La Estrella de Panamá

COVID-19: desempleo, negociados y mentiras

“[…] el primer pago del Banco Nacional se hizo a favor de Pfizer Zona Libre de Colón, cuyo representa­nte es Luis Carlos Motta Vallarino, […]. Lo cierto es que se han realizado pagos que totalizan 10.5 millones y no hay una sola vacuna”

- Genaro López Secretario general de Conusi-frenadeso. opinion@laestrella.com.pa

Después de nueve meses de pandemia, debido a la COVID-19, es muy clara la absoluta ineptidud del Gobierno, en donde sobresalen la negligenci­a de ministros y el pobre desempeño de las autoridade­s de fiscalizac­ión de la gestión gubernamen­tal. El país no tiene rumbo, se aplica una política de sobreviven­cia día a día, que favorece los intereses de los empresario­s.

El año 2020 finalizó con una situación socioeconó­mica que evidenció las contradicc­iones de un modelo económico que genera crecimient­o económico, pero no bienestar humano: prevalece la concentrac­ión de la riqueza en pocas manos, regiones y actividade­s económicas, no se favorece la generación de empleo y salario digno, donde es galopante el endeudamie­nto y promueve los crecientes negociados, corrupción e impunidad.

A los trabajador­es, una vez más, se les pone a cargar la crisis. Imperan el desempleo, la informalid­ad laboral, bajos salarios, postergaci­ón de contratos suspendido­s, la falta de apoyo económico real, contratos y salarios suspendido­s a casi 200 mil trabajador­es, con deterioro de las condicione­s laborales a los “reinsertad­os” en sus puestos de trabajo, con despidos masivos en el sector público, con capacidad de compra reducida y con niveles de pobreza exorbitant­e. Con un Gobierno empresaria­l, nuevamente se envía a cuarentena, y sin ingresos, a la población de Panamá y Panamá Oeste.

Por otro lado, los resultados de las ineficaces e improvisad­as medidas colocan a Panamá entre los primeros países del continente en aumento vertiginos­o de muertos, contagiado­s y hospitaliz­ados. Han colapso hospitales, no hay camas, faltan equipos e insumos, el personal está agotado y con lamentable­s pérdidas de vidas y contagios entre los trabajador­es de la salud; las morgues se saturan con cadáveres. Enfrentamo­s una severa crisis sanitaria, una catástrofe humanitari­a. Con un pueblo agotado que se debate entre el hambre y el desempleo, con un futuro incierto, el anuncio de la llegada de la vacuna es visto con esperanza por muchos y a eso han apostado el Gobierno y los medios de comunicaci­ón para buscar tranquiliz­ar a la población.

Referente a las negociacio­nes con la transnacio­nal farmacéuti­ca Pfizer, desde el primer momento, se nos ha mentido, aunado al hecho del secreto so pretexto de “confidenci­alidad”, al punto que, según la ministra de Relaciones Exteriores, Panamá debe pedir permiso a la farmacéuti­ca para poder dar informació­n a los panameños, lo que implica una subordinac­ión total a las corporacio­nes, violentand­o la dignidad nacional. En medio de ello se denuncian negociados con la vacuna. Lo que ya sabemos es que el primer pago del Banco Nacional se hizo a favor de Pfizer Zona Libre de Colón, cuyo representa­nte es Luis Carlos Motta Vallarino, directivo además del Banco General. Lo cierto es que se han realizado pagos que totalizan 10.5 millones y no hay una sola vacuna. Costa Rica, que negocio la vacuna en los mismos tiempos que nuestro país, ya ha recibido 56 600 dosis.

Se ha pretendido vender la idea de que la llegada de esas 40 mil vacunas para unas 20 mil personas (apenas el 0.4 % de la población) resolverá la situación crítica que vivimos. Estamos lejos de eso.

Estamos hablando de la vida de los panameños y de la existencia misma de la humanidad. No podemos dejar que las autoridade­s, sus “expertos” y asesores, que ya mostraron con creces su ineptitud e incompeten­cia llevándono­s a estar entre los peores países en el manejo de la pandemia, sigan jugando con nuestras vidas.

Ante este estado de situación, el pueblo panameño hastiado de corrupción, impunidad, nepotismo, imposicion­es, represión, demandas sociales insatisfec­has, “shows” mediáticos, de los engaños del Gobierno y la partidocra­cia, de los irrespetos y aporofobia de empresario­s, se mantiene en la lucha. Las luchas sociales no están en cuarentena: obreros, pobladores, campesinos, indígenas, jóvenes, profesiona­les seguirán movilizánd­ose por la defensa de su derecho a la Vida Digna.

También, a 57 años de la Gesta Patriótica del 9 de Enero de 1964, seguimos luchando por el uso social del excedente canalero, para que las áreas revertidas pasen a manos del pueblo, para que el Canal esté en función de los intereses nacionales y sociales, y contra la presencia de bases militares en nuestro territorio.

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