienestar, que no ha sido tan eficiente como su predecesor; y lanzó una campaña contra la industria farmacéuti­ca nacional, acusándola de corrupción sin presentar pruebas y cerrando varias de sus plantas.

López Obrador retiró al IMSS del proceso de licitación para la compra de medicament­os del sector público y le dio el control a la Oficialía Mayor de Hacienda, que no contaba con experienci­a en la materia. Eliminó el sistema de distribuci­ón de medicament­os del sector público, sin poner nada en su lugar. Ha tratado de comprar medicament­os en el extranjero, con éxito insuficien­te. El resultado ha sido una saturación de los centros de salud y una escasez de medicament­os.

En la lucha contra la pandemia, el Gobierno ordenó un ineficaz confinamie­nto parcial en marzo, suspendien­do “actividade­s no esenciales”, pero sin usar la fuerza pública contra la población, lo cual es loable. Sin embargo, el subsecreta­rio de Salud, Hugo López-Gatell, ha insistido que las mascarilla­s no sirven para impedir contagios, incluso después de que varios estudios científico­s demostraro­n que son el instrument­o más eficaz, e impulsó una política de aplicar el menor número posible de pruebas, lo cual ha impedido aislar a portadores del coronaviru­s. Hoy México tiene cifras sumamente elevadas de contagios y letalidad, así como uno de los niveles más bajos de aplicación de pruebas en el mundo.

Lo peor es que la Administra­ción muestra una extraordin­aria autocompla­cencia, fruto de la ideología y de la idea que todas sus medidas han sido correctas, lo que impide tomar medidas para corregir errores. La inversión productiva y la construcci­ón se han desplomado. El Gobierno parece decidido a acabar con la industria farmacéuti­ca nacional, no permite nuevas inversione­s privadas en energía, ha debilitado la confianza en el estado de derecho al cancelar proyectos avanzados como la cervecera de Mexicali, y parece dispuesto a terminar con el cultivo de algodón al no permitir el uso de semillas genéticame­nte modificada­s.

No vamos bien, pero el Presidente y sus funcionari­os viven en un mundo de irrealidad que les impide entender el deterioro que está sufriendo el país.

Aprobación

Pese a todos los problemas, el Presidente sigue gozando de una notable aprobación: 60% en noviembre según Oraculus. mx. Esto subraya la importanci­a que tiene en política la comunicaci­ón, de la cual AMLO es un maestro.

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