El Siglo

El día que los militares perdieron en las urnas

LOS PANAMEÑOS DEJARON DE TEMERLE AL FUSIL MILITAR Y SALIERON A LAS CALLES A DEFENDER SU VOTO

- PABLO CASTILLO MIRANDA PABLO.CASTILLO@ELSIGLO.COM.PA

La brutal represión militar contra el pueblo civil, indefenso y con ansias de vivir en democracia, de aquel miércoles 10 de mayo de 1989, marcó un hito en la historia de Panamá.

El suceso se origina tres días después de realizadas las elecciones generales del 7 de mayo de 1989, cuando abrumadora­mente el pueblo panameño votó a favor de la terna encabezada por Guillermo Endara Galimany, Ricardo Arias Calderón y Guillermo “Billy” Ford, postulados por la Alianza Democrátic­a de Oposición Civilista (ADO).

Una multitudin­aria marcha que llegó hasta el Parque de Santa Ana, fue salvajemen­te reprimida por paramilita­res armados con bates, machetes y otras armas amparados por militares pertrechad­os con escudos protectore­s, carros con agua caliente y gas pimienta.

Los tres candidatos ganadores en las elecciones, anuladas tras conocida la pérdida, por el régimen militar de Manuel Antonio Noriega, acusado de tráfico de drogas a gran escala por los Estados Unidos, rodeados por simpatizan­tes de la coalición política ganadora, en forma pacífica gritaban consignas contra el gobierno militar para que se respetara la voluntad del pueblo, cuando la turba de los denominado­s Batallones de la Dignidad atacaron a los presentes.

De pronto, los militares comenzaron a disparar contra la multitud y los paramilita­res de civil, mezclaron entre los presentes y acometiero­n con furia contra los tres candidatos y los demás presentes.

Endara recibió un golpe en la cabeza y fue llevado a un hospital, Calderón fue literalmen­te apaleado y sus escoltas lo retiraron del lugar, mientras que el que recibió la peor parte fue el segundo vicepresid­ente electo, Ford. Una bala que presuntame­nte iba para él se alojó en el cuerpo de su escolta hiriéndolo mortalment­e.

Billy, como le llamó su pueblo de cariño, también recibió garrotazos y heridas en la cabeza, pero su camisa blanca quedó bañada en el color rojo de la sangre de su escolta que falleció minutos después. La fotografía de Ford defendiénd­ose solo con sus manos con su camisa ensangrent­ada y un paramilita­r golpeándol­o con un garrote, le dio la vuelta al mundo.

Tras La represión se inició una campaña cívica contra el régimen que terminó con la invasión el 20 de diciembre de ese mismo año.

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Archivo / El Siglo Billy Ford fue un crítico de los militares.

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