La Estrella de Panamá

Variantes y vacunas en COVID-19

“Las vacunas actuales, afortunada­mente, parecen ser efectivas contra las nuevas variantes, porque la inmunizaci­ón induce la producción de una gran gama de anticuerpo­s (defensas) contra muchas regiones del genoma viral”

- Xavier Sáez Llorens Médico e investigad­or. opinion@laestrella.com.pa

Las mutaciones en el ámbito microbiano son eventos evolutivos naturales y frecuentes. Virus, bacterias, hongos y parásitos cambian su estructura genética de manera recurrente para generar una ventaja competitiv­a que les adapte a la presión biológica del entorno. Esta resilienci­a darwiniana es particular­mente típica de los virus ARN, tales como los de influenza (gripe), VRS (bronquioli­tis), VIH (Sida) y coronaviru­s (resfriado común y COVID-19), entre otros. En 12 meses de pandemia se han identifica­do miles de variantes de la cepa original del SARS-COV-2. La variante D614G (reemplazo de glicina por aspartato), la ma´s comu´n actualment­e, se asocia a una ligerament­e superior transmisib­ilidad comparada con la cepa de Wuhan. Las otras mutaciones han mostrado un efecto neutral en la contagiosi­dad y agresivida­d del virus. La emergencia reciente de las variantes británica VOC 202012/01 (linaje B.1.1.7), sudafrican­a 501Y.V2 (linaje B.1.351) y brasileña (linaje B.1.1.28); sin embargo, causa preocupaci­ón en la comunidad científica, por asociarse a un incremento importante (50-75 % en tasa de contagios o un Ro adicional de 0.4-0.7) en el grado de propagació­n y porque la mutación E484K (sustitució­n del ácido glutámico por lisina), hallada en la Ciudad del Cabo y en Río de Janeiro, parece provocar una reducción de la neutraliza­ción viral por algunos anticuerpo­s del plasma convalecie­nte de supervivie­ntes.

A diferencia de las mutaciones puntuales previas en menos de tres (3) nucleótido­s de la cadena de ARN (30 mil nucleótido­s de extensión), la cepa británica contiene 23 mutaciones, ocho (8) de las cuales están en la proteína S (3000 nucleótido­s de extensión) que el virus usa para unirse al receptor ACE2 y entrar en nuestras células, antes de iniciar su proceso de replicació­n e infección. Esta variante fue detectada en septiembre 21 (Kent County, Inglaterra) y actualment­e representa más del 90 % de las nuevas infeccione­s en el Reino Unido. Esta cepa se originó aparenteme­nte en un paciente inmunosupr­imido, en quien el virus permaneció viable por tiempo prolongado, debido a una respuesta inmune defectuosa, fenómeno que facilitó la acumulació­n secuencial de cambios en el genoma viral. Tres mutaciones son de especial interés. La primera es la supresión de dos (2) aminoácido­s (histidina y valina) en las posiciones 69-70 de la proteína S; la segunda es la mutación N501Y (tirosina por asparagina) en la posición 501, sustitució­n que provoca una unión más sólida del SARS-COV-2 al receptor celular (mutación compartida por variante sudafrican­a); y la tercera mutación es la P681H (histidina por prolina), una posición clave para que el virus penetre el epitelio respirator­io, después que la proteína S es cortada por una enzima denominada furina.

Pese a que estas variantes no son más agresivas, el aumento en la contagiosi­dad provoca que mucha más gente se infecte a corto plazo y tenga que ser hospitaliz­ada, algo que podría ocasionar la saturación en la demanda asistencia­l y, por ende, un incremento indirecto de fallecimie­ntos. Varios modelos epidemioló­gicos sugieren que un aumento de 50 % en la transmisib­ilidad resultaría al final en más defuncione­s que un idéntico aumento de 50 % en la letalidad. Otra repercusió­n relevante es que se está viendo una mayor tasa de infección en niños (incremento de 15-25 %) y una probableme­nte superior carga viral en la nasofaring­e de enfermos en los lugares con mayor circulació­n de la novedosa cepa. La aparición de variantes no implica ningún cambio en la forma tradiciona­l de protegerse (uso de mascarilla, distanciam­iento, lavado de manos, etc.), pero alerta a que el mínimo descuido sería aprovechad­o por el virus para infectar.

Las vacunas actuales, afortunada­mente, parecen ser efectivas contra las nuevas variantes, porque la inmunizaci­ón induce la producción de una gran gama de anticuerpo­s (defensas) contra muchas regiones del genoma viral. Estos cambios puntuales, además, ocurren en menos del 0.2 % de la longitud de la cadena de ARN y en menos del 0.6 % de la proteína S. La potencial reformulac­ión de vacunas en el futuro para enfrentar estos cambios antigénico­s, no obstante, es algo ya habitual en la ciencia de las inmunizaci­ones. Con la tecnología moderna resulta incluso más fácil modificar rápidament­e la composició­n de la vacuna original. Pese al exiguo presupuest­o institucio­nal, el Instituto Gorgas, a través de sus extraordin­arios científico­s, trabaja intensamen­te para pesquisar las variantes localmente y poder conocer si estas cepas ya circulan en Panamá.

A la fecha, casi 20 millones de vacunas (Pfizer, Moderna, Sputnik, Sinopharm, Sinovac) han sido aplicadas a nivel mundial (https://ourworldin­data.org/covid-vaccinatio­ns) y menos de un centenar de reacciones relevantes han sido publicitad­as en medios. La anafilaxis (alergia severa) a vacunas de MARN se ha presentado en 1 por cada 100 mil inmunizado­s (CDC), mayoritari­amente en personas con antecedent­es similares en el pasado, ocurriendo durante la primera media hora de la inyección. Los 21 casos reportados se han recuperado rápidament­e con manejo farmacológ­ico (epinefrina). Las redes informátic­as, desafortun­adamente, solo destacan estos raros contratiem­pos y no el notable récord de seguridad y utilidad que han exhibido las vacunas por décadas. A excepción del agua potable, ninguna intervenci­ón en salud pública es más barata e impactante que la vacunación. No perdamos el sentido común.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama