Plautilla Nelli, la primera pintora florentina del Renacimiento
El maestro de la plástica panameña Aristides Ureña Ramos ahonda en la vida y obra de la creadora de ‘La última cena’
‘¡Sin lileri no se lalera!’
Yo siempre llegaba tarde a mis clases de anatomía, por lo que el gran portón del salón de anatomía de la Academia de Bellas Artes de Florencia siempre me esperaba cerrado... Ella –mi profesora– abría la puerta y repetía de manera burlona la frase que excusaba mis tardanzas: “vengo de trabajar... ¡sin lileri no se lalera!”, causando en mis compañeros una sonrisa colectiva de simpática acogida.
La edad de mi anciana profesora de anatomía siempre fue un gran misterio, pero en el cuerpo de docentes era la más dotada en la metodología que exige sumergirse en la tarea de los volúmenes y proporciones simétricas del cuerpo humano.
Bajo sus severas indicaciones pude conocer tanto de lo que hoy sostiene mis conocimientos, como son la estructura del lenguaje del cuerpo humano y su evolución dentro de la historia del arte. Fue así como conocí a la primera pintora del Renacimiento, personaje del que hoy –en este espacio–, con mucho gusto, escribiré.
La primera vez que escuché su nombre
“Las sibilas de Miguel Ángel tienen caderas masculinas, y las figuras masculinas de las obras de sor Plautilla Nelli, son femeninas”, así nos explicaba nuestra profesora de anatomía en las clases; lo que me llevó a acercarme a ella para saber más sobre sus afirmaciones. De hecho, el conocido genio del Renacimiento italiano (Miguel Ángel) y autor del Juiciouniversal, pintor de lahistoria de la génesis colocadas en elvaticano, forzó la manera expresiva de sus musculosas sibilas a través de la masculinidad de sus siluetas, sobre todo en las partes pélvicas.
Así también aparece –por primera vez– en mi panorama cognoscitivo: Plautilla Nelli (1524-1588), un personaje que inmediatamente sembró una gran curiosidad en mí y pedí a mi profesora la oportunidad de profundizar en este.
La sorpresa fue inmensa al descubrir que Plautilla Nelli fue la primera pintora mujer del Renacimiento italiano, creadora de una’la última cena’, obra que es considerada entre las más grandes del mundo realizada por una mujer, hazaña desafiante bajo los parámetros compositivos y de la realización pictórica. Acompáñenme a descubrir a este increíble personaje.
Las investigaciones sobre Plautilla Nelli
Dos claras indicaciones recibí de mi profesora de anatomía, que me envió a buscar en Le Vite (1550) de Giorgio Vasari (1511-1574) y en tres obras de Plautilla: ‘Compianto con santos’ (1560), ‘Virgen dolida’ y ‘La última cena’, esta última en precarias condiciones, no expuesta al público en ese entonces. Desde allí inició mi investigación.
Pocas son las noticias sobre las mujeres que se ocuparon del arte en el pasado, ya que para estas estaban prohibidos los trabajos en los talleres de arte. Las mujeres estaban excluidas del estudio de la perspectiva y de la anatomía, aunque sí existieron algunas excepciones.
En el manuscrito Le Vite, primer libro de crítica del arte en el mundo, su autorgiorgio Vasari nos dice algo interesante: “La hija de Paolo Uccello (1397-1475), Antonia –que era carmelita–, sabía dibujar y a su muerte fuedeclarada pintora”, afirmación esta que nos hace presumir la existencia de posibles artistas en periodos anteriores, pero esto queda a juicio de las futuras investigaciones.
En este mismo escrito, Vasari inicia hablando de Plautilla Nelli de la siguiente manera: “Di queste la prima è suor Plautilla, monaca et oggi priora nel monasterio di S. Caterina da Siena”, citándola como la primera pintora florentina; un texto que nos ayuda a comprender que la única posibilidad que tenían las mujeres para realizar arte era dentro de un convento femenino.
