El hombre y su contexto

Desde

las alturas de una oficina refrigerada, un grupo de empresarios juega a la política desde un tablero de ajedrez. Mueven sus fichas sin que nadie los mire, hasta el punto de que, con cada movimiento se permiten corregir jugadas; cual niño travieso, al momento de hacer trampa, pensando que la maestra no lo pillará.

Es la solvencia que permite el control económico, la que sostiene el capricho de participar del juego de forma directa, y no a través de la clase política, como tradicionalmente se ha hecho, con acuerdos claramente definidos desde los respectivos roles. El poder político y el poder económico resultaron siempre una formula perfecta.

Si un inversionista quiere entrar al negocio inmobiliario, lo primero que hace es conseguir el financiamiento, luego busca arquitectos e ingenieros para diseñar y edificar; posteriormente contrata a expertos en mercadeo y bienes raíces para la venta, y por último concreta el negocio a través de un banquero que financie los préstamos hipotecarios, para que sea un banco el que maneje la relación a 30 años con el cliente final.

Así de sofisticado es el desarrollo económico, sin embargo, llama la atención como un grupo de empresarios pretendió incursionar en la escena política; no como actores propios; tampoco como articuladores, sino como dueños del negocio.

Sin lugar a duda el poder económico influye mucho en todo lo relacionado al espectro político, es por ello, que llama poderosamente la atención la forma como trataron esta elección.

La clase política está controlada por ‘bichos’, ‘alimañas’ que no tienen problemas en coexistir, el problema es tratar de erradicar las moscas del patio ajeno. Los empresarios pueden climatizar y controlar la plaga en espacios cerrados, pero son los políticos los que pueden convivir con otras especies en los matorrales.

Será lección aprendida. La próxima vez que algún empresario quiera jugar política, como político, tendrá que contratar servicios idóneos, al igual que lo hacen con sus proyectos privados. Gente que sepa jugar, haya jugado y también ganado.

Si un inversionista quiere entrar al negocio inmobiliario, lo primero que hace es conseguir el financiamiento...