Enemigo en casa
¿Los niños y niñas están seguros en sus hogares? Datos de la Procuraduría para los Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) en Coahuila, señalan que seis de cada 10 agresiones reportadas contra menores de edad, ocurren en su casa y por parte de familiares, personas cercanas o conocidas y principalmente de sus propios padres o tutores.
A unos días del 30 de abril la fecha llama a la reflexión. ¿Las políticas públicas generadas desde los tres niveles de Gobierno, son suficientes para garantizar el pleno desarrollo y respeto a los derechos de la niñez?
Yo creo que no. Aunque también hay avances importantes en esta materia y conciencia sobre la prevención de actos violatorios a las garantías de la infancia y omisiones graves, sin embargo, los índices de violencia hacia las y los menores de edad cada vez son más recurrentes, lastimosos como sociedad y normalizados en muchas familias, que evitan denunciar o hacer públicas las agresiones sexuales o atentados contra niños o niñas por sus padrastros, vecinos, abuelos o encargados de la manutención de la casa. Todo queda en el silencio y la secrecía de un hogar.
Según algunos expertos, un menor de edad agredido sexual o sicológicamente, y que es amenazado por su victimario, tarda entre 15 y hasta 20 años en hablar del tema y comenzar a sanar lo que en casa estuvo normalizado y silenciado.
El temor por denunciar puede tener su origen en evadir el qué dirán. O bien, en evitar que quien se encarga de la manutención de la familia, los abandone o agreda a la mamá o a quien está a cargo del “cuidado” de los hijos.
En Coahuila una de las instancias de apoyo es la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia, a cargo de Leticia Sánchez Campos. Un organismo público descentralizado, que tiene el propósito de promover y proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes. La Pronnif se ubica en la carretera Saltillo-Torreón, km 2.5, Col. Satélite Norte, en Saltillo y los teléfonos son: 844 434 0841 y 434 1000.
Prevenir o denunciar agresiones contra menores, es una asignatura pendiente como sociedad. No es una chamba que solo le toque a una instancia o dependencia de Gobierno. Porque cualquiera puede atestiguar o escuchar que un vecino, amigos de nuestros hijos o conocidos, que está enfrentando problemas o se encuentran en riesgo.
No seamos indiferentes. No es normal que un niño o niña reciba golpes, agresiones sexuales o amenazas. Evitemos normalizar la violencia contra cualquier integrante de la familia.