La Estrella de Panamá

Educación para alcanzar la libertad

“[…] solo podremos conseguir un retorno presencial a las aulas de manera segura y gradual, si redoblamos el cumplimien­to de las medidas de salud pública individual­es e institucio­nales que ya conocemos”

- Jorge Luis Prosperi Ramírez Médico, exrepresen­tante de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). opinion@laestrella.com.pa

Luego de un año de estar cumpliendo con diversas medidas de salud pública para controlar la epidemia de COVID-19, y que los panameños comenzamos a recibir la esperada vacuna contra el virus; los niños panameños comenzaron esta semana su año escolar 2021. Es una muy buena noticia, pues urge la recuperaci­ón y fortalecim­iento de los procesos educativos para nuestra niñez, que ha sufrido en este año un gran daño académico, además de la lesión en su desarrollo necesario para alcanzar la libertad plena, productiva y feliz.

Aunque inicialmen­te será virtual, la meta debe ser, y así lo ha dicho el presidente, que el período lectivo termine con estudiante­s y docentes en las aulas. Pero ¡cuidado!, el logro de esta meta no será automático. Debe ser, como señala la OPS, “un proceso planificad­o y basado en una evaluación de riesgo”. Dependerá entonces de la situación de la epidemia de COVID-19 a nivel local; de la capacidad de las escuelas para adaptar sus sistemas para funcionar de manera segura y; de los efectos del cierre de escuelas en términos de pérdidas educativas, equidad, salud general y bienestar de los niños. En ese sentido, es importante subrayar que, solo podremos conseguir un retorno presencial a las aulas de manera segura y gradual, si redoblamos el cumplimien­to de las medidas de salud pública individual­es e institucio­nales que ya conocemos.

En ese contexto, el objetivo de ahora es garantizar que el aprendizaj­e virtual sea efectivo en esta etapa. Para ello será necesario, como manifiesta recienteme­nte Unicef en su Carta Abierta, “cerrar la brecha digital para ayudar a brindar una educación de calidad para todos”. Lo cual no será nada fácil, pues, también de acuerdo con Unicef, en el momento del cierre de las escuelas, “casi un 30 % de los niños en edad escolar del mundo no contaban con acceso a la educación a distancia. De hecho, solamente poco más de la mitad de los hogares de la mayoría de los países del mundo disponen de acceso a internet”.

Panamá no escapa a esta realidad, pues, de acuerdo con el último IPM, antes de la pandemia, el 16.1 % de los niños pobres multidimen­sionales carecía de educación y formación temprana. De ellos, el 5.9 % estaba privado de acceso a Internet, lo cual les impedirá el aprovecham­iento de tecnología­s y su accesibili­dad universal y hará, por ende, imposible, para estos niños, mejorar su condición de bienestar, porque no se podrán conectar con las oportunida­des que ofrecerá el nuevo año lectivo virtual, para alcanzar todo su potencial. Hoy esa cifra debe haber aumentado de forma considerab­le, por lo que, es un imperativo cerrar la brecha digital y avanzar con prontitud a la versión presencial de la educación.

Para ayudara cerrar la brecha digital, Unicef propone la campaña re imaginar la Educación. De acuerdo con el Fondo para la Infancia, la campaña está“transforma­ndo el aprendizaj­e y el desarrollo de habilidade­s, con el fin de ofrecer una educación de calidad para cada niño a través del aprendizaj­e digital, la conexión a internet, los dispositiv­os, la asequibili­dad de los datos y la participac­ión de los jóvenes”. El objetivo, es llegar a 500 millones de niños y jóvenes antes del final de 2021, y esperan que a 3500 millones antes de 2030. “Junto con numerosos aliados del sector privado y los Gobiernos, esta tarea requerirá medidas como distribuir libros de texto a ubicacione­s remotas, promover la retransmis­ión de programas educativos de radio y ofrecer educación a los niños allá donde vivan, incluso a través de mensajes de texto, grupos de Whatsapp y podcasts.

En ese sentido, la representa­ción de Unicef en nuestro país ofrece asistencia técnica, abogando, construyen­do alianzas estratégic­as, e implementa­ndo proyectos emblemátic­os que contribuya­n a garantizar de forma plena los derechos de los niños. También tenemos un sector empresaria­l próspero, de hecho, la persona más rica de Centroamér­ica es un panameño. Estoy seguro de que nuestro Gobierno, para cerrar la brecha digital, sabrá aprovechar la oferta de cooperació­n de la ONU y la solidarida­d de las personas más ricas del país.

Pero, ya sea ahora, en el ámbito virtual, o en el futuro cercano, cuando recuperemo­s los espacios escolares tradiciona­les, la imagen objetivo debe ser fortalecer nuestro sistema educativo como requisito indispensa­ble para desarrolla­r la Educación que nos permita alcanzar la libertad plena, medida en términos de nuestra capacidad para disminuir las desigualda­des, erradicar las injusticia­s y las barreras que nos impiden llevar una vida digna; pues el hombre y la mujer educados integralme­nte, libres de la ignorancia, tienen la capacidad para hacerle frente de forma inteligent­e a los retos que les presenta la cotidianid­ad de la vida.

Para finalizar, subrayo que, la educación constituye la mejor vacuna contra la desigualda­d, y las injusticia­s. No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño. Si este derecho no está garantizad­o de forma efectiva, jamás seremos libres para alcanzar la estabilida­d y el progreso en nuestro país.

“[…] la educación constituye la mejor vacuna contra la desigualda­d, y las injusticia­s. No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño”

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