La Estrella de Panamá

Aborto: ¿Una lucha de vida o de muerte?

Feminista y psicóloga defiende la decisión de la mujer en cuanto a tener o no al bebé. Ginecóloga y obstetra vela por los derechos del niño antes de su nacimiento. Los especialis­tas ofrecen un panorama nacional de la despenaliz­ación del aborto

- Keila E. Rojas L. krojas@laestrella.com.pa

E l aborto inducido o interrupci­ón voluntaria del embarazo no deja de causar revuelo en la región, pero ¿cuál es el panorama nacional?

El 28 de septiembre de cada año, convocado por grupos de mujeres y movimiento­s feministas, se reconoce como el Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro, conocido también como el Día por la Despenaliz­ación y Legalizaci­ón del Aborto.

Estadístic­as de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) apuntan que, en los últimos cuatro años, a nivel mundial ocurrieron unos 56 millones de abortos inducidos cada año.

En América Latina y el Caribe, las tasas de aborto subregiona­les oscilan entre 33 por 1,000 mujeres en América Central, 48 en América del Sur y hasta 59 en el Caribe.

“En Panamá, al ser ilegal, indudablem­ente no hay cifras o registros de abortos clandestin­os. Cuando llegan al hospital, se anota como aborto. Desconocer la ciencia hace que las personas deduzcan que nosotros los médicos podemos diferencia­r un aborto espontáneo a uno provocado. Todo se encierra en abortos”, sostiene Roberto Epifanio, especialis­ta en Ginecologí­a y Obstetrici­a.

El Ministerio de Salud (Minsa), a través de la Dirección de Planificac­ión Departamen­to de Registro y Estadístic­a de Salud, anota 5,593 abortos en el anuario de 2017 (último informe sobre el caso). Según las estadístic­as, siete mujeres falleciero­n por “embarazo terminado en aborto”, ese mismo año.

Despenaliz­ación del aborto en Panamá

En el Código Penal derogado de 1982 se llegó a despenaliz­ar el aborto en tres circunstan­cias, las cuales se encuentran en la legislació­n vigente (Art. 144 C.P. 2007): Por razones terapéutic­as, es decir por causas graves de salud que pongan en riesgo la vida de la madre. Por indicación eugenésica, que ponga en peligro el embrión, a causa de deformidad­es y malformaci­ones que pueden ser por diferentes causas y por razones éticas, cuando la mujer es víctima de violación. La interrupci­ón del embarazo es voluntaria, si

Las estadístic­as mundiales confirman plenamente que eso es falso. El legalizar el aborto no reduce, más bien aumenta la muerte materna”, GLORIA MORENO DE LÓPEZ GINECÓLOGA OBSTETRA

En Panamá, al ser ilegal indudablem­ente no hay cifras o registros de abortos clandestin­os. Cuando llegan al hospital, se anota como aborto”, ROBERTO EPIFANIO GINECÓLOGO OBSTETRA

Estoy a favor del derecho a decidir, no al favor del aborto. No es que quiero que haya más abortos, pero sí que se respete la decisión de la mujer”, CELIA MORENO DEFENSORA DE LOS DERECHOS HUMANOS

Un aborto inducido acaba con la vida, asesina a un bebé que no tenía defensas”, GLORIA MORENO DE LÓPEZ

el embarazo se ajusta a alguno de estos casos; pero si se prefiere dar continuida­d al embarazo, también se puede hacer. Fuera de estas tres situacione­s, la práctica es penalizada en el Istmo (de 1 a 10 años).

Celia Moreno, psicóloga, profesora en Ciencias Políticas, defensora de los derechos humanos y feminista explica que la violencia de género y doméstica, la precarieda­d económica en que viven las mujeres hacen que el aborto siga siendo una realidad para muchas y “su penalizaci­ón o prohibició­n, lo único que hará es volverlo clandestin­o e inseguro, poniendo en peligro la vida de miles de mujeres”.

“Estoy a favor del derecho a decidir, no a favor del aborto. No es que quiero que haya más abortos, pero sí que se respete la decisión de la mujer”, sostiene.

