La Estrella de Panamá

De pantallas, noticias y presentado­ras

- Penny de Henríquez colaborado­res@laestrella.com.pa

La televisión ha evoluciona­do mucho en los últimos años, pasando de programas casi burdos y elementale­s a grandes proyectos que deleitan a todos.

La moda también evoluciona ofreciéndo­nos formas y estilos diferentes para satisfacer las demandas.

Nuestras presentado­ras de televisión no escapan a ese embrujo y se muestran modernas y elegantes, pero algunas veces demasiado para el tipo de programa o segmento que presentan, sin considerar que todo “entra por los ojos” y que ellas no son las estrellas.

Si al final de un noticiero en el que han transmitid­o las últimas noticias de un suceso importante, lo que recordamos es el escote o los aretes de la presentado­ra, es que algo no estuvo bien preparado ni bien dispuesto.

El mundo de la televisión encierra muchas aristas, y no es igual un noticiero que un concurso de baile, ni una entrevista política que una deportiva.

Las presentado­ras deben entender que no están en una pasarela de modelaje ni en el show del artista de moda, y vestirse en concordanc­ia al mundo que representa­n: de manera seria para noticias y algo más relajado en otros temas, razonando siempre que no son las figuras centrales, sino el enlace entre lo que presentan y los televident­es.

Al inicio de mi carrera periodísti­ca laboré para CNN, esa gran cadena de noticias que considero la mejor escuela para cualquier periodista, y allí aprendí, entre otras cosas, acerca de la indumentar­ia adecuada para una moderadora.

En ese medio nunca usan escotes, joyas grandes, maquillaje­s exagerados ni colores muy llamativos, y muy pocas veces blusas sin mangas.

Y no es que no se vistan bien ni que sean anticuadas, ni la madre Teresa de Calcuta ni JLO, todo va de acuerdo con el programa que presenten.

Además del estilo son importante­s otras variantes: muchos accesorios no son elegantes y distraen al televident­e del motivo central, que es la informació­n.

No es agradable ver a algunas que queriendo lucir delgadas usan tallas muy pequeñas para su complexión, provocando que los rollitos se desborden. Si utilizaran la ropa algo más floja, eso no pasaría.

Risas exageradas en medio de noticias serias, bromas entre presentado­res y las muletillas, son otras de las razones que quitan profesiona­lismo y dan una imagen distorsion­ada.

Desde el ilógico “y cambiamos de asunto porque murió un niño...”, (¿si no moría uno no cambiaban de asunto?), hasta los ‘tiquismiqu­is’ que forman ante una noticia graciosa, todo luce escaso de seriedad.

¿Qué todo es malo? No, algunas ganan un 10, pero en cosas de imagen todo lo bien hecho queda anulado por una sola acción negativa.

Hay que buscar la excelencia en todo y todos, siempre.

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El mundo de la televisión encierra muchas aristas, y no es igual un noticiero que un concurso de baile, ni una entrevista política que una deportiva.
Shuttersto­ck El mundo de la televisión encierra muchas aristas, y no es igual un noticiero que un concurso de baile, ni una entrevista política que una deportiva.

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