Al mejor estilo
“Necesitamos políticos con valores éticos y que se dispongan a trabajar por el país y luchar contra la corrupción salvaje que tenemos en los distintos órganos del Estado”
Existen distintos caminos para llegar a un lugar, aunque algunos pueden ser largos y otros más cortos, pero igual, tienen el mismo objetivo. El detalle del asunto no es tanto la distancia o el tiempo que pueda tomar, sino cómo, cuándo y por qué hacerlo.
Se puede tomar una carrera en una universidad más larga, pero lo más probable, se consiga una mejor preparación y otra más corta, pero quizás, no bien formado académicamente.
El punto también es lo ético o hacerlo de la mejor forma. Algunos jóvenes desean tener dinero, pero no quieren estudiar ni trabajar y pueden terminar presos o tirados en la calle, si no lo hacen con las reglas y procedimientos establecidos por la sociedad. Nos corresponde enseñarles a nuestros herederos que obtengan las cosas de forma correcta y legal y no se realice de cualquier manera y tenemos que hacer sacrificios por lo que vale la pena luchar. Hace mucho tiempo nuestros maestros y familiares pregonaban siempre “estudien muchachos, que así pueden lograr el éxito”.
Si formamos una sociedad de “caminos fáciles”, sin importar la ética ni los valores (sin ser profesores de ética), llevaremos a la ruina este país, y los subsidios y el poco importa con nadie serán el pan de cada día.
Supongamos que cada diputado y representantes nuestros en cada periodo pasen regalando jamones de Navidad, arena o dándonos el pasaje para carnavaleary sin hacer leyes favorables a su gente ni obras que sirvan, ¿cómo vamos a terminar este país? En ruinas y en un desastre.
Lo triste es que nuestros políticos buscan sus reelecciones de la forma fácil, aprovechándose de necesidades de sus comunidades, sin darles la caña de pescar y ofreciéndoles el pescado, para tenerlas como “dependientes” de los regalitos y ellos salir electos, extorsionando sus conciencias.
Los valores del “juegavivo” se observan en la clase política, disimulando enfermedades y esquivando juicios de delitos, colocando a magistrados de sus partidos políticos, procuradores “temporales”, por si se “mete” con alguien pesado y así una lista de métodos que no son propios de alguna administración que debería mostrar claridad y transparencia.
Ningún país va a crecer ni a desarrollarse de esa forma, con campañas de regalar bicicletas y jamones, en tiempos de campaña preelectoral, porque “soy buena gente” y yo los “quiero ayudar”. Esos son los cuentos que están acostumbrados a echarnos y otros comiéndose el cuento del lobo.
Nuestro país necesita enfocar la visión a futuro como un lugar con desarrollo en la educación, avances tecnológicos, de servicio y un turismo avanzado.
Nuestra principal barrera para lograr esas metas es la politiquería de promesas y regalos, con delincuentes absueltos, que son parte de una mafia que desea poder para sustraerles el futuro a sus ciudadanos, a través de las mentiras.
Veámonos en el espejo de algunos vecinos, que sus rumbos están siendo adueñados por líderes falsos y por eso su población está emigrando a otros países donde pueden encontrar mejores días, pero en Panamá ya estamos cerca de quedar así, si no se hacen los ajustes y no permitimos que suban esos que están acostumbrados a echarnos sus cuentos de caramelo.
Necesitamos políticos con valores éticos y que se dispongan a trabajar por el país y luchar contra la corrupción salvaje que tenemos en los distintos órganos del Estado. Hagamos una buena elección de nuestros líderes y no sigamos creyendo los cuentos del los lobos.