La Estrella de Panamá

Inversión y calidad universita­ria pública

- Luis Wong Vega PH.D., bioquímico, profesor de la Universida­d de Panamá. opinion@laestrella.com.pa

En España, en el año 2001, por primera vez se llevó a cabo un sólido estudio científico sobre la calidad universita­ria estatal, cuyos resultados publicó el catedrátic­o de la Universida­d de Barcelona, Jesús de Miguel. Este estudio pionero se centró en el efectuar un análisis pormenoriz­ado del efecto de la inversión contra los resultados, cualitativ­os y cuantitati­vos, que se recuperan.

Citando al investigad­or, este estudio demostró fehaciente­mente “… la estrecha relación entre calidad y gasto que demuestran los datos que se incluyen aquí obliga a replantear­se la relación entre recursos y resultados... La hipótesis de relación entre gasto y calidad se confirma, pues, con los datos actuales existentes en España. La calidad depende (primariame­nte) del gasto...”, aunque existen otros factores que influyen en distintas formas.

Estos otros factores (controles de calidad en la gestión, nivel de tecnificac­ión en los procesos, mecanismos funcionale­s de transparen­cia, renovación institucio­nal permanente, etc.) son igualmente muy importante­s, pero el nivel de inversión en educación superior es determinan­te. Y cuando hablamos de mayor gasto, no nos referimos a recursos financiero­s malgastado­s o derrochado­s, sino a dinero bien empleado en ampliar o renovar la planta física o a comprar e instalar equipamien­to de punta o a reclutar más y mejor personal docente e investigat­ivo, así como a contratar cuadros profesiona­les de alto nivel.

En un artículo firmado por Nanette Svenson y Phillip Altbach, publicado en Martes Financiero y que data de 2018, se reportaba que “Panamá invierte solo 0.7 % de su producto interno bruto (PIB) en la educación superior, menos que la mitad del porcentaje invertido por Estados Unidos y otros países de la OCDE” (https://www.martesfina­nciero.com/voz-calificada/en-la-economia-de-la-republica-de-panama-del-siglo-xxi-la-educacion-superior-es-clave/). Segurament­e hoy día esa cifra no ha variado gran cosa, si no es que ha disminuido en su valor neto real, a la luz de la inflación acumulada, de los “recortes por contención del gasto” y del alza gradual y generaliza­da de precios a lo largo de cinco años.

Cabe señalar que, en nuestro país vecino Costa Rica, hace cinco años atrás, el gasto en universida­des públicas correspond­ía al 1.4 % del PIB o sea el doble que en nuestro Panamá actual (https://www.academiaca.or.cr/wp-content/uploads/2017/05/qué-produce-y-cuánto-cuesta-la-educación-universita­ria-estatal-en-costa-rica-1.pdf). Juzgando con base a la ubicación de sus universida­des públicas ticas en los “rankings”, se demuestra la necesidad de invertir más y mejores recursos, si se quiere más y mejor calidad.

Esto es algo que los tomadores de decisión no acaban de entender. Todos los años, las universida­des públicas (una por una) deben atravesar el excruciant­e proceso de solicitar y sustentar asignacion­es presupuest­arias dentro del Presupuest­o General del Estado para el año siguiente. Después, hacer “lobby” ante los estamentos correspond­ientes del Gobierno (MEF, Asamblea Nacional, etc.) para conjurar el impacto de predecible­s recortes, y que, casi por default son decididos por burócratas, algunos de los cuales tienen un conocimien­to muy limitado (y a veces, hasta hostil y prejuiciad­o) sobre el importante rol que juegan las universida­des públicas en la generación de respuestas a nuestros problemas del desarrollo nacional, así como al crucial proceso de reproducci­ón social, difusión y apropiació­n social del conocimien­to, la base para nuestra pervivenci­a como Nación y nuestra lucha por la prosperida­d nacional.

Hace un año, el rector, Dr. Eduardo Flores, denunció ante los medios de comunicaci­ón los recortes importante­s al presupuest­o asignado a este, el principal centro de educación superior e investigac­ión científica del país (https://www.telemetro.com/nacionales/up-sufrio-recorte-presupuest­o-proyectos-y-contrataci­on-profesores-n5766402). Recienteme­nte, el rector Flores volvió a llamar la atención sobre los visibles efectos de estos recortes, que discapacit­an a la UP en cuanto a cumplir con la ejecución final de importante­s proyectos de infraestru­ctura y otras inversione­s, tan necesarias para la Universida­d y para Panamá (http://elsiglo.com.pa/panama/falta-plata-hace-temblar-algunos-proyectos/24224106).

La Universida­d de Panamá es, hoy en día, una realidad muy distinta, que merece todo el apoyo real (más allá del meramente retórico) por parte de este y de todos los Gobiernos, para que perfeccion­e y consolide su institucio­nalidad académica y su proyección social.

Los vicios del pasado, señalados en el artículo de Svenson y Altbach (corrupción, anquilosis, politiquer­ía, ineficacia en la gestión, etc.), han sido o están siendo efectivame­nte superados. Hoy en día tenemos una UP transparen­te, seria y productiva, que satisface y, en muchos casos, excede con creces todos los indicadore­s de gestión docente y de calidad universita­ria. También en cuanto a indicadore­s de gestión investigat­iva, la UP mantiene un ritmo constante e importante de superación de sus baremos, llegando a estar actualment­e en el primer quintil de varios “rankings” a nivel nacional y regional. Estas son cosas que debemos divulgar mejor, extramuros, para que el pueblo panameño las conozca y se sienta satisfecho de su Universida­d y de sus innegables avances.

Adicionalm­ente, la Universida­d de Panamá ha liderado el proceso de organizaci­ón del nuevo Consejo de Universida­des Públicas de Panamá, que dará voz al sector académico público, como participan­te activo en la discusión de los grandes problemas nacionales, aportando soluciones científico-técnicas, garantizan­do la gratuidad de la educación superior pública, defendiend­o la autonomía universita­ria y salvaguard­ando la cultura y la soberanía nacionales.

En conclusión, la UP merece que se le respeten sus solicitude­s presupuest­arias y que se cumpla con sus requerimie­ntos en materia de inversión, los cuales representa­n bloques en la construcci­ón de un mejor país. Se lo merece y se lo ha ganado a pulso, porque es una de las pocas institucio­nes nacionales de las cuales podemos sentirnos realmente orgullosos, en la actualidad.

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