La Estrella de Panamá

Peligro en las redes sociales e internet en la edad infantil

- Delia Consuegra de Sucre Docente opinion@laestrella.com.pa

El internet se ha convertido en parte indispensa­ble de nuestro día a día. Los adultos, jóvenes y niños tienen siempre un dispositiv­o a mano. Actualment­e, en las escuelas particular­es panameñas, solicitan que un niño lleve su dispositiv­o para facilitar el proceso enseñanzaa­prendizaje.

Estudios de la UIT y de la Unesco nos confirman que más del 50% de la población mundial tienen acceso a internet y el 30% de los usuarios potencialm­ente activos, son niños.

Como expresa Piedrahita (2020), las redes sociales han permitido la inmediatez de la informació­n y han revolucion­ado la sociedad del conocimien­to.

Nos preguntamo­s: ¿Están nuestros hijos seguros, navegando en internet?

Los delitos informátic­os en niños son cada vez más frecuentes. El ciberacoso, el cyberbully­ing, el grooming, la explotació­n sexual de niños a través de videos, fotos, pornografí­a infantil, publicació­n de informació­n privada, sextorsión, etc.

¿Cómo podemos enseñarles a nuestros hijos a protegerse en internet?

Dígale a su hijo que le muestre: ¿Qué hace?, ¿quiénes son sus amigos? y ¿para qué utiliza las redes?

Una vez que ingrese, usted puede enseñarle a configurar la privacidad y advertirle lo importante que es esto. Es común que los niños pongan todo en el muro público, porque ellos creen que todas las personas que se conectan a internet son como ellos, que son sus amigos. Su ingenuidad no les permite imaginar que hay personalid­ades perversas o que buscan conectarse con niños y adolescent­es con otros fines.

La ventaja de configurar la privacidad es que sólo sus amigos accederán a lo que él pública.

Es muy importante que usted le indique a su hijo que se cometen graves delitos informátic­os, por la informació­n que ofrece algún miembro de la familia en las redes sociales. Citando a Cortez (2019), a través de la Ingeniería Social, la persona que está detrás del computador interroga al niño o al adulto sin que éste se percate que le está extrayendo informació­n importante del hogar.

Cuando los niños suben una fotografía, un video a la red social o a un blog, cualquiera puede capturarla, guardarla en su celular o computador­a y subirla en otra página web o red social; entonces, ya sería imposible quitar esa foto que no queríamos publicar y estará circulando por todas partes del mundo y perdemos el control sobre ella.

Hay muchos padres que niegan a sus hijos el uso de redes sociales, les prohíben subir fotos a la web y tratan de explicarle­s sobre los peligros de la red, pero la curiosidad es ese motor del aprendizaj­e que los lleva a explorar, sobre todo cuando dicen: “todas mis amigas lo tienen” y yo quería saber ¿qué era estar en Facebook?; y lo hacen a escondidas, aunque en las políticas de muchas redes sociales al registrars­e no admiten menores de edad, los niños mienten y colocan que son mayores de 18 años.

Entonces, como padres, lo único que nos queda es enseñarles, advertirle­s y ayudarles a analizar la informació­n, fotos y videos que no muestren situacione­s o lugares que se presten para tentar a delincuent­es.

Esperando que este método sea más efectivo y que aprendan a abrir los ojos en el mundo de la virtualida­d, ya que no la podemos detener, llegó para quedarse, que ellos apliquen la seguridad informátic­a que tiene cada red social, leyendo detenidame­nte las políticas de privacidad de cada aplicación.

Según la Unesco (2019), en el 2018, el Centro Nacional de Niños Extraviado­s y Explotados de los Estados Unidos recibió 18.4 millones de denuncias de material de abuso sexual de niños en línea.

El 17% de los padres afirmaron que sus hijos habían sido víctimas de cyberbully­ing. En algunos países, ese número sube hasta el 37 %.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) calcula que 200 millones de niños son abusados sexualment­e cada año. Y cada vez más, gran parte de este abuso, se lleva a cabo en línea o se registra y distribuye de manera digital. En este caso, el internet facilita el abuso y la explotació­n.

Como adultos debemos concientiz­arnos que un cybercrime­n está a la vuelta de la esquina, con un pequeño click de ratón, con los pedófilos online, filmacione­s en directo de menores, mientras abusan de ellos en tiempo real.

Por lo general, las personas que abusan de un menor no son desconocid­os, es alguien de su confianza, y el niño guarda silencio.

Una fotografía es el primer paso, para el abuso infantil, sólo es cuestión de tiempo.

Los delincuent­es cibernétic­os utilizan sistemas de encriptaci­ón para ocultar sus direccione­s IP, se infiltran en las salas de chat, se ganan la confianza de nuestros niños a través del anonimato y apodos.

Es trabajo de los adultos encontrar una manera de mitigar y prevenir los daños y riesgos que enfrentan los niños cuando están en línea.

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