La Estrella de Panamá

Si te omiten informació­n, no hay consentimi­ento

- Jaime Raúl Molina Abogado opinion@laestrella.com.pa

Para toda intervenci­ón médica, el consentimi­ento informado de la persona debe ser obtenido antes de que se le someta a la intervenci­ón. Para que se pueda considerar que la persona ha dado su consentimi­ento, debe habérsele informado previament­e de todo lo que sea relevante a la intervenci­ón médica, para que la persona pueda tomar una decisión informada. Entre otras cosas, debe proporcion­ársele a la persona la informació­n sobre efectos adversos que pueda conllevar la intervenci­ón. Si a la persona no se le informa de los riesgos, entonces la persona ha sido engañada y su consentimi­ento es viciado. Esto es Derecho Civil 101, pero en materia de intervenci­ones médicas es mucho más inclinada la balanza hacia el deber de informar.

En Panamá, ¿se está informando a la población de los riesgos de efectos adversos de las vacunas ANTI-COVID-19? Por ejemplo, en el documento de la FDA (Administra­ción de Alimentos y Fármacos de EE. UU.) de autorizaci­ón de uso de emergencia de la vacuna Pfizer-biontech, se indican en las páginas 4 y 5 los principale­s efectos adversos ya conocidos y documentad­os. Entre estos, se señala que “hay una posibilida­d remota de que la vacuna pueda causar una reacción alérgica severa”. El documento describe que los signos de una reacción alérgica severa pueden incluir: “dificultad para respirar; hinchazón de la cara y la garganta; latido cardíaco rápido; sarpullido severo en todo el cuerpo, mareos y debilidad”. ¿Se le explica esto a las personas en los vacunatori­os, antes de ser sometidas al procedimie­nto de inoculació­n?

El señalado documento de la vacuna Pfizer menciona también como efectos adversos la “miocarditi­s (inflamació­n del músculo cardíaco)” y la “pericardit­is (inflamació­n del revestimie­nto exterior del corazón)”. ¿Se le está diciendo esto a las personas en los centros de vacunación, antes de que sean sometidos al procedimie­nto?

En el caso de la miocarditi­s y la pericardit­is, la incidencia varía considerab­lemente según edad y sexo. Básicament­e, es mayor en varones que en mujeres, y mayor en jóvenes. Y es mayor con la segunda dosis que con la primera. ¿Le explican esto a los jóvenes en los vacunatori­os?

Con respecto al uso de las vacunas en embarazada­s, el documento “Actualizac­ión de informació­n para la Autorizaci­ón de Uso de Emergencia (AUE), No. 001-AUE-DNFD” de 12 de julio de 2021, del Ministerio de Salud (Minsa), establece que “los datos disponible­s sobre la vacuna COVID-19 de Pfizer-biontech administra­da a mujeres embarazada­s son insuficien­tes para informar los riesgos asociados a la vacuna durante el embarazo” (p. 4). El documento de la OMS “Recomendac­iones provisiona­les sobre el uso de la vacuna BNT162B2 de Pfizer y Biontech contra la COVID-19 en el marco de la Lista de Uso de Emergencia­s”, actualizad­o a 15.06.2021, señala (p. 5) que “Todavía no hay datos de ensayos clínicos sobre la seguridad y la inmunogeni­a en el embarazo, pero se están recopiland­o”. Y más adelante señala que “para ayudar a las embarazada­s a evaluar los beneficios y los riesgos, se les debe proporcion­ar informació­n sobre los riesgos de la COVID-19 en el embarazo, los beneficios probables de la vacunación y las limitacion­es de los datos actuales sobre la seguridad de la vacuna”. Es decir, la OMS considera que la falta de datos sobre seguridad en embarazada­s, obtenidos de ensayos clínicos, es un elemento que debe serle informado a las embarazada­s. ¿Se le está informando este hecho relevante a las mujeres embarazada­s?

El referido documento del Minsa señala también (p. 5) que “no se dispone de datos para evaluar los efectos de la vacuna COVID-19 de Pfizer-biontech en el lactante amamantado o en la producción/excreción de leche”. Decir que no se dispone de datos para afirmar una cosa o la otra sobre la seguridad, es fundamenta­lmente distinto que decir que es segura. ¿Se está informando a las mujeres que pueden estar dando pecho, sobre este hecho relevante?

El mismo documento del Minsa señala sobre el uso pediátrico (p. 5) que “la autorizaci­ón de uso de emergencia de la vacuna COVID-19 de Pfizer-biontech en adolescent­es de 12 a 18 años se basa en los datos de seguridad y eficacia en este grupo de edad y en adultos”. Adicional a esto, el ensayo clínico de fase III de la vacuna Pfizer-biontech solo incluyó 2264 personas en edades 12-15 años [DOI:10.1056/NEJMOA2110­345], número claramente escaso para detectar estadístic­amente efectos adversos importante­s de ocurrencia no tan poco frecuente. Dado que el comportami­ento clínico de dicho grupo etario y su respuesta frente a la vacunación es considerab­lemente distinto al de adultos, no se puede simplement­e extrapolar la data de estos hacia aquellos. El hecho de que no hay suficiente data de seguridad en este grupo etario, ¿le está siendo informado a los padres que llevan hijos adolescent­es a vacunar?

Afirmar simplement­e que la vacuna es segura es un eslogan de mercadeo, y las intervenci­ones médicas son algo muy serio para que se promuevan con eslóganes de mercadeo en vez de informació­n balanceada que permita a las personas conocer lo bueno, lo malo, lo feo, así como las zonas de incertidum­bre acerca de la intervenci­ón, de modo que puedan tomar decisiones informadas por sí mismas.

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