Panamá no es solo fútbol
Miren, muchachos nuevos, ¡Panamá no es solo una oncena de “pela’os” corriendo como locos detrás de una pelotita! Me imagino que para algunos dramáticos locutores deportivos, con un escaso inventario de palabras en su vocabulario, el llorar o gritar, ya sea como magdalenas o primerizas en parto, sean sus principales herramientas comunicativas al transmitir eventos futbolísticos de trascendencia. Lo que me deja más atónito que un jubilado al que recién le hayan sacado el cheque de la camisilla, es que algunos “especializados” están a punto de derrumbar a los mejicanos del pedestal de la insolente fanfarria. ¡Increíble!
Miren lo que me han escrito desde la calle del agua de La Chorrera, para mí capital istmeña del fútbol: “Buenos días, amigo de infancia, Ud. ha escrito unas palabras con gran contenido de la narración del fútbol, la cual no debe ser chabacana ni con palabras repetidas muchas veces, adicional a esa periquera comiendo mangos con gusanos, estos muchachos se creen árbitros de fútbol formados en: todo lo critican cuando no les gusta determinado equipo, cantan penales que no han existido, mejor sería que recordasen que en este país la gente conoce de fútbol”.
Ahora, muy aparte de las transmisiones, que, en términos generales, gustan y nos entretienen muchísimo, es el impacto emocional negativo haciendo sentir que nuestros pela’os son más superhéroes que Chicharito, el Chuqui o Spaiderman. Miren, muchas transmisiones de “fút” aquí, en Panamá, son lo más parecido a la animación de un baile, pero están lejos de serlo, pueden mejorarse. Lo peligroso es que cualquier masa de fanáticos borrachos, contagiados con falsedades proclamadas a grandes voces y gimiqueos como un atentado a la patria, a la nación, a la bandera podrían ocasionar grandes desgracias, como han sucedido en Honduras, El Salvador, Colombia y hasta en Inglaterra.
¡Cómo extrañamos las transmisiones y comentarios del finado Edmundo Vargas! Nunca estreché las manos del pionero en el entusiasmo por el fútbol panameño, debido a que su destino lo obligó a caminar por ciudades importantes y no por rastrojos; sin embargo, su formalidad para influenciar con su trabajo a las masas de fanáticos fue acertada. Para mí, no sé si para la mayoría, aprendí de las narrativas y comentarios de “Varguitas”, en los mundiales que pudo cubrir, que el fútbol no lo es todo, que solo es un deporte maravilloso que, así como une a los pueblos, puede provocar serios incidentes tan solo por el actuar de algunos ingenuos emocionados.