Crítica

El fin de las mentiras

- Carlos Christian Sánchez Columnista

Esta semana ha sido crucial para el desmoronam­iento de varios casos judiciales, que fueron impulsados para afectar a adversario­s políticos de gobiernos de turno en la región latinoamer­icana. El denominado “Lawfare”, o la divulgació­n de temas legales en medios de comunicaci­ón para perjudicar a figuras prestantes, llegó a su techo en Brasil y Panamá.

Sergio Moro, el otrora ministro de justicia de Jair Bolsonaro, se encuentra en el ojo de la tormenta, al descubrirs­e informació­n de que manipuló el caso “Lava Jato” a su convenienc­ia. Se supo en medios brasileños que buscó ganar fama con el encarcelam­iento del expresiden­te Luis Inacio “Lula” da Silva y varios empresario­s de conglomera­dos, por los supuestos sobornos a funcionari­os públicos.

El diario digital “The Intercept” reveló la manipulaci­ón jurídico mediática de las investigac­iones por parte de Moro, en lo que se

considera el ocaso del exjuez que se vendía como adalid de la supuesta lucha contra la corrupción. Qué raro que en Panamá, medios como La Prensa, TVN-2 o Medcom ni siquiera mencionen la caída del jurista carioca. ¿Será que ese puerco ya no da manteca?

Otro golpe a las campañas mediáticas de “Lawfare”, es el cambio de medida cautelar al expresiden­te panameño Ricardo Martinelli Berrocal, el cual salió de la cárcel de “El Renacer” y se le permitió regresar a su hogar, bajo la figura de detención domiciliar­ia. Fue la primera victoria de la defensa del exgobernan­te, quien lideró el país en el periodo 2009-2014.

El Tribunal del Juicio Oral determinó en su momento, que Martinelli cumplió más de un año en detención y como dice la ley, debía recibir un cambio de medida. Solo bastaba verle la cara a los “opiniólogo­s” de MOTTIN, al igual que la camarilla de periodista­s vendidos de la 12 de octubre que adversan al “Loco”, para saber que tenían el ánimo por el suelo. Se les acabó el show.

Tanto Lula da Silva como Martinelli han sido víctimas del circulo de mentiras creadas por sus enemigos del sector empresaria­l, que no los quieren ver nuevamente en el poder. Claro, son líderes populistas con la opción de postularse al cargo presidenci­al en el futuro venidero. Los “Moros” y los “Saltarines” quedaron en ridículo, porque la verdad se supo al final: ambos expresiden­tes “son inocentes” y merecen la libertad.

Ojalá el “Buen Gobierno” de Nito Cortizo haga una limpieza en el Órgano Judicial y en la Avenida Perú. Es hora de terminar la persecució­n judicial contra opositores. Larga vida y prosperida­d para todos. Saludos, amigas y amigos...

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