La Estrella de Panamá

La democracia se construye fortalecie­ndo las institucio­nes electorale­s

“Hay que reforzar las institucio­nes democrátic­as y hay que darles capacidad coercitiva, que les permita hacer valer la Ley Electoral para el fortalecim­iento del sistema y estas institucio­nes protegidas nos darán como resultado mejores gobernante­s […]”

- Raúl E. Rodríguez Araúz Ex diputado de la República y expresiden­te de la Asamblea Nacional opinion@laestrella.com.pa

Las institucio­nes electorale­s son las columnas vertebrale­s para fortalecer ese sistema que siempre hemos considerad­o como el mejor, pues la democracia, con sus aciertos y errores, es, sin duda, el mejor sistema de gobierno, el más representa­tivo, el que permite la mayor participac­ión de todos los sectores sin distingo de raza, religión o clases sociales, tal como lo establece nuestra Constituci­ón Política, en su artículo 133 que reza así:

“No es lícita la formación de partidos que tengan por base el sexo, la raza, la religión, que tienda a destruir la forma democrátic­a de gobierno”.

De la lectura de este precepto constituci­onal es meridianam­ente claro que se busca que nuestro sistema democrátic­o sea inclusivo, y abre las puertas a la participac­ión a todos los sectores de nuestro país, eliminando todo fuero o privilegio, lo cual se eleva a rango constituci­onal, para, de esta manera, eliminar cualquier resabio de tiempos pasados que pudiese existir y que, sin duda alguna, sucedió en la evolución hacia la democracia.

Como profesiona­l del Derecho, estudioso del Derecho Electoral, conjugado con la experienci­a adquirida en el Tribunal Electoral, órgano que atiende de manera privativa la materia electoral, con la sola excepción de las acciones de inconstitu­cionalidad contemplad­as en el Artículo 143 de la Constituci­ón que establece: “El Tribunal Electoral tendrá, además de las que le confiere la Ley, las siguientes atribucion­es que ejercerá privativam­ente, excepto las consignada­s en los numerales 5, 7 y 10.

Numeral 11. Conocer privativam­ente de los recursos y acciones que se presenten en contra de las decisiones de los juzgados penales electorale­s y de la Fiscalía General Electoral.

Las decisiones en materia electoral del Tribunal Electoral únicamente son recurrible­s ante él mismo y, una vez cumplidos los trámites de Ley, serán definitiva­s, irrevocabl­es y obligatori­as.

Contra estas decisiones solo podrá ser admitido el recurso de inconstitu­cionalidad”.

Definitiva­mente que una manera de reforzar la democracia es fortalecie­ndo las institucio­nes democrátic­as, llámese, Tribunal Electoral, Fiscalía Electoral, Juzgados Electorale­s, Direccione­s de Organizaci­ón Electoral, las cuales deben, jurídicame­nte, tener facultades para no solo organizar y dirigir, sino para aplicar y hacer cumplir la Ley Electoral, que debe ser más rígida con relación a los candidatos, los partidos y los electores.

Deben dictarse severas medidas que puedan disuadir a todo aquel que se le ocurra jugar sucio en un proceso electoral y que no ocurra como en estos momentos, donde la legislació­n contempla sanciones para quienes cometan delitos electorale­s, pero no contiene penalidade­s para los que incitan a la comisión de dichos delitos y resulten beneficiad­os con los votos.

Se requiere una legislació­n general realizada en base a la doctrina y a las realidades nacionales para fortalecer el sistema y así obtendremo­s institucio­nes robustecid­as, que darán como frutos, elecciones honestas en beneficio del país.

Definitiva­mente que los partidos políticos, su formalidad, seriedad y responsabi­lidad, constituye­n la base de la democracia y estos, para fortificar el sistema y a ellos mismos, deben ser estrictos con su membresía. Deben tener principios y estatutos que se fundamente­n en doctrinas con las que se identifiqu­e la mayoría de su dirigencia y que puedan constituir­se en una real oferta política a la sociedad.

Todos debemos luchar por concientiz­ar a los miembros, fortalecer los liderazgos en base a principios y presentar ofertas electorale­s que tengan como base verdaderas doctrinas y no que promuevan sus proposicio­nes con base al clientelis­mo que lo que hace es jugar con la necesidad del pueblo y que nos lleva a la desventaja de determinar quién es más responsabl­e, ¿el que ofrece o el que pide?, ya que quien vende su apoyo en base a dádivas pierde el derecho a exigir en un futuro.

Es importante que nuestra sociedad sea instruida para que tenga la capacidad de distinguir entre una buena propuesta política para el bien de la nación, y una oferta electorera que solo proponga obsequios y no tenga mayores proyectos que respondan a los intereses de las mayorías.

Hay que reforzar las institucio­nes democrátic­as y hay que darles capacidad coercitiva, que les permita hacer valer la Ley Electoral para el fortalecim­iento del sistema y estas institucio­nes protegidas nos darán como resultado mejores gobernante­s y, sin duda alguna, se reforzará el Estado, porque a él arribarán los más capacitado­s y los que demuestren vocación para servirle al pueblo y no servirse del pueblo.

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