Capta Irene Solà siglos de una estirpe maldita
Recupera una historia familiar contada por mujeres en su nuevo libro Te Di Ojos y Miraste las Tinieblas
Siglos de recuerdos, maldiciones, encuentros demoniacos, ritos paganos y culpa católica se agolpan en las historias que cuenta la escritora española Irene Solà en su nueva novela.
Tras el éxito de su novela Canto Yo y la Montaña Baila, la escritora española vuelve este año con Te Di Ojos y Miraste las Tinieblas.
El mundo interior, sagrado y profano a la vez de varias generaciones de mujeres en un entorno rural, en una casona – una masía–, es la temática de esta novela, en un lugar remoto, montañoso, llamado Guillerías, transitado por cazadores de lobos, bandoleros, emboscados, carlistas, hechiceras, fantasmas, bestias y demonios.
“Es una historia familiar, pero desde la perspectiva de un montón de mujeres distintas, por lo tanto cuenta una historia familiar que no es objetiva, una historia familiar fragmentaria. Estas mujeres tienen maneras de entender el mundo, el recuerdo, el amor, la maternidad, el tiempo, la vida, el sexo, absolutamente todo, pero distinto, por lo tanto todas cuentan su historia a su manera”, explica la autora.
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El trabajo de Irene se ha destacado por mirar desde la contemporaneidad, con una mirada crítica, una mirada contemporánea y feminista el folclor de su entorno, descubriendo que hay un ADN de quienes hemos sido y de cómo hemos mirado el mundo.
La trama de esta novela, como en una especie de Cien Años de Soledad contemporánea, ocurre en un solo día que contiene siglos de recuerdos.
Bernardeta es una anciana en su lecho de muerte acompañada del resto de las mujeres de su estirpe, hasta Joana, una mujer que para encontrar marido hizo un pacto que inauguró una progenie aparentemente maldita.
Sin embargo, y aunque la autora está de acuerdo conque un escritor escribe con distintos préstamos de cosas que leyó y del entorno que le rodea, dice que se inspiró más en sagas islandesas, en los libros de Juan Rulfo y en Mrs. Dalloway de Virginia Woolf.
“Me interesaba el pacto con el diablo en esta premisa folclórica que aparecen en un montón de culturas muy diversas como en el folclor catalán, tenía claro que la premisa de este pacto sería Joana, esta mujer que en el siglo 16 pide al demonio casarse con un hombre, pero especifica que tiene que ser un hombre entero y que sea heredero, que tenga una casa en trozos de tierra y luego se casa con Berna de Clavell, un hombre a quien le falta un dedo pequeño de un pie y por lo tanto ella puede como romper el trato y conservar el marido la casa y el alma”, dice Solà.
Lo que viene después es que Joana empieza a sospechar que sí hay consecuencias de este pacto y que a toda su familia le va a faltar algo de generación en generación.
En la historia hay mujeres que no sienten dolor o que no tienen memoria o que no tiene lenguaje. Irene dice que construyó a los personajes, todos personajes femeninos, para reflexionar sobre cómo se ha contado sus vidas tanto en la ficción como en la historia.
En vez de vivir aventuras en vez de descubrir mundo, o irse a la guerra, en vez de todas estas actividades que se consideran importantes en los libros de historia, estos personajes se quedan en casa, el lugar al que históricamente se ha relegado a las mujeres.
El foco de la novela es esa casa, el lector nunca sale de ella, se queda ahí donde están aquellas que se quedan, aquellas que esperan, aquellas que se quedan atrás, aquellas que se esconden.