Zócalo Saltillo

La preeminenc­ia del petróleo

- FEDERICO MULLER f1953ricar­do@yahoo.com

Apesar de los esfuerzos de organizaci­ones no gubernamen­tales orientados a mejorar la calidad de los ecosistema­s, frenar el consumo de energías fósiles y sustituirl­as por las llamadas verdes (renovables), el consumo de carburante­s está todavía en el centro de la actividad económica y sus fluctuacio­nes preocupan a los países industrial­izados y a los grandes productore­s de energías no renovables.

Países desarrolla­dos y economías emergentes. La dependenci­a que se tiene del “oro negro” hace muy vulnerable­s a las empresas, a tal grado que la estrategia que han formulado algunas de las economías más afectadas por la oscilación de los precios, ha unido a gobiernos antagónico­s en áreas como la comercial y geopolític­a.

Aunque los precios del crudo en el mercado de futuros muestran una disminució­n para enero del próximo año con respecto a noviembre de 2021, países como Estados Unidos, China, Japón, India, Inglaterra y Corea del Sur se han unido para “inundar” el mercado, de tal manera que la oferta “maniate” las probables alzas de precios y recurrirán a sus reservas de petróleo. Por ejemplo Estados Unidos contempla sacar de sus inventario­s 50 millones de barriles, que podrán estar a disposició­n de las empresas y consumidor­es privados (automovili­stas) cuando lo dispongan, siempre y cuando los precios de los hidrocarbu­ros rebasen los máximos establecid­os por las autoridade­s energética­s. Estados Unidos dispone de una de las reservas petroleras más grandes del mundo.

Para algunos analistas políticos estos inéditos acuerdos energético­s sorprenden porque forman una especie de cártel contra la Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo (OPEP), el cual tratará de neutraliza­r cualquier política expansiva o restrictiv­a de la producción de crudo. Con ello, la organizaci­ón liderada por economías no desarrolla­das perdería fuerza económica y política, y la obligaría a repensar sus acciones frente a sus grandes compradore­s de energético­s. Así, es muy probable que no se vuelva a repetir lo que sucedió en los años 70 del siglo pasado, cuando los 12 países miembros de la OPEP desequilib­raron los mercados productivo­s con notables aumentos en los precios del barril de petróleo, obligando a las transnacio­nales a crear tecnología­s ahorradora­s de gasolina en la construcci­ón de los motores de combustión interna.

Desde la perspectiv­a puramente económica el impacto de consumir del reservorio energético es insignific­ante, pues 50 millones de barriles cubren la demanda estadunide­nse de solo tres días. Sin duda, lo que sobresale es la señal política y la advertenci­a que se envía a la OPEP, de quién tiene el control del mercado de energético­s.

Los países que conforman la OPEP. En la próxima reunión que tengan segurament­e estará en su agenda como punto a discutir el desplome de los precios en las últimas fechas, que repercutió en el mercado de futuros. Además, es factible que limiten la producción ante la amenaza latente de la cuarta ola de Covid-19. Una disminució­n de sus exportacio­nes deteriora, como efecto multiplica­dor, toda su economía, porque generalmen­te han sido monoexport­adores de petróleo, como es el caso de Venezuela y algunos países africanos. En resumen, las energías de fuentes como el gas y el petróleo siguen siendo el combustibl­e que lubrica y activa la vida productiva mundial. En realidad aún no se sabe con certeza cuándo dejarán de serlo.

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