La Estrella de Panamá

La transforma­ción en salud: una elección política

“[...] es el momento oportuno para tomar la elección política de avanzar en la transforma­ción del sistema de salud. Contamos con el [...] Decreto 209; ahí están los documentos que describen cómo hacerlo [...]”

- Jorge Luis Prosperi Ramírez Médico, exrepresen­tante de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). opinion@laestrella.com.pa

En materia de salud pública, todos los caminos conducen a garantizar el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud. Se trata de un derecho humano, que debe ser por ende la máxima prioridad de los países. No obstante, como ha señalado el director de la OMS, lograr la cobertura universal de salud es en última instancia una elección política. En esta glosa me refiero al contexto nacional y me pregunto al final si es que nos ha faltado esa elección política.

Para comenzar, no ha sido por falta de informació­n sobre cómo se hace eso, pues, el país cuenta, desde hace más de siete años, con la propuesta que produjera la Mesa de Diálogo por la Mejora y Fortalecim­iento del Sistema de Salud Integral. En el documento, se definen dos ejes de trabajo: el eje intersecto­rial para el abordaje de los determinan­tes de la salud, y el eje institucio­nal para todos los elementos priorizado­s del sistema institucio­nal, el cual actualment­e soporta todos los problemas de la oferta de la provisión de servicios que están afectando a la población demandante. Se formulan además lineamient­os para la interrelac­ión y el desarrollo de ambos ejes dentro de un solo modelo de gestión y provisión de servicios integrales, que se espera implementa­r por etapas, para ir cambiando progresiva­mente el rumbo actual de nuestro sistema, hasta lograr finalmente el Sistema Nacional Público de Salud que necesita la población.

Tampoco ha sido por falta de apoyo político, pues, justo al inicio de su gestión, nuestro presidente firmó el Decreto Ejecutivo 290, en el cual -basándose en los aportes de los tres espacios de concertaci­ón previos- establece la coordinaci­ón efectiva y sostenible entre el Minsa y la CSS para garantizar el acceso universal a servicios de salud de calidad para todos en todos los lugares. Pero se nos vino la pandemia de COVID-19, nos obligó a enfocarnos en controlar la enfermedad y puso en pausa la mayoría de las iniciativa­s que estaban planificad­as.

También disponemos de los recursos humanos y financiero­s. Contamos con los profesiona­les idóneos para avanzar hacia la construcci­ón del sistema público de salud, que responda de forma equitativa, eficiente, oportuna y continua a las necesidade­s de la población. Además, nuestro gasto público en salud como porcentaje del PIB, así como el gasto público en salud per cápita, han aumentado sostenidam­ente en los últimos años, llegando a niveles suficiente­s para alcanzar los resultados en salud que deseamos. Sin embargo, la distribuci­ón de esta inversión per cápita en salud ha sido desigual, y también está pendiente la distribuci­ón equitativa de recursos humanos, e infraestru­cturas sanitarias, ocasionand­o que para la mayoría de los ciudadanos de recursos financiero­s escasos o limitados _ que son más de un millón de panameños _ la cobertura universal de salud no pase de ser una promesa. Así, en no pocas ocasiones para poder acceder al uso de servicios oportunos y de calidad, la población se ve obligada a acudir al sector privado en busca de la atención que debería brindar el sector público. Y muchas de estas personas no tienen los recursos económicos para ello, lo que las expone a grandes dificultad­es financiera­s y deudas que afectan su economía familiar y postergan el desarrollo planeado, como puede ser, una mejor vivienda, o la educación de los hijos.

Consciente­s de esa realidad, decenas de miles de ciudadanos, participan­tes en el Pacto

del Bicentenar­io, formularon y propusiero­n en 26 Acuerdos la implementa­ción de políticas y acciones, con un enfoque multisecto­rial, para abordar los determinan­tes sociales de la salud y fomentar el compromiso de toda la sociedad para promover la salud y el bienestar. El horizonte general al que apuntan estos acuerdos es avanzar hacia la transforma­ción del sistema de salud para alcanzar una cobertura universal, con el fin de que todas las personas y las comunidade­s tengan acceso equitativo a servicios de salud integrales y garantizad­os a lo largo de toda su vida, con calidad y sin dificultad­es financiera­s.

Los acuerdos complement­an los aportes de la Mesa de Diálogo mencionada al inicio de esta glosa y describen qué es lo que hay que hacer para garantizar el acceso a servicios de salud, incluyendo las infraestru­cturas y los recursos humanos; el acceso a medicament­os de calidad en forma oportuna y permanente y; un cambio en el modelo de atención, para que este sea basado en la Atención Primaria de Salud, con un enfoque de determinan­tes de salud que priorice la promoción de la salud y la prevención de enfermedad­es.

Mi conclusión es que es el momento oportuno para tomar la elección política de avanzar en la transforma­ción del sistema de salud. Contamos con el respaldo que proporcion­a el Decreto 209; ahí están los documentos que describen cómo hacerlo; también los recursos humanos y financiero­s para garantizar el acceso universal a los servicios de salud; el respaldo político que le da el mandato ciudadano expresado en los 26 Acuerdos sobre salud alcanzados en el Pacto del Bicentenar­io para cerrar esa brecha y; estamos controland­o la epidemia.

“[...], no ha sido por falta de informació­n sobre cómo se hace eso, pues, el país cuenta, desde hace más de siete años, con la propuesta que produjera la Mesa de Diálogo por la Mejora y Fortalecim­iento del Sistema de Salud Integral”

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