Expropia Pirateca libros para todos los lectores
Divide opiniones el trabajo digital de un colectivo que escanea obras para liberarlas
En el sitio web de la Pirateca se encuentran más de 100 libros disponibles para su descarga digital y gratuita. Eso hacen ellos, compartir libros digitales de forma gratuita a través de internet.
Esos libros son documentos que ellos y ellas mismas escanean y distribuyen, libros de autores y editoriales en español, a veces con su permiso y otras veces de forma ilegal, según la ley de derechos de autor vigente en el país.
Biografías, libros de ciencias sociales, poesía, narrativa y otros géneros están disponibles para su descarga las 24 horas de manera gratuita en esta plataforma que, asegura, realizan una labor de promoción a la lectura de manera distinta.
“Los libros no se roban, se expropian” es su consigna, una que se opone al sistema en el que funciona la industria editorial.
Esta postura es controversial y ha molestado a varios miembros del sector editorial mexicano que, según cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, facturó 9 mil 877 millones de pesos en 2020, el año que inició la pandemia de Covid.
Varios autores en redes sociales se han manifestado fuertemente en contra de la piratería de sus libros, argumentando que son ellos y ellas los más afectados en esta distribución libre.
La escritora mexicana Fernanda Melchor, por ejemplo, desató toda una polémica al respecto con un tuit que decía:
“Si quieren verse generosos regalen las nalgas, culeros, no mi novela en PDF”.
Una labor anónima
Quiénes están detrás de la Pirateca es todo un misterio, pues sus coordinadores han tomado muchas medidas para ocultar sus identidades, temiendo represalias por parte de las grandes casas editoriales que, cuentan, les han seguido la pista en los últimos meses con amenazas de denuncias formales, así como las críticas de los defensores de los derechos de autor que constantemente les atacan en redes sociales. Pese a ello deciden contestar nuestras interrogantes, a través de Twitter y otras plataformas.
“Nos gusta pensar que Pirateca no tiene un nacimiento, que siempre ha existido en nuestros cuerpos y nuestros afectos... creemos que Pirateca no es ni el sitio web ni el acervo en pdfs que ahí se encuentra. Pirateca es más bien una
idea, una forma de ejercer la escritura, la lectura, el conocimiento, los afectos, el amor y la creación. Pirateca es solo un pequeño punto en el micelio conformado por quienes intentamos forjar otras formas-de-vida, otras formas de hacer conocimiento, de escribir, de leer, de amar, de existir”, contestaron.
Al final del día, dicen, el motor de su labor está cimentado en el amor por compartir y construir comunidades entorno a los libros, la palabra.
Los libros que eligen subir no corresponden a una selección específica o a una curaduría, en el sentido estricto de la palabra. Estos son los libros que mueven a quienes conforman la Pirateca y sus círculos cercanos. Le llaman una curaduría de la amistad.
“Todo conocimiento y cultura se construyen siempre desde lo pensado y materializado por otrxs, jamás es un acto individual. El conocimiento de un individuo es siempre la acumulación de saberes de muchos otros individuos. No existe otra forma de adquirir y generar conocimiento si no es desde el contacto y el intercambio con otro ser humano o no-humano: el conocimiento siempre es una experiencia común, tanto como el mundo entero y el lenguaje lo son... El conocimiento siempre se ha gestado en conjunto, no existe otra forma de conocer”, explican.
A favor y en contra
En Impronta, librería y sello editorial tapatío, hay una alcancía de un libro rosa tapado con un pañuelo imitando a un ladrón. Carlos Armenta, uno de sus editores, dijo que ellos, desde su proyecto, apoyan activamente este tipo de iniciativas.
“Vemos en ellos un trabajo de activismo, particularmente en la Pirateca, fundamentado en la desobediencia civil: el acto de desacatar y quebrar una ley vigente no para el beneficio propio o personal, sino para señalar que esa ley que se transgrede es injusta”, explicó.
Para Armenta este tipo de trabajos es necesario debido a las restricciones que los derechos de autor y la propiedad intelectual generan en la libre distribución del conocimiento.
“Esto no significa gratuidad y trabajo impago, sencillamente medios a partir de los cuales se distribuya libremente el saber sobre todo en un marco como México, donde los derechos de autor post-mortem duran 100 años, por ejemplo, el país donde más duran en todo el mundo y las restricciones que se van poniendo para que el material no se distribuya bajo ningún medio”.
Según su entendimiento, el activismo que hace la Pirateca se manifiesta contra las leyes que perpetúan únicamente el beneficio de los corporativos de los derechos de explotación.
Sin embargo, Diego Echeverría Cepeda, miembro del consejo directivo de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Caniem, se dijo en desacuerdo con estas iniciativas.
“Esto está penado por la ley y es gravísimo porque causa un daño irreparable a los editores, a veces la gente no se da cuenta que al que más afecta con estas prácticas es al autor, los que se sientan horas y horas a escribir y dejan de recibir sus regalías con estas copias apócrifas o ilegales, uno siempre piensa que el afectado es la empresa editorial que está en una gran oficina, pero el último afectado es el creador”, explicó.
Echeverría Cepeda es también el director general de Ink It, una empresa que se dedica a la publicación, distribución y administración de libros electrónicos en las principales tiendas alrededor del país.
Dijo que una forma que tienen las editoriales para evitar la piratería es proteger el documento desde su origen.
“Cuando las publicaciones se publican y distribuyen de manera adecuada, la incidencia de la piratería disminuye muchísimo”, apuntó.