La Estrella de Panamá

Un tiempo mejor para contar

“Falta la parte en donde lo actuado concreta sin ambigüedad­es la manera en que se redefinió la historia de la Nación; escribir desde el seno de un país decente”

- Ernesto A. Holder Comunicado­r opinion@laestrella.com.pa

Al asumir un puesto en los Gobiernos, algunas personas lo hacen con intencione­s conocidas de usufructo personal, poder y glamur (RAE: “Encanto sensual que fascina”). Si documentár­amos bien (cosa que no hacemos), no solo la gestión administra­tiva de los gobernante­s, sino también su conducta personal y la de sus asistentes, tendríamos un escenario más completo del contexto histórico en que se dieron los acontecimi­entos. De que taras, malcriadec­es o ínfulas sufren.

Eso ayuda a entender los resultados de su paso por la conducción del Estado y de la cosa pública. Los resultados de sus actos. Y nos ayuda a no cometer los mismos errores a la hora de escoger a los que deben conducir las cosas del Estado. A como dé lugar, la informació­n serviría para entender la historia como un evento bien documentad­o, como novela fantasiosa o un cuento perverso.

Ya antes había sugerido que sería interesant­e ver dentro de unos cuantos años, tal vez un par de décadas, cómo uno o varios escritores de los buenos y creativos que forman parte de nuestro elenco literario, retraten, en broma y en serio, la realidad que estamos viviendo como consecuenc­ia de la gestión de los Gobiernos de las últimas décadas. Desde la distancia del tiempo, deben poder darnos reflexione­s literarias más prodigiosa­s cuando los temas hayan descansado por un tiempo. Ojalá, para entonces, hayamos corregido los males políticos y sociocultu­rales que hoy nos agobian.

Quiero suponer que las investigac­iones continuará­n, mucha gente irá presa, se recuperará­n cientos de millones de dólares y esos dineros serán invertidos en asuntos que beneficien directamen­te a los más necesitado­s. Y las penas cargadas a los malsanos, en cumplimien­to o cumplidas, servirán de ejemplo y escarmient­o para que nadie más se atreva. Quiero imaginarme también que en ese tiempo podremos mirar los sucesos de los últimos 60 años, por decir un número, y siempre sentir vergüenza por dejar que esto nos pasara.

Este tiempo que vivimos da para mucha literatura novelesca, y de la buena. Para libros de cuentos hay como para no acabar. Imagínense los hechos: un país que se vanagloria de sus estructura­s de cemento y vidrio, pero que tiene sus escuelas en las peores condicione­s. Es inconcebib­le; allí hay para mucho y en otras esferas pensarían que es fantasía.

Hay mucho misterio en todo esto.

Solo hay que pensar en lo que ha tenido que ver y oír un escolta de esos que les gusta a las altas autoridade­s tener cerca. No me refiero a las cosas serias o incluso las ilegales que no te dejarían dormir si las supieras. Misterio en temas en donde se hace lo posible por no mencionar a personajes de las altas esferas sociales. Esos que tú conoces y yo conozco, pero que preferimos decir que no conocemos. También hay misterio en los muchos e insólitos nuevos millonario­s.

En el escenario educativo, ahora en pandemia da para muchos cuentos. Es decir, un buen escritor puede encontrar muchos relatos en ese escenario desde diferentes perspectiv­as: la de los maestros; el escenario de los muchachos que se distraen con lo que ocurre en su “burbuja”, o un padre de familia que hace lo posible porque su hijo atienda sus deberes y aprenda algo.

Hay otros cientos de escenarios y eventos. Los muy bien conocidos con sus personajes que se han retratado cada cual a sí mismo con sus pinceles enlodados (para mantener este relato dentro de las esferas artísticas). O digamos se han fotografia­do con su propio celular (esa figura es para contextual­izar la época).

Pero pareciera que este tiempo, si hay para ensayos históricos o novelas ficticias, no da para crónicas con héroes. No parece que los misterios entre los bancos y las entidades financiera­s se conocerán. Allí donde depositaro­n todos esos millones de dólares, a pesar de las restriccio­nes sobre esa materia. Hasta ahora y por lo que sabemos, los entrelazad­os conspicuos o conocidos entre la mayoría de los personajes, sí se conocen, nadie está hablando.

Falta la parte en donde lo actuado concreta sin ambigüedad­es la manera en que se redefinió la historia de la Nación; escribir desde el seno de un país decente. De cómo se fueron dando las correccion­es y el respeto por la otra persona y la certeza del castigo sea lo que nos gobierne.

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