EN SU CARRO
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• El constante aumento de personas positivas por coronavirus en Panamá ha llevado a panameños, que no están diagnisticados con el COVID 19, hacia clínicas privadas en busca de recetas de los medicamentos contra el coronavirus, que están en etapa de experimentación.
Las farmacias en el país están recibiendo a personas sanas, quienes con receta en mano de clínicas y hospitales privados llegan a comprar medicamentos como Azitromicina y la hidroxicloroquina, que están siendo utilizados para las personas detectadas como positivos en el país.
En las recetas, los médicos han ordenado Plaquinol (hidroxicloroquina) de 400 mg, para una persona por un periodo de 30 días, es decir 60 tabletas; en el caso de la azitromicina, están ordenando el consumo de estos por un periodo de 15 días, es decir tomar una cada día.
La mayoría de las recetas no mantienen fechas, por lo que esto podría indicar que los médicos no las colocan para que las personas puedan ir en cualquier momento a comprar más.
El doctor Domingo Moreno, de la Comisión Médica Negociadora Nacional (COMENENAL), manifestó que primero sería algo irresponsable de que existan colegas que estén recetando estos medicamentos, sin que se haya determinado con claridad su efectividad para combatir el COVID-19.
“Yo no sé quién pueda estar haciéndole recetas a los pacientes así, porque eso también es muy irresponsable” acotó el médico, quien reiteró que esto apenas está en fase de investigación, pero que existe una desesperación en la comunidad por buscar una forma de contrarrestar el virus.
De varios impactos de bala asesinaron ayer a un hombre de unos 30 años en una de las veredas calle, en Torrijos Carter, distrito de San Miguelito.
Los moradores solo escucharon los disparos y al salir observaron un vehículo tipo sedán con las puertas abiertas, y dentro estaba el hombre tirado en los asientos.
La víctima, salía de su casa y según las autoridades fueron los mismos acompañantes, entre esos dos mujeres, quienes le realizaron las detonaciones que acabaron con su vida. costado un arma de fuego calibre 22.