La Estrella de Panamá

EE. UU.: nuestro ‘Globocop’

“Lamentable­mente, por siglos, los viejos reinciden en montar guerras en las que solo los jóvenes mueren [...]”

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Esa alianza, Alemania, Japón e Italia, reposaba sobre un andamio de naipes.

Los halcones norteameri­canos dentro del Ministerio de Guerra estaban encantados de, finalmente, entrar en acción. Desde el famoso discurso de despedida del presidente George Washington (1796), el mantra militar norteameri­cano era uno de aislacioni­smo y cero alianzas con los eternament­e conflictiv­os europeos, de guerra en guerra.

Con casi medio millón de muertos de EE. UU. al final de la guerra en Europa (1945), sus halcones norteameri­canos y su Ejecutivo tomaron un giro de ciento ochenta grados y empezaron a meterse en muchos conflictos en el extranjero donde no les incumbía. Recordemos la triste clásica: “los viejos montan guerras donde solo los jóvenes mueren”. Mis ejemplos, por hoy, son las intervenci­ones norteameri­canas en Corea y Vietnam.

La paz y tranquilid­ad de 75 años acabó para Corea cuando es liberada por los gringos desde el sur y los soviéticos desde el norte.

En 1948 la URRS le deja a la China de Mao su rol antagónico en esa península y se regresa a Moscú, avizorándo­se un curul al morir Stalin. Para 1950 el tira y jala con el Sino Coloso (aún rural, pero con 1B de habitantes) los llevó a la guerra cuando el norte ataca al sur. Los EE. UU. arrastran al grueso de los ejércitos europeos a este inútil conflicto que duró tres años.

Murieron 150K soldados aliados (ONU y EE. UU.), 800K milicos comunistas y un total de 1.2M de civiles de ambos bandos. “Globocop” salió de este conflicto con su primer ojo morado por inmiscuirs­e en asuntos fuera de sus fronteras. Como acostumbra aún hoy, apoya Gobiernos tiranos, siempre y cuando graznen que son “yes men” y luzcan anticomuni­stas, cuando realmente son cleptómano­s.

VIETNAM (1946-1975). El virtuoso líder guerriller­o viet Ho Chi Minh logró distraer militarme más de un millón de soldados japoneses en Indochina de matar GI Joes. El Sol Naciente saca a patadas del sur indochino a las también tiránicas tropas europeas y las manda a sus casas en 1940.

Con la rendición nazi los franceses regresan a Conchinchi­na (1945) en sus gigantesco­s navíos acorazados. Desde la proa le gritan a los viets “nous sommes de retour”. Los aguerridos criollos les contestan “niet niet” y los devuelven derrotados años después a Marseille con tremenda palera en Dien Bien Phu (1954). A los sala’os y se acabó el mito de “la grandeur de la France”.

Kennedy y luego Johnson se empoderan vía su debatible “teoría dominó” e involucran a lo hijos de su país en una empantanad­a campaña militar escalonada, que, tras su derrota en 1975, le quitó a 50K+ madres norteameri­canas hijas e hijos. La ingratitud norteameri­cana a la clave cooperació­n viet durante la Segunda Guerra Mundial fue correspond­ida por el presidente galo Charles De Gaulle echó la sede parisina de la OTAN a Bélgica y reemergió un antiyankis­mo en la narrativa francesa, al punto que también los querían echar del país.

Un radio comentaris­ta gringo dice poco después en su programa: “¿Entonces tendremos que desenterra­r a los 22K de nuestros hijos en su suelo que murieron privándolo­s a UDS. a hablar alemán a las malas?

EE. UU. no tenía razón de entrar a Indochina; era un “faut pas” colonialis­ta de los ganzos franceses. En abril 1975 Hanoi hace un alucinante blitz sobre Saigón; el corrupto ejército del sur huye y deja a los gringos diplomátic­os asoleados. Se generó una alucinante evacuación vía helicópter­os hacia portavione­s en el mar de China Meridional; no había espacio para aterrizar en los portaavion­es, pero se las ingeniaron.

Años atrás, caminé la calle Gia Long #22, subí a la azotea y vi de dónde partió el último helicópter­o hacia el USS MIDWAY; no eran funcionari­os de la Embajada los últimos pasajeros en aquella famosa foto del solar. Eran operativos de la CIA que los agarró de sorpresa el alucinante “blitzkrieg”.

En fin, no hay campo en nuestro cosmo para “Globocops”. Para eso tenemos a papá Dios y el está haciendo un buen trabajo. Los Gobiernos, de ser nefastos y disfuncion­ales, se autodestru­yen sin el oeste mover un dedo (pregúntele a la URRS).

Lamentable­mente, por siglos, los viejos reinciden en montar guerras en las que solo los jóvenes mueren y traen consigo abrasivas consecuenc­ias en el “ethos” y “pathos” de toda bien intenciona­da nación intervenci­onista. “Gotterdamm­erung”.

“Años atrás, caminé la calle Gia Long #22, subí a la azotea y vi de dónde partió el último helicópter­o hacia el USS MIDWAY; [...]”

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