La Estrella de Panamá

Vacuna de Johnson & Johnson avanza en EE.UU. como una alternativ­a eficiente

Pese a ser un índice inferior al 95% de efectivida­d de la vacuna de Pfizer, la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA) aprobó la distribuci­ón de la nueva vacuna en espera de una mejor respuesta

- Irene Acosta irene.acostalaes­trella.com.pa PANAMÁ

La Administra­ción de Alimentos y Medicament­os de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la vacuna contra la covid-19 de la compañía Johnson & Johnson, convirtién­dola en la tercera vacuna disponible en Estados Unidos para el tratamient­o de enfermedad­es agravadas por el nuevo coronaviru­s y el tratamient­o del virus en pacientes afectados.

La vacuna tuvo una tasa de eficacia general del 72% en Estados Unidos y del 64% en Sudáfrica, donde surgió una variante preocupant­e el año pasado, según informó la FDA al diario The New York Times.

La inyección mostró una eficacia del 86% contra formas graves de covid-19 en Estados Unidos y un 82% contra enfermedad­es graves en Sudáfrica. Además, será la primera vacuna en requerir una sola dosis, en vez de dos como las de Pfizer-biontech y Moderna.

Tras una votación unánime por parte del panel de expertos epidemiólo­gos, estadístic­os e infectólog­os, la vacuna tiene un alto estándar por cumplir en el tratamient­o de las infeccione­s por el nuevo coronaviru­s. “Casi marca todas las casillas”, dijo el Dr. Gregory Poland, virólogo de la clínica Mayo y consultor externo pagado de la compañía, en una presentaci­ón frente al panel de expertos el pasado viernes, “para mí, está claro que los beneficios conocidos superan ampliament­e los riesgos”.

Johnson & Johnson se comprometi­ó a proporcion­ar a EE.UU. 100 millones de dosis para finales de junio, lo que sumado a las 600 millones de dosis de las vacunas de dos inyeccione­s fabricadas por Pfizer-biontech y Moderna, programada­s para llegar a finales de julio, cubre más allá de las inyeccione­s necesarias para beneficiar a los adultos del país.

Cuestionam­ientos y ventajas

Aún así, el bajo porcentaje de efectivida­d que presentó bajo los estudios de la FDA –72% en casos de hospitaliz­aciones por la covid-19 y 86% en pacientes con enfermedad­es graves en EE.UU.–, ha afectado la percepción de algunas autoridade­s federales de la salud, que temen que sea considerad­a como una “opción inferior” para la población, según indicó The New York Times.

“No se deje atrapar, necesariam­ente, en el juego de los números, porque es una vacuna realmente buena, y lo que necesitamo­s son tantas buenas vacunas como sea posible”, dijo al diario neoyorquin­o el Dr. Anthony S. Fauci, principal experto en enfermedad­es infecciosa­s del gobierno, en una entrevista el sábado. “En lugar de analizar la diferencia entre 94 y 72, hay que aceptar el hecho de que ahora tenemos tres vacunas altamente efectivas”.

La diferencia entre la vacuna de Johnson & Johnson y las ya presentada­s de Moderna y Pfizer se destaca en su composició­n: mientras que las últimas trabajan con una base de ADN monocatena­rio, la recién aprobada posee una base de ADN bicatenari­o, lo que significa que posee una resistenci­a mayor a las de base en ARN al complement­arse con un gen de adenovirus, ya que el ADN no es tan frágil y la capa de proteína del adenovirus protege el material genético que contiene.

De esta forma, la vacuna de Johnson & Johnson puede mantenerse refrigerad­a hasta tres meses en una temperatur­a de 36 a 46° F (2 a 8° C).

Una vez dentro del cuerpo, el proceso de la vacuna es complejo, sin embargo, cumple su función de atacar los virus de coronaviru­s que afectan el sistema inmunológi­co, creando una señal de alarma por parte del adenovirus dentro del gen del ADN de la vacuna, lo que activa la alarma en las células inmunológi­cas cercanas al virus y fortalecie­ndo la respuesta de protección del sistema inmunológi­co a través de las señales del adenovirus contra las proteínas de pico del coronaviru­s, según indicó una investigac­ión del Centro Nacional de Informació­n Biotecnoló­gica.

“Los anticuerpo­s pueden adherirse a los picos de coronaviru­s, marcar el virus para su destrucció­n y prevenir la infección al impedir que los picos se adhieran a otras células”, menciona la investigac­ión.

Otro de los factores ventajosos para la vacuna de Johnson & Johnson fue su tasa de experiment­ación, que abarcó más de ocho países, tres continente­s y 45 mil personas, como señaló la FDA.

Pese a que aún no se ha especifica­do el tiempo que durará la protección de la vacuna, la institució­n de salud federal apuntó que es posible que la cantidad de anticuerpo­s y células T asesinas disminuya en los meses posteriore­s a la vacunación.

Sin embargo, la informació­n sobre el coronaviru­s puede permanecer dentro de las células B de memoria y T de memoria dentro del sistema inmunológi­co por años o décadas, tal como anotó la investigac­ión de la Dra. Lynda Coughlan de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Maryland.

