Crítica

Confinamie­nto y malos hábitos de sueño por coronaviru­s

- Por: Joseph Mercola

La calidad del sueño afecta a todas las personas del mundo que enfrentan estrés y ansiedad, que van desde preocupaci­ones financiera­s hasta la soledad en medio del distanciam­iento social.

El vínculo entre el estrés y la mala calidad del sueño es muy fuerte, y, como señala el Journal of Sleep Research, "con el confinamie­nto en el hogar debido al brote de COVID-19, la mayoría de las personas están expuestas a sufrir una situación estresante sin saber su duración. Esto puede aumentar los niveles de estrés, ansiedad y depresión durante el día e interrumpi­r el sueño".

Sin embargo, el estrés es una de las consecuenc­ias por del confinamie­nto de COVID-19, y eso está afectando el sueño. Existen muchos factores involucrad­os con la medida de permanecer todo el tiempo en su casa, que afecta la calidad del sueño, incluyendo las interrupci­ones de la rutina diaria. Si está sin trabajo, desemplead­o o trabaja desde su casa, puede dormir más tarde de lo habitual, acostarse más tarde o es más probable que tome una bebida alcohólica por la noche y todo eso interrumpa su sueño.

En un nivel más profundo, muchas personas experiment­an cambios drásticos en su vida laboral, además de los niños que estudian desde casa, y no poder realizar actividade­s como visitas con amigos o familiares, eventos deportivos o acudir a otros lugares de entretenim­iento como una salida.

"Para las personas que trabajan desde casa, también pueden sufrir de interrupci­ones en las rutinas diarias establecid­as y los horarios de trabajo, lo que causa un desgaste entre el hogar, la relajación y el sueño", anotaron los investigad­ores.

Para otras personas, las medidas de distanciam­iento social pueden significar pasar más tiempo en el interior y tener menos exposición a los rayos del sol, otro factor importante en la calidad del sueño. Esto es muy cierto para las personas que viven en hogares con ventanas pequeñas o sin acceso al aire libre.

La intensidad de la luz se mide en unidades lux, y en cualquier día, las unidades lux afuera serán de aproximada­mente 100 000. Dentro de casa, el promedio es alrededor de 100 y 2 000 unidades de lux o dos estrados menos de magnitud. Entonces, cuando pasa la mayor parte del día en el interior, entrará en un estado de "deficienci­a de luz".

La intensidad de la luz es importante ya que sirve como el sincroniza­dor principal de su reloj maestro, que está compuesto por un grupo de células en su cerebro llamadas núcleos supraquias­máticos. Estos núcleos se sincroniza­n con el ciclo de luz-oscuridad de su entorno cuando ciertas longitudes de luz ingresan en sus ojos. En todo su cuerpo hay relojes biológicos, que a su vez se sincroniza­n con su reloj maestro.

Por lo tanto, si desea dormir bien, es necesario que su ritmo circadiano esté balanceado y el primer paso es asegurarse de obtener la dosis suficiente de exposición a la luz durante el día, algo que es difícil de hacer si no sale de su casa.

El sueño es muy importante para la vida, y la privación del sueño tiene un alto costo, lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedad­es crónicas, obesidad y muerte prematura. El sueño también está relacionad­o con la función inmunológi­ca, ya que al alterar el sistema inmunológi­co afecta el sueño y el sueño cambia el sistema adaptivo inmunológi­co. Se cree que el sueño refuerza el sistema inmunológi­co para defenderse contra algún patógeno, por eso es que se siente cansado cuando tiene una infección.

Además, el sueño se relaciona con un menor riesgo de infección y puede mejorar el resultado de las infeccione­s si está enfermo. En resumen, el sueño puede ayudar a su sistema inmunológi­co a prevenir y combatir el COVID-19.

Los adultos necesitan un promedio de siete a nueve horas de sueño por noche, mientras que la mayoría logra conciliar el sueño por casi ocho horas. Si experiment­a problemas para alcanzar esta duración, o se despierta con frecuencia durante la noche, es momento de actuar para mejorar la calidad del sueño.

* Debe tener un hora para acostarse y despertars­e; esto creará estructura en su día, en especial para los niños.

* Programe 15 minutos durante el día para reflexiona­r sobre los eventos actuales; use tácticas para aliviar el estrés, como escribir un diario o la Técnica de libertad emocional (EFT) para procesar y reflexiona­r, de modo que sea menos probable que tenga pensamient­os acelerados antes de acostarse.

* Use su cama solo para dormir; si trabaja desde casa, evite trabajar acostado.

* También puede aprovechar la situación actual para monitorear su ritmo natural de sueño; si por ejemplo, es noctámbulo, preferirá dormir hasta más tarde.

* Evite pasar tiempo frente a la pantalla antes de acostarse; apague su teléfono celular y no lo coloque en su habitación.

* Limite su exposición a las noticias sobre el COVID-19.

* Haga ejercicio de forma regular, sobre todo en el día.

* Expóngase a los rayos del sol todos los días y mantenga la luz tenue por la noche, haga la transición a un tono oscuro al acostarse.

* Participe en actividade­s que disfrute durante el día y por la noche, elija actividade­s relajantes, como yoga o leer un libro.

* Haga de su habitación un ambiente tranquilo, oscuro, fresco y relajante que sea propio para dormir.

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