Allí, a lo interno de los claustros, tenían la posibilidad de recibir una buena educación, estudiar música y dibujo clásico, literatura y filosofía, y esa fue la estrella que marcó el camino de nuestra Plautilla Nelli.
Entonces, ¿quién era Plautilla Nelli?
Nacida en Florencia, el 29 de enero de 1524. En el Registro Público reposa su verdadero nombre como Polissena; hija de Piero di Luca Nelli, un adinerado mercante de telas. A los 14 años toma votos novicios en el convento de Santa Caterina da Siena in Cafaggio de Florencia (1538). Para algunos, como el Vasari, fue alumna del monje fray Paolino da Pistoia (1490-1547) que tuvo como maestro a fray Bartolomeo (1472-1517) y para otros biógrafos fue completamente autodidacta.
Si bien cabe remarcar la posibilidad de que ella haya estudiado la colección de dibujos de fray Bartolomeo conservada en el convento, aunque si en su estilo pictórico no se alinea a la “bella maniera fiorentina”, queda muy marcada su inclinación a un estilo pictórico tradicional y evocador de los grandes maestros del Renacimiento italiano.
Designada varias veces como priora del convento, demostrando una notable capacidad emprendedora, logró con las ventas de sus pinturas que esto fuera el principal ingreso económico del convento. A tal punto que, en las zonas de Toscana, los monasterios femeninos en el periodo de Savonarola se convirtieron en verdaderos talleres artísticos gracias a su ejemplo. Sus hermanas y alumnas no alcanzaron su fama, pero algunas son dignas de recordar con sus pequeñas contribuciones pictóricas como Prudenzia Cambi, Ágata Traballesi, María Ruggeri y María Angélica Razzi.
Las figuras de las obras de sor Plautilla son femeninas
Giorgio Vasari nos plantea en La Vite que: “Plautilla tenía poca familiaridad con el cuerpo masculino, por lo que sus figuras poseían siempre una elegancia toda femenina”. Sus modelos eran escogidos dentro del convento y eran todas mujeres vestidas a la manera masculina.
Cuando fui al Museo San Marco y me encontré frente a la tela ‘Compianto con santos’ (1560), esa sensación invadió todos mis pensamientos: “¿Eran hombres afeminados?”. Sobre todo al mirar el Cristo depuesto y las imágenes de los santos. Así mismos la constante repetición del perfil figurado en la obra: ‘Virgen dolida’ con la imagen del Cristo, obras que expresaban una sutil belleza nunca vista anteriormente.
Encuentro en dos momentos distintos
Entonces conseguí el permiso especial para ver su maravillosa ‘La última cena’, que se encontraba en un depósito del museo. Fue tal el impacto de esa tela inmensa, que la emoción al observarla el año pasado –por segunda vez, ya restaurada– no se repitió.
Pues el ojo que descubre una maravilla (mis ojos) ya había sido educado por las enseñanzas de mi profesora de anatomía; porque existen alteraciones pensadas por criterios creativos que,a pesar de que no reproducen la realidad, son funcionales para exaltar la fuerza, el vigor, la belleza del lenguaje anatómico y dentro de esta lectura es donde encaja la delicada mano pictórica de sor Plautillanelli. Fue entonces que para mi aprendizaje y crecimiento intelectual, se abrieron nuevas lecturas para captar las expresiones artísticas bajo nuevas fases interpretativas.
El otro lado de mi sombra
Existe una indescifrable ternura bajo la mirada femenina y maternal para expresar la belleza, con la condición de abandonarnos a ella. Son guías existentes en la memoria creativa del lado femenino, desde sor Plautilla y sus alumnas, a Artemisia Lomi Gentileschi (1593-1653) ... y aquella querida profesora de anatomía de la Academia de San Marco de Florencia, que aún resuena en mi memoria para recordarnos que a pesar de llegar tarde y encontrar el portón cerrado, siempre habrá quien te reciba y te haga descubrir las maravillas del pensamiento creativo de todos los seres vivientes de los distintos universos.