Cuidemos la platita
“La guillotina de Marat se amellaría, si se llevase la praxis de la justicia como es debido. Mientras tanto, advirtiendo se cuida también la platita”
Hola, mis venerables ancianos. Cada dinero malgastado por nuestras autoridades es un daño terrible a las siguientes generaciones de panameños. Transparencia Internacional tiene marcado a Panamá como uno de los países más señalados por dineros perdidos en corrupción (más de 10 mil millones de dólares en los últimos 20 años), eso es demasiado.
Aquí nadie es responsable ni está obligado a responder por el aumento de nuestra deuda pública, sea esta por trabajos millonarios sin planificación ni consultas o por compras de equipos que entregan solo con papeles y sellos legalizados. Se percibe que, tanto de las obras inconclusas como de la de equipos inexistentes, se han cobrado coimas y sobreprecios a gente malvada que camina por nuestro país más erguida y oronda que el mismo Johnnie Walker.
Es de imaginarse que estas bandas de ladrones hoy paguen a “influencers”, que se han convertido en sabandijas sinvergüenzas y a sueldo que cobardemente actúan como anónimos en redes sociales para atacar y minimizar a cualquier cristiano que se le ocurra advertir a la población de la corrupción galopante.
A Transparencia Internacional debemos ponerle mucho cuidado todos los panameños que podamos y leer sus conclusiones en Internet, debido a que es una organización líder de la sociedad civil, dedicada a la lucha contra la corrupción en todo el mundo, con sede en Berlín, Alemania.
Me puse a investigar provincia por provincia las obras inconclusas que han dejado nuestros Gobiernos de 20 años para acá. La capital panameña, juntamente con sus distritos, a pesar de que es la región más visible del país, cuenta con verdaderas ruinas cubiertas de faragua, bejucos de balsamino, colonias de arrieras y matones de serulaca. Las otras provincias también exhiben sus vigas y pisos cubiertos de limo, monte y con paraderos de murciélagos y colonias de comejenes de tierra.
Pero, el descuido fantasmal del mantenimiento de las infraestructuras que dejaron los gringos en ambas costas de la zona del canal de Panamá es otra aberración que no la hemos metido en los entuertos mesiánicos de 20 años para acá. La guillotina de Marat se amellaría, si se llevase la praxis de la justicia como es debido. Mientras tanto, advirtiendo se cuida también la platita.