El Siglo

“El Petiso orejudo”, el niño asesino de Argentina

MATÓ A 4 NIÑOS E INTENTÓ MATAR 7 MÁS. A UNA DE SUS VÍCTIMAS LE CLAVÓ UNA TABLA CON CLAVOS EN LA SIEN.

- LEADIMIRO GONZÁLEZ C. LGONZALEZ@ELSIGLO.COM

El 28 de septiembre de 1904, el pequeño Miguel Depaola, de apenas dos años de edad, se encontraba jugando cerca de su casa cuando otro niño de 7 años le dijo que le iba a regalar un caramelo y se lo llevó a un lugar solitario. Allí lo golpeó y lo arrojó sobre un arbusto lleno de espinas. Si no hubiera sido por un policía que pasaba por el lugar , segurament­e hubiera muerto. Un año después, en 1905, ese mismo niño intentó asesinar a su vecina Ana Neri, de 18 meses de nacida. La golpeó en repetidas ocasiones con una piedra en la cabeza hasta que llegó la policía y la salvó. Lo llevaron a la estación de policía, pero como el atacante tenía apenas 8 años, lo liberaron. Su nombre era Cayetano Santos, mejor conocido como “El Petiso orejudo”, considerad­o como el asesino más joven de la historia de la Argentina. Según informes de la época, “El Petiso orejudo” mató a 4 niños e intentó matar a 7 más. Cayetano Santos nació el 31 de octubre de 1896 en Buenos Aires y era hijo de inmigrante­s italianos. Tenía 7 hermanos y un padre que era un alcohólico golpeador. El 4 de diciembre de 1912, cuando tenía 16 años, fue detenido por la policía y desde entonces pasó el resto de su vida tras las rejas hasta que murió en circunstan­cias extrañas en la prisión el 15 de diciembre de 1944.

Su primera víctima

Su primera víctima fue una niña identifica­da como María Rosa Face, de 3 años de edad. “El Petiso” le confesaría años más tarde a la policía que llevó a la niña a un terreno baldío donde intentó estrangula­rla, pero no pudo. Entonces decidió enterrarla viva en una zanja. Los restos de la pequeña María nunca fueron ubicados. Su padre, al notar el comportami­ento poco inusual de su hijo y que molestaba a los vecinos arrojándol­e cascotes e insultándo­los, lo llevó a la policía para que lo encarcelar­an. Quedó detenido, pero fue liberado dos meses después. El 9 de septiembre de 1908 “El Petiso “se llevó a Severino González Caló a una bodega, lo metió en una pileta para caballos y lo tapó con maderas para ahogarlo. Pero el dueño de la bodega se dio cuenta y salvó a Severino.

La maldad de “El Petiso”

Seis meses después agarró al infante Julio Botte, de 22 meses de nacido y le quemó los párpados y los ojos. Ante las salvajadas que estaba cometiendo “El Petiso”, su padre volvió a entregarlo a las autoridade­s el 6 de septiembre de 1908. Esta vez lo enviaron a una centro de menores, donde estuvo tres años. Pero volvió a las calles el 23 de diciembre de 1911. Su segunda víctima fue identifica­da como Arturo Lauro cuyo cadáver fue descubiert­o el 26 de enero de 1912. Ese mismo año trató de matar a Roberto Russo de dos años. Lo llevó a una alfarería, le ató los pies y lo estaba ahorcando cuando fue sorprendid­o por un trabajador. El 3 de diciembre de 1912 cometió uno de sus más macabros homicidios. Le dijo a Gesualdo Giordiano, de 3 años de edad, que le iba a comprar un caramelo y se lo llevó a un lugar abandonado. Cogió una tabla con un clavo de 10 centímetro­s y se lo clavó en la sien. Luego salió y se encontró con el padre de Gesualdo. Cuando este le preguntó si había visto a su hijo,” El Petiso” le dijo descaradam­ente que no y que denunciara la desaparici­ón del niño a la policía. Luego regresó a donde estaba Gesualdo moribundo y lo remató golpeándol­o con una piedra. Al día siguiente fue a la casa de Gesualdo para dar sus condolenci­as a los familiares y se asomó al féretro para ver los efectos que había provocado el clavo en la cabeza de su víctima. El padre de Gesualdo notó algo sospechoso en él y llamó a la policía. Fu detenido . “El Petiso orejudo” confesó todos sus macabros crímenes. En noviembre de 1914 fue internado de forma indefinido y murió el 15 de noviembre de 1944, en circunstan­cias extrañas. Años antes había matado a varias mascotas de los reos echándolos al fuego y los internos, molestos por tanta brutalidad, le dieron una paliza que lo dejó grave en el hospital.

Le decían “Petiso” por su baja estatura y orejudo porque tenía las orejas muy grandes .Tenía 7 hermanos y su padre era un empedernid­o alcohólico.

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