Los incendios en Arteaga
Queridas amigas y amigos, esta semana, con profundo dolor y tristeza los coahuilenses enfrentamos la crítica situación a causa de los incendios forestales registrados en la sierra de Arteaga, que han afectado más de 7 mil hectáreas en mi estado natal y Nuevo León.
En este sentido es oportuno señalar, que los bosques son parte de los servicios ambientales, que como concepto, la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, los define en su Artículo 3 como sinónimo de “beneficios ambientales”, que la sociedad obtiene de los recursos naturales, de modo que –la prestación de los servicios ambientales– está directamente vinculada con los problemas de la organización del manejo forestal.
Cabe mencionar también un artículo del ingeniero agrónomo, Agustín Reyes, en el que hace una excelente síntesis de la historia forestal en nuestro país, refiere que, desde el tiempo prehispánico, Nezahualcóyotl dictó las primeras normas para el aprovechamiento de los bosques, así como la diversidad vegetal, teniéndose registro de uno los jardines botánicos más importantes de la época, por ejemplo.
Posteriormente, ya en el período colonial, da inicio la explotación de los bosques y selvas, principalmente para la construcción y crecimiento urbano de las principales ciudades, siendo la madera uno de los principales elementos edificativos, más adelante ya en la época porfiriana, con las grandes concesiones de minas y desarrollo del ferrocarril, el uso de madera se incrementó de manera espectacular, provocando al mismo tiempo, una devastación forestal alrededor de las principales ciudades.
Sin embargo, en 1917 el presidente Venustiano Carranza, mediante un decreto, creó el primer Parque Nacional, Desierto de los Leones, al suroeste de la Ciudad de México y con Lázaro Cárdenas, surge una política forestal más definida, creándose el Departamento Autónomo Forestal de Caza y Pesca.
Posteriormente en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, había la necesidad de producir celulosa y papel, por lo que se establecieron fábricas que requerían importantes volúmenes de madera para su operación, por lo que se establecieron concesiones de miles de hectáreas forestales para su abastecimiento, en tierras ejidales y comunales principalmente, esta es una época en la que se llevó a cabo un adecuado manejo técnico forestal, se calculaban los volúmenes que se podían extraer, sin afectar la productividad de los bosques, teniendo servicios de inventarios, vigilancia, prevención y combate de incendios, mejoramiento genético, investigación forestal, cuidado de la fauna silvestre, reforestación de áreas perturbadas, e incluso espacios para prácticas de alumnos.
Llegada la década de los 80, se decidió cancelar las concesiones a las fábricas, para poder resarcir el aprovechamiento forestal a sus dueños, no obstante, al desaparecer las concesiones a las fábricas, desaparecieron las Direcciones Técnicas Forestales que manejaban toda la superficie de manera conjunta y se perdió el control y la integralidad del manejo forestal.
Vinieron después las empresas paraestatales y organismos públicos descentralizados y fue en 1986, cuando se legisla en materia forestal y sería hasta el 2001, cuando se crea la nueva Comisión Nacional Forestal (Conafor) como Organismo Público Descentralizado con patrimonio propio, sectorizado en la Semarnat.
Así, a grandes rasgos se observa que el sector forestal ha registrado una errática gestión, inmersa en altibajos, en la que, la actual Administración no ha sido la excepción y pese a las expectativas discursivas del titular del Ejecutivo con la creación del programa Sembrando Vida, el actual Gobierno ha hecho fuertes restricciones presupuestales, castigando severamente al sector, lo que ha significado dar de baja a los trabajadores eventuales y de confianza que operaban los programas forestales de la Conafor, esto es, una reducción del 70% en cada gerencia.
En su momento, señalé que estas medidas traerían consecuencias mucho más costosas que los supuestos ahorros ofrecidos por la 4T; ahora lo que sí tenemos es una declaratoria de Emergencia en el estado de Coahuila, con pérdidas invaluables para el medio ambiente, no omito mencionar que no solo se trata de incendios en Arteaga, sino de un siniestro dentro del Área de Protección de Recursos Naturales-Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego 026 Bajo Río San Juan.
Todo esto es el resultado de la ineptitud, la soberbia, el encono y la irresponsabilidad con la que se han venido manejando los grandes temas de ocupación nacional.