Cuando una sociedad toca fondo
Desde pequeños nos educan con una serie de enseñanzas y reglas que son transmitidos de padres a hijos, de generación en generación. No existe un manual de procedimiento para ser padres, ni tampoco existen los hijos perfectos.
La información que se transmite es ecléctica, tomamos lo que consideramos es útil de todo lo que nos rodea, y lo difundimos con el fin de influir en la construcción de la personalidad de los individuos con lo que pensamos es correcto o ideal.
Ese dogma que delimitan nuestras conductas, la llamamos principios y valores. Lo que nos permite identificar un estereotipo de ciudadano lo más cercano y perfecto que queremos para vivir en sociedad.La vía inicial es la familia, que se constituye en el primer influencer de todo niño o niña. Es por ello que los padres son los responsables de las actuaciones de sus hijos menores.
Vivir en sociedad no es sencillo, pero hay ciertas reglas de conducta que deben seguirse para no afectar a otras personas. Es por ello, que se crean leyes, que establecen derechos y principios, otras que sancionan al integrante de la sociedad cuando esas reglas son transgredidas.
Lo que nos lleva a entender las conducta ciudadana frente a la Pandemia.
Observamos cada vez a más personas, que insisten en quebrantar las normas establecidas para evitar la propagación del COVID-19, sin ningún tipo de remordimiento. Salir sin mascarillas, no respetar la políticas sanitarias, y el distanciamiento social son ejemplos cotidianos de esos antivalores.
Estas prácticas, representan el inicio de una realidad que enfrentamos, y es que como sociedad estamos tocando fondo.
Esos tesoros generacionales de gran valía que son guía para mujeres y hombres, lo hemos ido perdiendo por el desuso. Permitiendo el surgimiento inmediato de una sociedad indiferente, ausente de empatía y de respeto a los demás.
La pregunta obligada ahora es ¿Esto es lo que queremos?
ABOGADO
Ese dogma que delimitan nuestras conductas, la llamamos principios y valores.