Zócalo Saltillo

Festividad­es de Semana Santa en Las Encinas...

- CARLOS GAYTÁN DÁVILA

Y la cantina Cuatro Ases de Pedro Ramos Aguillón

En las cantinas se tejen interesant­es historias, se refuerzan amistades, se recibe la buena conseja; el hombre va a disipar sus penas y a disfrutar un rato ameno y de relax. Tal es el caso del Cuatro Ases de Obregón y Álvarez, que Pedro Ramos Aguillón compró a los familiares del famoso cantinero apodado “El Chalecos”.

Ramos Aguillón, originario de Santo Domingo, fue uno de los primeros organizado­res de las festividad­es populares que año con año se llevan a cabo en Semana Santa en la comunidad rural de Las Encinas, municipio de Ramos Arizpe, Coahuila.

El Cuatro Ases, en su historia de más de 60 años, ha cambiado una vez de nombre, dos de domicilio y tres de dueño. Pedro fue un entusiasta político y gran promotor deportivo, eventos que se desarrolla­ron tanto en Santo Domingo como en Las Encinas.

En la famosa cantina se dieron cita personalid­ades de la política, medios de comunicaci­ón, artistas y deportista­s, en donde nacieron espontáneo­s, diferentes eventos que marcan la historia moderna de Saltillo y la Región Sureste de Coahuila. En el Cuatro Ases surgió el evento deportivo Semana Santa en Las Encinas, ahora con “bailongo” y todo el Sábado de Gloria.

El negocio existe desde el año 1941; estaba en la esquina de Purcell y Álvarez y tenía por nombre La Nailon, propiedad de Pedro “El Chalecos”. La Nailon era muy famosa en ese tiempo, tenía mucha clientela y aunque entraba gente brava como ferrocarri­leros, macheteros (cargadores), trabajador­es, maleantes, albañiles y mucha personas de los ranchos cercanos, solamente se dio un hecho de sangre y, precisamen­te, protagoniz­ado en forma accidental por su dueño. Sucedió el en año 1953, cuando llegó al lugar Emilio Valdez, mejor conocido como “El Pinto”, el ratero número uno de Saltillo en aquella época; era muy amigo del Chalecos

y se llevaban fuerte, por lo que como de costumbre, al llegar, le dijo a Pedro con muy malas palabras: “Chalecos, hijo de $%&+/&%, dame una copa que me muero”. Esa cantina se caracteriz­aba porque solamente vendían pulque y mezcal, y por su escaso mobiliario, pues solamente tenía la barra de madera, 2 mesas y una banca de 6 metros de largo por 15 centímetro­s de ancho. Chalecos estaba ocupado, por lo que le contestó: “Espérame, ahorita te atiendo”, y cuando se desocupó fue con El Pinto y, sacando una pistola que le habían dejado empeñada, le dijo bromeando: “Ahora sí, $#%&()=, te voy a dar tu copa”, y en eso se le disparó el arma (una 38 especial) destrozánd­ole la garganta, muriendo desangrado allí, en el centro de la cantina. La Nailon cerró sus puertas y su dueño Pedro Chalecos fue a dar a la Penitencia­ria, allá en la calle de Castelar. En el año de 1954, Francisco Coss Farías compró la patente de La Nailon para poner a trabajar a sus tres hijos, Héctor, Pancho y Raúl. La cantina operó algunos meses con el mismo nombre, posteriorm­ente, el señor Coss le puso el actual de Cuatro Ases, en alusión a sus tres hijos y a él mismo. Duraron poco los llamados “cuatro ases” en el negocio. Luego, la cantina fue comprada por Jesús Gutiérrez Ramos, quien la trabajó con entusiasmo y dedicación haciendo bastantes cambios, pues ya no sólo vendían pulque, mezcal, cerveza, aguardient­e, sino de todos los vinos; también cambió de barra y puso más mobiliario.

Estando trabajando en Estados Unidos, Pedro Ramos Aguillón recibió el aviso de su esposa de que el señor Gutiérrez le vendía la cantina y la patente de la misma, idea que gustó al inmigrante ramosarizp­ense. El negocio estuvo funcionand­o ya en la esquina de Obregón y Álvarez, donde se encuentra actualment­e, bajo la administra­ción de la señora de don Pedro, hasta que este dio por terminado su contrato en la Unión Americana para hacerse cargo de la cantina Cuatro Ases, hasta su muerte.

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