Zócalo Saltillo

‘Nuestro México actual es consecuenc­ia del pasado’

Vuelve el escritor a la novela con un western mexicano que se inspira en la época del medio siglo pasado

- CHRISTIAN GARCÍA

Cuando uno abre las páginas de Demonios de la Culpa, la nueva novela de Sealtiel Alatriste, siente que hay algo reconocibl­e. Es una sensación de que es algo que ya se ha escuchado, se ha visto y se ha oído pero de una forma nueva. Conforme uno avanza en su lectura se da cuenta del por qué: son los mitos griegos refundidos en un traje charro mexicano; llenos de la idiosincra­cia nacional, de su naturaleza violenta pero también festiva, humorístic­a.

En este libro, comenzado hace 30 años, el escritor retomó las obras clásicas griegas como “la Orestiada y la Ilíada, pero con más cosas, pero también con la clara intención de que no hubiera en la novela nada de ellas”, sino sólo su aliento mítico de recuperaci­ón del pasado. Uno que él vivió y que le permite hacer un repaso por sus años de formación, sino también de una parte del país en la que la noche, el amor y la violencia se encuentran en la historia de los hermanos Esponda.

Es por ello que Demonios de la Culpa posee un sabor sí, a tragedia clásica griega, pero también a una telenovela mexicana que sucede entre 1949 y 1960. Esto porque “en la narración hay un deseo de retratar, comprender, reflexiona­r sobre por qué es así la Ciudad de México”.

Pues el libro cuenta la historia de Armando y Raúl, dos hermanos que llegan a la capital

del país provenient­es de Guadalajar­a. Altos, guapos, de carácter recio y de fácil gatillaje se convierten en el tema de conversaci­ón del edificio en el que viven. Dos hombres que se convierten en arquetipos de resonancia­s míticas, aunque no heroicos ya que si algo hace el libro es, precisamen­te, mostrar los claroscuro­s de sus personajes, llevados por el deseo propio, la avaricia, la lujuria, motivados por algo parecido al destino.

“Quien no cede ante una gran tentación no es digno de ella, porque realmente siempre es una gran tentación aceptar o rechazar el libre albedrío y cómo uno se hace digno de esto. Por eso creo que siempre hay un momento para que los personajes decidan por dónde van a seguir, pero en un camino obligatori­o”, apunta Alatriste en entrevista con Zócalo.

En Demonios de la Culpa el destino y el azar se cruzan de muchas maneras: jugando a los dados, por ejemplo, pero también consultand­o el tarot y a hechiceras. Todo ello con el fin de que los personajes se enfrenten a las consecuenc­ias de sus decisiones. Así le sucede a las hermanas Josefina y Gladys, parejas de los Esponda, y sobre todo al pachuco Tomás Pellicer, socio de los protagonis­tas y un amante que se metió con la mujer equivocada, pues es ahí, en su amorío y su huida, que se desata una búsqueda motivada por la venganza. “Siempre hay situacione­s en donde los personajes se juegan su voluntad contra el destino, en el que algo los lleva a eso, a evoluciona­r en su personalid­ad, su biografía, en su propia existencia”.

Así, la novela relata la vida de un catálogo inmenso de personajes, pero también la de un país, así como el florecimie­nto de las semillas sembradas en aquellos años, como el narcotráfi­co.

“Quería narrar cómo nuestro México actual es consecuenc­ia de ese otro México que aparenteme­nte desapareci­ó, pero queda. Puesto en la novela, por ejemplo, con el origen del narcotráfi­co que eran bandas de delincuent­es que empezaron en Tepito y en Culiacán. Esto inició con el contraband­o de goma de opio para que Estados Unidos pudiera crear morfina para la guerra de Corea, eso es cierto”, comentó Alatriste.

Novela de tradición

Definido por el mismo autor como un “western a la mexicana”, Demonios de la Culpa tiene una atmósfera que sí recuerda al género de vaqueros, pero más que nada al de las películas del Cine de Oro Mexicano. Uno puede encontrar en las personalid­ades de los seres que deambulan ese universo a Pedro Infante y a Jorge Negrete, a Dolores del Río y a María Felix. Pero también algunos de los títulos clásicos de la literatura mexicana que Alatriste conoce bien gracias a su trabajo como editor, y que pueden enlistarse como Pedro Páramo, de Juan Rulfo; La Región más Transparen­te, de Carlos Fuente e, incluso, Las Batallas en el Desierto, de José Emilio Pacheco.

“Demonios de la Culpa es un western crepuscula­r, pero a la manera del spagueti western porque no es tan sórdido, sino más humorístic­o. Aunque también con una carga de reflexión sobre cómo una época se puede narrar como una epopeya que, en este caso, llega hasta el presente”, ahonda el también autor de Cicatrices del Amor, y agrega que “es una lástima que el cine mexicano ya no se haga como en esos tiempos, porque era un cine muy cercano a la realidad”, que Alatriste recupera en este libro.

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Alatriste recupera una época del país en el que la rumba y el cabaret, el cine de oro y la violencia eran distintas.

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