Mitchell responde a propietario de Sea Energy Shipping
El abogado y ambientalista Harley Mitchel hizo una serie de observaciones a la réplica que solicitara Gabriel Alonso Fernández, propietario de la empresa Sea Energy Shipping, con relación a una serie de publicaciones de La Estrella de Panamá sobre el derrame de hidrocarburos ocurrido en la isla de Taboga, y que a continuación reproducimos íntegramente:
Primero. no dudamos de la honorabilidad del replicante. Sin embargo, el Texto Único de la Ley General de Ambiente dice que toda persona natural o jurídica tiene el deber de prevenir y controlar la contaminación ambiental.
Segundo. La nave llamada Sea Lion estuvo operando bajo la licencia de la Sea Energy Shipping, Ltd., durante dos incidentes que tuvo este buque en aguas panameñas el año pasado: El derrame de combustible en las aguas del Canal de Panamá y la sanción administrativa interpuesta por la Autoridad Marítima de Panamá, por la omisión de reportar las dársenas o despachos de combustible, este buque y el Sea Light, ambos entonces bajo la licencia de aquella empresa.
El hecho de que la nave misma sea propiedad de otros en la actualidad, según revela el replicante en su nota, esto no explica cómo Sea Energy Shipping, Ldt logró escapar de la responsabilidad administrativa, penal y civil que corresponde a quienes incurran en eventos de contaminación, que debió ser hecha cumplir por AMP y, dentro de su competencia, ACP.
Tercero. La licencia, según el replicante, hoy vigente de Sea Energy Shipping, Ltd., fue retirada por la Autoridad Marítima de Panamá por las infracciones arriba señaladas a través de la Resolución ADM 077 2020, sin perjuicio de procesos de cobro coactivo y responsabilidades ante aquella entidad.
Debería mejor explicarse cómo a pesar de la gravedad de los motivos de esta entidad para hacer esto, actualmente sea defendida la vigencia de la licencia de Sea Energy Shipping, Ltd.
Que el “proceso comercial” dentro de la adquisición de Sea Energy Shipping, Ltd. haya excluido a los buques infractores Sea Light y Sea Lion, en el contexto de la réplica publicada el 17 de junio, podría hasta interpretarse como un intento de desligarse de la responsabilidad que corresponde. Esto también debería investigarse por parte de la Autoridad Marítima de Panamá.
Cuarto. Las entrevistas de la Autoridad Marítima de Panamá, basadas en observaciones preliminares, no se pueden considerar informes periciales. Estos, a la emisión de la réplica, no existen. Casualmente en recientes entrevistas de parte de funcionarios de la AMP, ocurridas hace unos días, estos aún no sabían la composición exacta del contaminante. Reportajes recientes, acompañados de material fotográfico posterior, contemplan material oleoso, impregnado en arena, tierra, vegetación marina y animales.
Si el replicante ha recibido información privilegiada, esto lo desconocemos, pero a la fecha no existe un informe que exculpe al Sea Lion de este nuevo acto que implica responsabilidad ambiental.
Tampoco nos explicamos la defensa a un buque, supuestamente desligado de la empresa, a menos que exista información corporativa en contrario.
Quinto. El porcentaje de certidumbre de que derrames de combustible, aguas de sentinas y demás provengan de los buques tanqueros o de otra naturaleza que navegan en el área, solo indica distintos niveles de responsabilidad ambiental de quienes incurran en ello. El riesgo ambiental es alto y referirse prácticamente a que la contaminación no pueda provenir de los buques, es arriesgado.
Sexto. Una de las más novedosas naves que ingresa a la flota de Sea Energy Shipping, Ltd. es el buque Gilbunker 100, el que en 2017 protagonizó evento de contaminación por derrame en el estrecho de Gibraltar.