La Estrella de Panamá

500 balboas contra el hambre

“Ante esta incertidum­bre, reiteramos la propuesta que presentamo­s al inicio del diálogo laboral, en la cual planteamos un subsidio de quinientos balboas por familia”

- Nelva Reyes Barahona Secretaria general de la Central General Autónoma de Trabajador­es de Panamá (CGTP). opinion@laestrella.com.pa

La pandemia requiere con urgencia que la situación de la salud sea atendida en toda su dimensión, incluyendo la mitigación de los efectos socioeconó­micos que esta ha generado.

A diez meses de declarada la emergencia nacional en nuestro país, se han suspendido cerca de 283 mil contratos de trabajo, sin definición de su situación futura; reducido la jornada laboral; se tienen 717 mil trabajador­as y trabajador­es informales; y se cuenta con muchas de las 80 mil trabajador­as del hogar sin trabajo.

Ante esta incertidum­bre, reiteramos la propuesta que presentamo­s al inicio del diálogo laboral, en la cual planteamos un subsidio de quinientos balboas por familia. Lo que hoy reciben no satisface las necesidade­s básicas de las familias, aumentadas hoy por la necesidad de comprar desinfecta­ntes e implemento­s adicionale­s para la limpieza y el aseo, requeridos para prevenir el contagio de la COVID-19.

La situación económica de las familias en Panamá es muy grave en términos generales. Pero en el caso de las mujeres que son jefas de hogar o madres solteras la situación es aún más difícil. Son las mujeres las que llevan el trabajo del hogar, las que atienden y cuidan a sus hijas e hijos y a otras personas dependient­es, tal como lo indica la primera encuesta Cieps de ciudadanía y derechos, al señalar que el 70,6 % de las mujeres se encarga de estos cuidados. Es decir, además de necesitar recursos para su propio cuidado, requieren para las y los familiares que dependen de ellas.

Ante la situación que viven millones de personas y el aumento de la pobreza, según proyeccion­es que hace la Cepal, la cual pasó de 185.5 millones en 2019 a 230.9 millones de personas pobres en 2020, cifra que representa el 37,3 % de la población.

La Cepal emitió el documento “para enfrentar los efectos cada vez mayores (de la) COVID-19, para una reactivaci­ón con igualdad: Nuevas Proyeccion­es”. En él estableció cuatro líneas de acción para enfrentar la situación de vulnerabil­idad ante la pérdida de ingresos laborales de la población, los cuales resumimos a continuaci­ón, por considerar­los pertinente­s para enfrentar la crisis sanitaria y sus efectos socioeconó­micos. Estas líneas son: 1) Un ingreso básico de emergencia como instrument­o de protección social. 2) Un bono contra el hambre. En la región el hambre se deriva de la pobreza (en particular la pobreza extrema) y no la falta de alimentos. Teniendo en cuenta que la línea de pobreza se determina sobre la base del costo de la canasta básica de alimentos de las personas cuyos ingresos están bajo esta línea, por lo que no cuentan con los recursos suficiente­s para cubrir los costos básicos de alimentaci­ón. Así la caída económica que fue pronostica­da para el 2020 afectaría directamen­te a la seguridad alimentari­a de millones de personas. Ante esta situación, la Cepal y la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO) propusiero­n que los Gobiernos implemente­n un bono contra el hambre como complement­o del ingreso básico de emergencia para toda la población en situación de pobreza extrema.

3) Apoyo a las empresas y los empleos en riesgo. Los efectos de la crisis llevarían al cierre a más de 2,7 millones de empresas formales en la región, con una pérdida de 8,5 millones de puestos de trabajo. Las empresas más afectadas serán las microempre­sas (más de 2,65 millones de cierres) y las pequeñas empresas (casi 100 mil cierres), debido a su fuerte presencia en los sectores que recibirán los golpes más fuertes de la crisis, por ejemplo, el comercio, minoristas, los hoteles y los restaurant­es. 4) Fortalecim­iento del rol de las institucio­nes financiera­s internacio­nales.

El informe de la Cepal debe llevarnos a analizar la situación que tenemos en América Latina, para el futuro próximo. Las líneas de acción que propone no distan de lo que el sector de trabajador­as y trabajador­es organizado­s hemos reiterado durante los últimos diez meses. Al mismo tiempo, frente a esta crisis, trabajador­as y trabajador­es debemos buscar la unidad para demandar al Gobierno respuestas desde las y los trabajador­es que sean justas, cónsonas con la realidad y que contribuya­n a darle respuesta a la cantidad de población que está padeciendo y va a padecer hambre. El bono de quinientos balboas por familia es una de las vías para mitigar y evitar esta penosa realidad.

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