Desaparecer en la nada
La Deutsche Welle (DW) se unió el 16 de julio de 2016 al homenaje rendido por la ciudad de Berlín al diplomático y periodista Gilberto Bosques, llamado “el Schindler” mexicano por salvar, como consul general en Marsella, Francia, “a más de 40 mil perseguidos por los nazis”. El argumento del Yad Vashem para no inscribir su nombre en el “Muro de Honor del Jardín de los Justos” en Jerusalén, es que el funcionario obedeció instrucciones de su Gobierno y por tanto no arriesgó su vida.
Durante la inauguración de la escuela Gilberto Bosques, en la capital alemana, en la fecha citada, Patricia Espinosa, quien entonces se desempeñaba como secretaria de Relaciones Exteriores del Gobierno de Felipe Calderón, refutó la tesis: “Bosques proyectó la grandeza de México en una situación en la que se veían amenazadas millones de personas. Puso su vida en peligro en favor de esa causa y así lo entendió él como mexicano, como diplomático y como parte del Gobierno de México” (DW).
En la ceremonia —dice la nota— se interpretaron obras del compositor austríaco de origen judío Hanns Eisler, “una de las figuras prominentes que obtuvieron protección de México por conducto del enviado especial del presidente Lázaro Cárdenas”. También recibieron la Visa Bosques, el fotógrafo alemán Walter Reuter, quien se nacionalizó mexicano y falleció en Cuernavaca en 2005; la escritora Anna Sechers, autora de La Séptima Cruz, radicada en nuestro país entre 1941 y 1947; y el periodista checo Egon Erwin Kisch, exiliado en México en los últimos meses del Gobierno del presidente Cárdenas.
Este 26 de marzo, las embajadas de Alemania y Francia entregaron el premio Gilberto Bosques, instituido en 2013, al Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México. De esa alianza de más de 72 organizaciones forman parte cinco de Coahuila: Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Desaparecidos en Piedras Negras, Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos, Grupo VIDA, el Centro de Derechos Humanos Juan Geraldi y el Centro Diocesanos de Derechos Humanos Fray Juan de Larios.
Mientras en Coahuila la Comisión de Derechos Humanos y la pomposa Academia Interamericana de Derechos Humanos se miraban el ombligo, el Juan Fray de Larios denunciaba ante la Corte Penal Internacional al Gobierno de Humberto y Rubén Moreira por las masacres en Allende, Piedras Negras y las desapariciones forzadas prácticamente en todo el territorio. “Nos impresionó profundamente el esfuerzo de los colectivos, en su mayoría asociaciones de madres, hermanas y esposas, en la búsqueda de sus familiares desaparecidos”, dicen Peter Tempel y Jean-Pierre Asvazadourian, embajadores de Alemania y Francia en el texto “Gilberto Bosques: un legado vivo” (Reforma, 27.03.21).
En la misma ceremonia se otorgaron menciones honoríficas a Yésica Sánchez, de Consorcio Oaxaca, y al Obispo Emérito de Saltillo, Raúl Vera. “Ambos con un gran compromiso personal con los derechos de los demás. Ambos han sido atacados y amenazados en el pasado por su labor. Los críticos probablemente preferirían que los defensores de derechos humanos se rindieran, que desaparecieran en la ‘nada’. Pero Gilberto Bosques ya lo sabía: el ser humano no es ‘nada’ nunca y en ninguna parte. Los derechos humanos son universales e indivisibles. Nuestros países, así como México, promueven estos valores a nivel internacional”, advierten los diplomáticos.