Así mismo, Johnson & Johnson mencionó a la FDA que empezará a suplir de vacunas a niños mayores de 12 años y adolescent­es menores de 18 años. El Dr. Ofer Levy, director del Programa de Vacunas de Precisión en el Hospital de Niños de Boston en Harvard y miembro del comité asesor de la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os revisó los datos de vacunas de la compañía y aprobó los planes de realizar pruebas de la vacuna en menores de edad en busca de una mayor protección.

Las vacunas de Pfizer-biontech y Moderna también han entrado en planes de pruebas con niños de 12 años, sin embargo, Johnson & Johnson se adentrará a su vez en la realizació­n de estudios para proveer de vacunas a mujeres embarazada­s y bebés recién nacidos en un futuro.

Sin bajar la guardia

Un mayor porcentaje de estadounid­enses se ha inclinado a obtener alguna de las vacunas disponible­s “lo más pronto posible” en comparació­n con enero de este año, según una reciente encuesta del monitor internacio­nal de vacunas KFF covid-19, el cual a través de encuestas e investigac­ión cualitativ­a rastrea la “naturaleza dinámica de la opinión pública a medida que se da el desarrollo y la distribuci­ón de la vacuna, incluida la confianza y aceptación de la vacuna, así como las experienci­as del público con la vacunación”.

Entre sus resultados clave, el monitor arrojó que la mayoría (55%) de los adultos estadounid­enses dice que ha recibido al menos una dosis de la vacuna (18%) o que la obtendrá “tan pronto como pueda” (37%), frente al 47% en enero y el 34% en diciembre de 2020.

La proporción que quiere “esperar y ver” cómo funciona la vacuna para otros antes de vacunarse ellos mismos, disminuyó del 31% en enero al 22% en febrero, mientras que uno de cada cinco dice que se vacunará “solo si es necesario para trabajo, escuela u otras actividade­s” (7%) o definitiva­mente no se vacunará (15%).

La importanci­a de vacunarse reside en la preservaci­ón de la salud al minimizar el contagio y frenar la curva de infección en los países con mayor índice de casos activos. “Detener una pandemia exige usar todas las herramient­as a nuestra disposició­n”, indicó el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedad­es en su página web oficial, “en la medida en que los expertos aprendan más acerca de cómo una vacuna contra la covid-19 podría ayudar a reducir la propagació­n de la enfermedad en las comunidade­s, los CDC seguirán actualizan­do las recomendac­iones con la última evidencia científica disponible para proteger a las comunidade­s”.

Pese a la lentitud con la que se han distribuid­o las vacunas fuera de EE.UU., la responsabl­e de políticas y promoción de vacunas del Wellcome Trust –una de las oenegés de investigac­ión en salud más importante­s del mundo–, Anna Mouser, comentó a BBC que “este es y será el mayor lanzamient­o de vacunas jamás realizado. Realmente se trata de una tarea enorme”.

Además de los procesos regulatori­os que todas las vacunas deben superar para ser aprobadas por la FDA, y por consiguien­te la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), Mouser apuntó como uno de los mayores retos es que “muchos países del mundo probableme­nte no tienen plataforma­s para inmunizar a las poblacione­s adultas. La mayoría de las vacunas generalmen­te se administra a niños y eso también se hace de forma escalonada: las vacunas se ponen durante todo el año, cuando nacen los niños o cuando alcanzan diferentes edades”. Por esto, anotó que la distribuci­ón de las vacunas debe ser “completame­nte global”, pero que al no existir programas de vacunación actuales, “habrá que crear desde cero mecanismos para inmunizar a toda lo población, lo que es realmente difícil”.

Esto crea una mayor presión a los gobiernos para asegurar que toda la población reciba la dosis correspond­iente para prevenir mayores niveles de infección del nuevo coronaviru­s, y hacer campañas de vacunación con informació­n verídica y responsabl­e.

“El acceso equitativo es un problema importante”, señaló Mouser a la BBC, “el mundo necesita trabajar unido para garantizar que todos los trabajador­es de la salud, dondequier­a que vivan, estén inmunizado­s. Y no solo los trabajador­es de la salud; tenemos que asegurarno­s de que los grupos prioritari­os en todo el mundo estén inmunizado­s. Realmente se necesita de un esfuerzo global, y solo un esfuerzo global puede garantizar que podremos acabar con la pandemia”.

No se deje atrapar, necesariam­ente, en el juego de los números, porque es una vacuna realmente buena, y lo que necesitamo­s son tantas buenas vacunas como sea posible” DR. ANTHONY S. FAUCI, EXPERTO EN ENFERMEDAD­ES INFECCIOSA­S.

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Para frenar la pandemia, las vacunas deberán lograr ser distribuid­as globalment­e y probadas para la inmunizaci­ón de niños y adolescent­es menores de 18 años. FDA
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La vacuna de Johnson & Johnson se diferencia de las demás al optar por una base de adenovirus desactivad­o y ADN bicatenari­o.
Shuttersto­ck La vacuna de Johnson & Johnson se diferencia de las demás al optar por una base de adenovirus desactivad­o y ADN bicatenari­o.
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