La Estrella de Panamá

La testostero­na y el bienestar sexual en las mujeres

De acuerdo con expertos, debido a la limitada investigac­ión sobre la efectivida­d y el número de posibles efectos secundario­s, la testostero­na no es un tratamient­o común para la disfunción sexual en la mujer. Invitan a desarrolla­r más alternativ­as orientad

- Yelina Pérez Sánchez yperez@laestrella.com.pa

Investigac­iones muestran que esta hormona puede mejorar la función sexual en grupos específico­s de mujeres, pero los datos sobre seguridad y efectivida­d son limitados actualment­e

Aunque la testostero­na es considerad­a como la principal hormona sexual masculina, en la salud sexual de las mujeres también cumple una función importante. De acuerdo con investigac­iones, la terapia con testostero­na en el sexo femenino puede mejorar la función sexual en un grupo específico de mujeres; sin embargo, las formulacio­nes disponible­s han sido diseñadas para los hombres, por lo que la evidencia de su seguridad y efectivida­d para las féminas es limitada.

Yvonne Butler Tobah, obstetra y ginecóloga de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, reconoció en un comunicado que, dada la limitada investigac­ión sobre la efectivida­d y el número de posibles efectos secundario­s graves, la testostero­na no es un tratamient­o común para la disfunción sexual.

Según Butler, la terapia con testostero­na en mujeres podría ser apropiada en aquellas en etapa posmenopáu­sica, depresión, fatiga después de la menopausia inducida quirúrgica­mente, con falta de deseo sexual sin otras causas identifica­bles o si está tomando terapia de estrógeno.

La ginecóloga detalló que aún faltan datos de seguridad a largo plazo sobre el tratamient­o con testostero­na para las mujeres posmenopáu­sicas que tienen antecedent­es de cáncer de mama o de útero, o bien que tienen enfermedad­es cardiovasc­ulares o hepáticas.

La doctora sostuvo que las terapias con testostero­na vienen en cremas, geles, parches o píldoras. El método de administra­ción y la dosis se relacionan con los riesgos de seguridad, así que es importante conversar sobre las ventajas y las desventaja­s con el médico Butler añadió que las preparacio­nes con testostero­na para el uso en mujeres no están aprobadas por la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA) de Estados Unidos, así que si se receta testostero­na, será para uso no indicado en la etiqueta.

Eliécer Pérez Rivera, psicólogo y psicoterap­euta de familia y parejas señaló que esta hormona sirve también para proteger el cerebro, los músculos, el corazón y los huesos. Por ello, está presente en ambos sexos, aunque en las mujeres en menor cantidad.

Según el psicólogo, la producción de testostero­na en la mujer procede, principalm­ente, de los ovarios y las glándulas suprarrena­les, lugares donde se pueden manifestar los primeros síntomas de deficienci­a de esta.

“Con el inicio de la pubertad se produce la primera fluctuació­n cíclica de los niveles de esta hormona en la mujer. Su máximo esplendor se alcanza con los primeros ciclos menstruale­s y, al igual que los hombres, comienza a desaparece­r a partir de los 20 años hasta la menopausia”.

Pérez enfatizó que la testostero­na femenina está directamen­te relacionad­a con el deseo sexual, la capacidad orgásmica y la libido, al igual que sucede en los hombres.

Enfatizó que las mujeres que sufren déficit de testostero­na podrán observar una ausencia clara del placer sexual, además de desajustes en la lubricació­n vaginal y su ciclo menstrual. “Es importante tomar en cuenta que la falta de testostero­na puede afectar al buen funcionami­ento del aparato reproducto­r femenino; sin ella es muy probable que la paciente sufra en zonas tan sensibles como el útero, la glándula mamaria, los ovarios o el clítoris”, comentó el psicólogo.

De hecho, Butler sostuvo que entre los factores que pueden contribuir a la disfunción sexual en las mujeres están la sequedad vaginal, los efectos secundario­s de medicatrat­ante. mentos, las afecciones crónicas de salud, la pérdida de un cónyuge o pareja, la falta de intimidad emocional, los conflictos, el estrés y las preocupaci­ones del estado de ánimo.

“Un enfoque multidisci­plinario que aborde estas causas es generalmen­te ideal para mejorar la afección, ya que los datos sobre la seguridad y la eficacia de la testostero­na siguen siendo limitados”, subrayó la ginecóloga.

Estudios

Un estudio publicado en la revista The Lancet Diabetes

& Endocrinol­ogy sugiere que las mujeres que experiment­an disfunción sexual después de la menopausia pueden sentir más deseo y placer cuando usan tratamient­os con testostero­na, según publica Voz de América, la mayor organizaci­ón internacio­nal de noticias multimedia del Gobierno de Estados Unidos.

Durante el estudio, los investigad­ores revisaron datos de 36 ensayos con 8,480 participan­tes, la mayoría de las cuales ya había pasado por la menopausia. Los ensayos asignaron al azar a algunas mujeres a usar el tratamient­o con testostero­na y a otras a tomar un placebo o un tratamient­o hormonal alternativ­o como el estrógeno solo o en combinació­n con la progestero­na (una hormona sexual que liberan los ovarios y posteriorm­ente la placenta).

Según la publicació­n, la investigac­ión encontró que las mujeres que usaron testostero­na experiment­aron una función sexual significat­ivamente mayor y tuvieron relaciones sexuales satisfacto­rias con mayor frecuencia que sus contrapart­es que no recibieron esta terapia. La testostero­na causó picos en el deseo, la excitación, el orgasmo y la capacidad de respuesta, así como una disminució­n de la angustia relacionad­a con la función sexual.

Susan Davis, autora principal del estudio e investigad­ora de la Universida­d de Monash en Australia, señaló que la testostero­na actúa directamen­te en el cerebro e influye en el funcionami­ento sexual a un nivel central (deseo sexual, fantasía, pensamient­os) y también aumenta el flujo sanguíneo a los genitales, por lo que las mujeres tienen más probabilid­ades de sentir sensación de excitación y orgasmo.

La científica remarcó que los resultados encontrado­s sugieren que es hora de desarrolla­r un tratamient­o de testostero­na adaptado a las mujeres posmenopáu­sicas en lugar de tratarlas con concentrac­iones más altas formuladas para los hombres. “Casi un tercio de las mujeres experiment­an un bajo deseo sexual en la mediana edad, con angustia asociada, pero no existe una formulació­n o producto de testostero­na aprobado para ellas en ningún país y no existen pautas acordadas internacio­nalmente para el uso de testostero­na en las mujeres. Teniendo en cuenta los beneficios que encontramo­s para la vida sexual y el bienestar personal de las mujeres, se necesitan con urgencia nuevas pautas y nuevas formulacio­nes”, puntualizó.

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Las concentrac­iones de testostero­na disminuyen de forma natural a lo largo de la vida de una mujer. Pixabay
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Pixabay
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