Doña Candela
En lo más caliente
Irse de Azuero a estudiar y vivir en la capital es una decisión muy difícil por el cambio de ambiente y porque la gente es muy diferente. Me vine a estudiar y me encontré con una prima con la que coqueteaba por años. Me enteré que tiene una vida muy emocionante y disoluta acostándose con toda clase de novios muchos con plata y lujos. Nos topamos en una party y el romance fluyó de manera espontánea, así como las ganas que nos teníamos. Ella es blanca y muy femenina, delgada y de cabellos castaños, con un xulito chiquito, pero bien duro y redondito. En cuanto a tetas, pues son grandes y con pezones rosados muy parados.
A punto de explotar
Yo le devolví el favor comiéndome su concha mientras ella seguía pidiéndome con sus movimientos que la penetrara. Al rato de mamar y relamer muy acalorado concentrándome en su clítoris. La puse boca arriba para llenarme los ojos con todo su cuerpo desnudo y le abrí mucho las piernas, la abrí a todo lo que daban sus hermosas y torneadas piernas y se la fui atragantando con mi pene a punto de explotar hinchado de sangre caliente. No tengo idea de cómo una cosa tan larga y gruesa cabe toda en un hoyito tan pequeño y estrecho.
Ternera hambrienta
Nos fuimos a los besos y caricias en mi apartamento porque ella no quiso meter otro hombre en el suyo para que las vecinas no la critiquen. Ella se desvistió entre beso y beso hasta que la pude ver toda desnuda con un bello púbico abundante, pero bien recortado. A esas alturas yo estaba que se me salía solita la leche y mi mejor amigo estaba babeado, pero a ella eso no le importó. Hacia ingentes esfuerzos por no venirme cuando ella se llenó su linda y pequeña boquita con mi bien larga y erecta cosota. La parienta se pegó a mamar como una ternera hambrienta tallándome los músculos con su lengua. Es una imagen que me seguirá por siempre en mis pensamientos.
Entre parientes
Ella comenzó a quejarse muy bajito con cada entrada de mi cosa, la metí y saque a una velocidad alucinante. Pero yo no había visto nada, ella se salió de debajo de mi y se fue sentando sobre mi accionando sus caderas haciéndome entrar y salir muy rápido y de manera rítmica como un baile. Esa hembra tenía el cuidado de parar en el momento que sentía que me iba a venir. Hizo eso hasta la tortura porque yo la quería chorrear toda y no aguantaba más. Su plan se concretó cuando los dos explotamos en un escandaloso orgasmo. Me vine de tal manera que sentí como mis testículos quedaron secos sin una gota de semen. Ella igual siguió cogiéndome porque mi erección no decayó, así que a ella le conté al menos tres orgasmos. De esa manera me di cuenta que entre parientes la cosa es más caliente.