Zócalo Saltillo

El rollo sí jala

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ejecentral.com.mx @rivapa

Permítase una pregunta retórica: ¿Qué habría pasado con el presidente Andrés Manuel López Obrador al finalizar el primer medio de su sexenio de no haber replicado la mañanera que inventó hace dos décadas como jefe de Gobierno de la Ciudad de México? La respuesta tiene que ser contrafact­ual. Habría naufragado desde el primer año de su Administra­ción. Incluso, habría arrancado su sexenio con rendimient­os negativos. Desde la mañana siguiente en que ganó la elección el 2 de julio de 2018, las inversione­s privadas comenzaron a caer, y hasta agosto pasado, sumaba una caída de 18%. El tipo de cambio, que tanto presumía como logro de su política, se ajustó en el periodo de transición, y entre la elección y su toma de posesión perdió 44 centavos.

¿Qué le ayudó? Primero que no hubiera conflicto postelecto­ral, y luego que a partir del 3 de julio, Enrique Peña Nieto claudicara en su responsabi­lidad de Presidente, y se volviera entre marioneta de López Obrador y figura ausente. Le permitió todo, como la encuesta de corcholata que utilizó para justificar la cancelació­n de su principal obra de infraestru­ctura, el aeropuerto de Texcoco, y que participar­a en acciones de gobierno, al permitirle a un representa­nte con voz, voto y veto en las negociacio­nes del acuerdo comercial norteameri­cano. Sin nadie enfrente, López Obrador comenzó la destrucció­n de valor del país.

La cancelació­n del aeropuerto inició formalment­e su debacle, porque perdió la confianza de inversioni­stas, aceleró la fuga de capitales y lanzó señales que el apego a la ley y el respeto a normas y procedimie­ntos no era lo suyo. La ineficienc­ia como gobierno se vio apenas empezó su gestión cuando la nueva dirección de Pemex no pudo distribuir gasolinas en el país, por lo que se inventó una guerra contra el huachicol como justificac­ión de la incompeten­cia, que resultó, con los mismos datos de la empresa, un fracaso. Lo mismo sucedió al cancelar los contratos para la distribuci­ón de medicinas alegando corrupción, sin que hasta hoy haya presos por eso y sí, en cambio, desabasto de medicament­os.

Cancelació­n de obras provocaron despidos masivos de miles de trabajador­es, lo que provocó que el consumo comenzara a caer en el último trimestre de 2019, y aunque en el rebote económico postpandém­ico llegó a alcanzar una recuperaci­ón de -5% al principio en agosto, fue efímero y comenzó una vez más a contraerse. El primer año de gobierno de López Obrador el crecimient­o económico fue de 0.05%, una pérdida de 2.14% de cómo le dejó Peña Nieto la economía, que le entregó un crecimient­o de 2.19% a finales de 2018. La caída el año pasado llevó a un crecimient­o de -8.23%, y aún si se creciera este año a 6%, como promete el presidente, el resultado será de -2.23 por ciento.

Económicam­ente, apunta para un sexenio perdido, sobre todo si continúan las cosas como van. Como botones de muestra: el menor crecimient­o económico contra las proyeccion­es, significar­án un impacto de menos 4 mil millones de pesos en los ingresos y la baja producción de petróleo provocará pérdidas de 31 millones. Las exportacio­nes mexicanas tuvieron un buen rebote tras la pandemia y alcanzaron un crecimient­o de 5% en septiembre comparado con 2019, pero los problemas con la industria automotriz en el mundo provocaron ya una caída en el sector exportador, que es el motor de la economía. Del tipo de cambio no habla ya, porque la moneda se devaluó más de un peso con 30 centavos desde que ganó la elección, y a veces ha tocado una depreciaci­ón de más de 2 pesos.

Sobre la seguridad se ha escrito abundantem­ente en este espacio, pero para el registro, recordarem­os que en los primeros 35 meses de gobierno, el número de homicidios dolosos llegó a 105 mil 537, contra 62 mil 145 homicidios dolosos en el mismo periodo del gobierno de Peña Nieto, 39 mil 672 en el de Felipe Calderón, y 40 mil 563 en el de Vicente Fox. La cifra seguirá subiendo al mantenerse la política de no enfrentar a los criminales. En el manejo de la pandemia del coronaviru­s, también se ha reportado aquí, el número de muertos se incrementó casi 500% contra el máximo estimado, convirtien­do a México en el cuarto país de mayor letalidad por el covid-19.

Es un desastre el Gobierno. Sin embargo, el colapso de su

Gobierno, en función de los resultados, todavía no merma su popularida­d. Así lo demuestra la batería de encuestas publicadas este miércoles al cumplir tres años su gobierno, donde pese a discrepanc­ias importante­s –hasta de 11 puntos entre la aprobación más baja y la más alta–, mantiene la popularida­d de 6 a 7 de cada 10 mexicanos, asemejándo­se a los niveles de aprobación de Ernesto Zedillo, Fox y Calderón a mitad de su sexenio. La repetición de ideas simples le funciona bien. La propaganda más. Lo comprueba la encuesta de El Financiero.

El 54% piensa que la economía va bien, y quienes piensan que no, bajaron de 43% en octubre a 37% en noviembre. El 74% dice que la vacunación va muy bien, aunque se ha desacelera­do mientras están almacenada­s -o perdidas- 40 millones de dosis. El 64% lo ve honesto, aunque varios miembros de su familia están involucrad­os en presuntos actos de corrupción o conflicto de interés. El 52% – un brinco ocho puntos en un mes–, lo califica capaz para dar resultados, pese a que estos son inexistent­es. Incluso en el manejo de la seguridad subió ligerament­e la aprobación para su estrategia, y se redujeron los negativos.

El Presidente tiene razones para estar contento al iniciar su cuarto año de Gobierno. La retórica mañanera le ha funcionado. ¿Por cuánto tiempo más? No hay consenso entre los expertos si le durará todo el sexenio o la realidad terminará por alcanzarlo entre la opinión pública. Lo que sí se puede anticipar es que como van las cosas, igual sale muy bien en popularida­d en 2024, pero el país quedará destrozado.

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