El corazón de la pandemia
Para la gran mayoría de las personas en el mundo, el adaptarse a esta nueva normalidad no ha sido nada fácil, pero es impresionante el extremo de cada camino que se toma durante esta odisea llamada pandemia.
Por una parte, vemos a todos aquellos que siguen sin creer en este virus, a pesar de todo lo que se nos muestra diariamente en las noticias, pensando que son inmunes y omitiendo el uso del cubrebocas, olvidando la sana distancia… y cuando no estaba permitido, moralmente por así decirlo, seguían realizando fiestas clandestinas, cumpleaños y hasta velorios.
Por otro lado, tenemos a quienes esperaban o esperan la vacuna para sentirse seguros y poder comenzar a salir.
También tenemos a los que ni vacunados se animan a vivir en esta “nueva normalidad”, por el miedo a que no existe una seguridad total por parte de los laboratorios, pues 99% de eficacia, ellos lo ven como 1% de riesgo.
La realidad es que somos los mismos, todos estamos pasando por lo mismo; desde aquel mes de marzo del 2020, nos enfrentamos a una terrible realidad y solo alcanzamos a ver el pedacito de nuestro alrededor. A algunos nos fue mejor que a otros, desde los afortunados que no han perdido a nadie, hasta los que han perdido a todos.
Si tenemos un trabajo seguro que garantizaba la quincena puntualmente, no queríamos regresar a trabajar porque teníamos miedo; mientras que los que trabajan por un salario diario e incierto, no es que no tuvieran miedo, sino que tenían que encontrar la manera de llevar el sustento a sus familias.… desde mi punto de vista, vivimos en un mundo con muchas carencias.
Hace falta pensar más en los demás, ponernos en los zapatos de los otros, contribuir a tener una mejor sociedad y esta pandemia es el momento perfecto para hacerlo. No importa tu religión, tu estado civil, tu edad, tu preferencia sexual, tu grado académico, todos tenemos a nuestro alcance la posibilidad de hacer algo. Empecemos educando mejor a nuestras niñas y niños, a los jóvenes, para que (Dios no lo quiera), si volvemos a enfrentar alguna situación como esta, actuemos, sí, con la razón, pero más con el corazón.