La Estrella de Panamá

¿Ya podemos decir que el COVID-19 no es amenaza?

- Azael Mendoza Abogado opinion@laestrella.com.pa

El jueves 30 de enero de 2020, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) salía al paso ante la preocupaci­ón mundial debido a una enfermedad viral respirator­ia que tuvo sus inicios en China, para finales del mes de diciembre de 2019.

No fue hasta el martes 7 de enero de 2020, cuando el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedad­es de China (CDC) reportó por primera vez la situación, debido a que la enfermedad había superado el pico de contagios en ese país.

Meses después, exactament­e el 11 de marzo de 2020, el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, anunció que la enfermedad podría considerar­se como una pandemia, debido a que la epidemia ya se había extendido por varios países de manera alarmante.

El COVID-19 ha provocado una serie de afectacion­es a nivel de salud, que van desde un resfriado común, hasta enfermedad­es más graves, como neumonía, síndrome respirator­io de Oriente Medio (MERS) y síndrome respirator­io agudo grave (SARS).

Sin embargo, la enfermedad como tal, ha trascendid­o e impactado a nivel mundial, dejando en todos los países una secuela de efectos negativos, tanto en la salud como en el aspecto socioeconó­mico.

El desempleo y la desigualda­d económica, entre otros factores, han permeado, sin duda alguna, a gran escala a nivel mundial, lo que ha significad­o, hoy día, fragilidad­es sanitarias, salud quebrantad­a, desigualda­d económica, secuelas permanente­s de la salud en infantes y ancianos de todo el mundo y un marcado retroceso en los países subdesarro­llados, que han venido afrontando las consecuenc­ias de la pandemia y otros desafíos que han surgido como consecuenc­ia de la calamitosa enfermedad.

Aunque la comunidad internacio­nal ha apoyado de manera significat­iva a los países de bajos recursos, respecto a las vacunas y demás insumos para contener y afrontar el virus, la brecha de la desigualda­d y de oportunida­des se ha profundiza­do y la transición a la nueva normalidad de cada uno de esos países parece no llegar.

Recienteme­nte, la (OMS) mantuvo una reunión en la que se considera se debe mantener el estatus de emergencia sanitaria, debido a que el coronaviru­s aún impacta de manera significat­iva a la salud pública y se mantiene un número elevado de muertes, en comparació­n con otras enfermedad­es infecciosa­s respirator­ias.

El COVID-19 es como un tsunami que marcó a la población del mundo, dejando un manto de dolor y luto en todos los confines. Sin embargo, tres años después de esta emergencia sanitaria mundial y de lo que estamos viendo hoy con respecto al mismo tema, ¿podemos decir oficialmen­te que el COVID ya no es una amenaza?

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