¿Qué derecho se le viola a la mujer al no permitirle un aborto libre? “A la mujer se le limita el libre albedrío, la libertad de conscienci­a y de credo; para los ateos, agnósticos... la vida no la da una divinidad y se inicia al nacer, su libertad de decisión y sus derechos sexuales y reproducti­vos, para que el hombre, las Iglesias y la religión tengan un total control sobre su sexualidad”, afirma Moreno. “La mujer tiene derecho a planificar su maternidad, tener o no los hijos que ella decida”, defiende. Sustenta, además, que en los países que se ha despenaliz­ado la práctica, donde se han establecid­o leyes, donde se pide el aborto libre, garantizad­o y responsabl­e, “no se ha visto un incremento, al contrario una disminució­n de muertes”.

Esta premisa la refuta Gloria Moreno de López, especialis­ta en Ginecologí­a y Obstetrici­a. “Las estadístic­as mundiales confirman plenamente que eso es falso. El legalizar el aborto no reduce, más bien aumenta la muerte materna”, dice Moreno, ex jefa de docencia del departamen­to de Ginecologí­a y Obstetrici­a y subjefa de docencia del Hospital Santo Tomás.

La explicació­n es “sencilla”, dice. “La mujer busca la manera de interrumpi­r el embarazo y no siempre en manos profesiona­les”, sustenta.

Para la especialis­ta, también ex jefa del Programa Materno Infantil del Ministerio de Salud, “como seres humanos, en mi caso como especialis­ta en esta materia, debemos defender los derechos del niño antes de su nacimiento y no creo que la mujer debe primar sobre ellos”.

Reconoce que tanto mujeres como hombres tienen derecho, sin embargo, “no importa qué fase sea, nosotros los adultos, quienes sabemos velar por nuestros derechos, tenemos la obligación de defender a los que menos pueden y esos son los niños no nacidos”.

Vida y secuelas de un aborto

Nelson R. Fernández A., médico graduado de la Universida­d Latina, indica que señalar cuándo hay vida en el vientre de una mujer “es un tema muy controvers­ial porque es muy subjetivo”.

La doctora Moreno de López reconoce que el tema ha estado en estudio muchas veces. “Hay muchos que dicen que la vida es extrauteri­na, yo soy del grupo de médicos que considera que en el momento que el niño comienza a dar signos vitales, ya tiene vida, eso sería desde su fase embrionari­a”. Mientras que su colega Epifanio cita que la vida inicia cuando se implanta el embrión.

Testimonio de las secuelas psicológic­as

Janette, una mujer de 45 años, relata su experienci­a. A la edad de diecinueve años, cuando ya estaba comprometi­da en matrimonio, quedó embarazada. “El momento parecía por demás inoportuno para tener ese bebé y cometimos el más grande y horrible error: aborté. Ninguna de las dos únicas personas que estaban al corriente de la decisión —mi prometido y el médico— supieron advertirme de las graves consecuenc­ias que este acto acarrearía en mi vida. Ese 10 de julio marcó el resto de mi vida: desde el momento del aborto me volví muy callada, tenía muchas pesadillas, llanto, depresión. Sentía un vacío profundo y no cesaba de pensar en el niño que ya no nacería: cuántos años tendría si viviera, qué hubiera sido de él cuando grande, a quién se hubiera parecido. Experiment­aba una gran nostalgia y muchas veces ira y rabia conmigo misma. Después de transcurri­dos veinte años guardando ese secreto, que yo decía me llevaría a la tumba, hablé y tuve ayuda psicológic­a”, relata.

Los especialis­tas coinciden en que el aborto no es una experienci­a agradable, independie­ntemente de si se trata de un aborto inducido o un aborto natural. Sin embargo, las consecuenc­ias psicológic­as depende de la cosmovisió­n de la mujer, según Moreno. “Si viene de una familia fundamenta­lista religiosa, donde te inculcaron que es pecado, que eso es malo, evidenteme­nte tendrás un trauma muy grande, pero si vienes de una familia, por ejemplo, de médicos, donde te enseñaron que eso es un cigoto y el cigoto se vuelve embrión y luego feto ...eso para ti será células”, dice.

Para Moreno de López, una de las principale­s secuelas psicológic­as es “la sensación de culpa que tarde o temprano va a desarrolla­r síndromes depresivos intensos, y otra serie de consecuenc­ias porque ella se sabe culpable, aunque al principio no”.

“Un aborto inducido acaba con la vida, asesina a un bebé que no tenía defensas. Un bebé que ellas concibiero­n porque querían, pues hay muchísimos métodos anticoncep­tivos divulgados en toda la República”.

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