Zócalo Saltillo

Viven largo viacrucis familias en urgencias

Ojalá fuera yo el que estuviera ahí adentro”.

- MARU VALENCIA

El sol no da tregua y el frío de la noche cala en los huesos; los asientos duros, rotos e incómodos; los baños, inhumanos; los informes, a cuentagota­s; el cansancio, el hambre y el dolor de espalda no son nada comparados con la angustia de tener a un familiar internado en el Hospital.

Si Jesucristo viviera en nuestros tiempos, sin duda, una de las estaciones del Viacrucis incluiría el área de urgencias.

El Hospital General de Saltillo luce lleno, como casi siempre. Niños, adolescent­es, señoras y señores tratan de acomodarse en la sala de espera en lo que alguien sale a dar un reporte de salud del familiar al que están esperando, por el que están haciendo oración ininterrum­pida y que los tiene en ayuno involuntar­io.

Verdadero calvario

Una abuela cuida a su nieto en el colchón instalado al lado de las bancas, pero se niega a hacer una declaració­n: “Mi dolor es tan grande que no me permite hablar”, dice, “llevo días esperando a mi hijo, está en terapia intensiva… yo espero que Dios se apiade de nosotros”.

Afuera, la situación es parecida.

Una familia de cinco, espera bajo la sombra de un árbol a que el doctor salga con buenas noticias, pero de a poco se pierden las esperanzas. También se niegan a hablar.

Un señor se lleva las manos al rostro cada cierto tiempo, quizá implorando en silencio que Dios les conceda el milagro de irse pronto a casa, con su hija recuperada.

Adultos mayores a la espera de hijos y nietos, lamentando la falta de cuidado al conducir, la mala suerte que les tocó, lo mucho que se arriesgan siendo jóvenes.

No quieren entrevista, las palabras se atoran en la garganta, lo único que piden es que ya termine este doloroso viacrucis.

Familiar

 ?? ?? Familiares de pacientes rezan por sus enfermos.
Familiares de pacientes rezan por sus enfermos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico