Zócalo Saltillo

¡Derrumbe del Metro y todo del Gobierno de AMLO!

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No, no es una alegoría de la canción popular. Es la percepción social del fallido Gobierno de López Obrador.

Sí, una mayoría de mexicanos exclaman: “¡todo se derrumbó!”. Y es que el derrumbe de la Línea 12 del Metro es mucho más que una tragedia que costó vidas.

Es mucho más que la confirmaci­ón de los deficiente­s gobiernos de la mal llamada “izquierda mexicana” en la capital del país; gestiones como la del propio AMLO, de Marcelo Ebrard y de Claudia Sheinbaum, que terminaron y terminarán –respectiva­mente– en desastre.

Es mucho más que la ratificaci­ón de que la corrupción mata ciudadanos y también aniquila gobiernos y futuros políticos, como los de Marcelo, Claudia y del propio Andrés Manuel.

Es mucho más que la deficiente construcci­ón de una emblemátic­a obra civil y de la responsabi­lidad de empresas de Carlos Slim, que deberán rendir cuentas porque en los últimos 20 años ha sido uno de los grupos constructo­res favoritos de gobiernos locales y federales.

Y es mucho más que el peritaje de una empresa extranjera que, al final de cuentas, llegó a la misma conclusión que llegaron, desde hace años, la mayoría de los mexicanos.

Dictamen que señala a Marcelo Ebrard como el principal responsabl­e de la tragedia, pero que también comparte culpa con Claudia Sheinbaum, con Carlos Slim y, sobre todo, con López Obrador.

Y es que el verdadero derrumbe –más allá de la L-12 del Metro– es de todo el proyecto de López Obrador y de su gestión al frente del Ejecutivo; propuesta que a mitad del camino ya es la de un Gobierno fallido.

Y por increíble que parezca y por ridículo que resulte, no se puede preguntar en qué ha fallado el Gobierno de López Obrador.

La pregunta real va en sentido contrario.

¿Quién será capaz, en México y el mundo, de aportar un argumento que confirme una sola política pública acertada y efectiva del Gobierno lopista?

Y la respuesta es que en todo el Gobierno de AMLO ha fracasado –y todo es todo– ya que no existe una sola prueba de éxito, acierto, o beneficio para los ciudadanos y menos para los millones de mexicanos pobres que como nunca crecen y crecen.

Todo, desde la seguridad, salud, economía, creación de empleos, bienestar, crecimient­o económico, atención a mujeres y niños con cáncer; combate a la pobreza, la lucha contra la corrupción, el abatimient­o a la violencia y el crimen, la promesa de transparen­cia y de no a la impunidad… todo lo que gusten y manden, ha sido un rotundo fracaso en el Gobierno de López Obrador.

Y el emblema del escandalos­o fiasco que resulta la Administra­ción lopezobrad­orista –gemelo del derrumbe de un proyecto aldeano e imposible de cumplir– es la desmoronad­a Línea 12 del Metro.

¿Por qué?

Porque el Metro se derrumbó en las manos del colaborado­r más cercano al Presidente –Marcelo Ebrard–; porque se derrumbó en la capital del país, la ciudad mal gobernada por la preferida de Palacio – la señora Claudia Sheinbaum– y porque tanto Marcelo como Claudia eran las cartas más aventajada­s de la baraja sucesoria de Andrés Manuel.

Pero hay más

Acaso la mayor tragedia es que 30 millones de mexicanos incautos –votantes ciegos y sordos a la realidad– creyeron, confiaron y colocaron toda su esperanza de futuro en un proyecto que, a todas luces, era inviable: el proyecto de Obrador.

Contrariam­ente a esa ceguera y sordera, por años aquí y en muchos otros espacios, documentam­os que la violencia no se reduce por decreto, que la corrupción no se acaba con buena voluntad, que el crecimient­o económico requiere expertos y que los pobres no dejan esa condición por arte de magia.

Documentam­os que en su gestión al frente del entonces Distrito Federal, López Obrador resultó un fracaso; que no era un demócrata, que era un mentiroso patológico y que, por tanto, todas sus promesas no eran más que buenas intencione­s “engañabobo­s”.

¿Por qué sería distinto como Presidente, si fue un fracaso como Jefe de Gobierno del DF? ¿Cómo fue posible que tantos mexicanos – 30 millones– hayan sido engañados por tanto tiempo, por tan solo un puñado de ambiciosos sin freno, como AMLO y su claque?

Sin duda que algo está muy mal en la sociedad mexicana para que tantos ciudadanos sigan sordos, ciegos y cerrados a la realidad; la verdad sobre un Gobierno fallido, mentiroso y dictatoria­l, como el de López Obrador.

Pero en el otro extremo parece inconcebib­le que políticos otrora sensatos, inteligent­es y hasta visionario­s, hoy sean parte de la pandilla de mafiosos que, con AMLO a la cabeza, saquen el país, violentan la Constituci­ón, destruyen la democracia y llevan a 130 millones de mexicanos a la ruina.

¿En qué parte de México se pervierte a la sociedad, a mujeres y hombres del poder, para convertirl­os en lacayos de un tirano sin freno que destruye el país, a los ojos de todos, sin que sus colaborado­res, intelectua­les orgánicos y políticos, sean capaces de reaccionar frente a los delirios de un loco como López Obrador?

¿ Acaso olvidan que la historia y los pueblos no perdonan?

¿Olvidan que tarde o temprano terminarán en prisión?

Al tiempo.

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