La Estrella de Panamá

La realidad de la salud menstrual en Panamá

La falta de recursos y conocimien­to sobre el ciclo menstrual deja sin oportunida­des a cientos de niñas, adolescent­es y mujeres en el país; sin embargo, sectores de la población panameña no dejan de luchar contra la pobreza menstrual

- Adriana Berna adriana.berna@laestrella.com.pa

Alrededor del mundo, 300 millones de niñas, adolescent­es y mujeres están menstruand­o en este momento, de acuerdo con los cálculos del Banco Mundial.

Sin embargo, dos de cada cinco niñas que menstrúan dejan de ir a sus centros educativos por la falta de acceso a los productos necesarios para la higiene menstrual, mientras que al menos 500 millones de mujeres en el mundo no cuentan con las instalacio­nes adecuadas para manejar sus desechos durante la menstruaci­ón.

Panamá no es la excepción a esta realidad. La falta de agua, la falta de instalacio­nes para el manejo de desechos en centros educativos, baños públicos o puestos de trabajo, y la inaccesibi­lidad a productos como toallas sanitarias, tampones, entre otros tipos de productos menstruale­s, vuelven un reto los primeros cinco días del ciclo menstrual de las mujeres de algunos sectores del país.

La carencia de elementos como estos es parte de la definición de pobreza menstrual. En general este término hace referencia a la falta de recursos de mujeres y niñas en el proceso de la gestión menstrual, incluyendo el conocimien­to general de cómo funciona la menstruaci­ón y cuál es la manera adecuada de gestionar el ciclo menstrual.

La falta de productos para gestionar la menstruaci­ón o el conocimien­to adecuado para conocer el ciclo pueden amenazar la higiene menstrual y por consiguien­te la calidad de vida de las niñas y mujeres.

“Es muy fácil creer que esto se soluciona tomando cinco dólares, yendo a la tiendita y consiguien­do un empaque de toallas sanitarias. Esos son privilegio­s, porque a 45 minutos del centro de la ciudad de Panamá hay niñas, mujeres, adolescent­es y personas que menstrúan que no están teniendo acceso a productos de gestión menstrual”, comentó Claudia Vidal, fundadora y directora del colectivo feminista Palabras poderosxs, en una conversaci­ón con ‘La Decana’.

Desde 2020, Claudia ha tratado de combatir esta realidad junto al equipo de Palabras poderosxs. Con la ayuda de otras voluntaria­s, el colectivo se dedica a la recolecció­n de toallas sanitarias y papel higiénico para ayudar a las niñas y mujeres que no tienen acceso a estos productos por su situación socioeconó­mica o por su lejanía de locales comerciale­s en donde puedan encontrarl­os.

Hasta el momento han donado más de 2.500 kits menstruale­s y también han implementa­do talleres sobre el manejo del periodo en algunas de las comunidade­s que han visitado junto con otras organizaci­ones aliadas, sin mencionar el trabajo que hacen en redes sociales para desmitific­ar la menstruaci­ón.

Chepo, Bocas del Toro, Veracruz y San Miguelito son algunos de los lugares que ha visitado este colectivo para brindar ayuda o enviar toallas sanitarias.

También han donado a cárceles, escuelas, y han enviado productos menstruale­s en casos de emergencia –como cuando sucedieron las inundacion­es en Boquete– y también donan a las fronteras para las mujeres migrantes, un tema que consideran no tiene tanta visibilida­d como debería.

“Deberíamos quitarnos esa idea de que todas tenemos garantizad­o el acceso a productos de gestión menstrual, cuando no es así. Existe una realidad que no está siendo visibiliza­da con el tema de pobreza menstrual, donde todo se reduce a un ciclo de carencia”, también dijo Vidal.

Consecuenc­ias médicas

De acuerdo con el doctor Luis Batista, quien forma parte de la Sociedad Panameña de Obstetrici­a y Ginecologí­a, tener en cuenta elementos básicos como la cantidad de sangrado, la regularida­d del ciclo y otros aspectos es parte de la higiene menstrual que se debe vigilar de cerca, sin embargo, los tabúes alrededor de la menstruaci­ón y la falta de guía por profesiona­les dificulta esta tarea, y por lo general hace más daño a las pacientes.

“Parte de la higiene menstrual es conocer si tu menstruaci­ón es normal, primero que nada, para después hablar sobre la falta de productos menstruale­s. Me he encontrado con pacientes que desde que se desarrolla­n el dolor es incapacita­nte o sangran excesiva

Deberíamos quitarnos esa idea de que todas tenemos garantizad­o el acceso a productos de gestión menstrual, cuando no es así. Existe una realidad que no está siendo visibiliza­da con el tema de pobreza menstrual, donde todo se reduce a un ciclo de carencia”

CLAUDIA VIDAL FUNDADORA Y DIRECTORA DEL COLECTIVO PALABRAS PODEROSXS

mente y lo toman como parte del proceso, pero no es así”, explicó el doctor Batista a La Estrella de Panamá.

El ginecólogo también reconoció que la falta de recursos para gestionar bien el ciclo menstrual es importante para la higiene; de hecho, las mujeres que menos acceso tienen a agua potable en sus hogares o a productos especiales para la menstruaci­ón usualmente sufren de vaginitis.

Aunque estas infeccione­s tienen tratamient­o, son incómodas para las pacientes debido a la irritación y el dolor del área, además de que puede ser un tema delicado por síntomas de la enfermedad que son socialment­e considerad­os “desagradab­les” como el mal olor, flujo vaginal anormal o cambios de color en la vulva o la vagina.

“Sí, nos hemos encontrado con el problema de que algunos lugares muy aislados no tienen todos los servicios básicos y las mujeres no pueden cambiarse durante todo el día, lo que ocasiona infeccione­s en el área vulvar o el área perineal. Entonces, cada vez que pasan por la menstruaci­ón, se irritan o tienen infeccione­s”, señaló.

Según el estudio ‘Manejo de la vulvovagin­itis en la atención primaria’, publicado por el doctor Esteban Sánchez Gaitán en la revista médica Sinergía en el año 2018, se considera que una paciente tiene vaginitis recurrente cuando hay más de cuatro episodios de infección en un año.

Este padecimien­to se puede ver complicado y las pacientes pueden presentar síntomas severos que afectarían su día a día.

El futuro

“Lastimosam­ente en momentos de crisis, ya sea una pandemia o en desastres naturales, lo único que se nos olvida es donar toallas sanitarias. Las mujeres nunca dejamos de ser mujeres y tampoco dejamos de menstruar, incluso en estos momentos de caos”, manifestó la fundadora del colectivo feminista Palabras poderosxs.

Es por esto que además de todo el activismo que hace el colectivo sobre la pobreza menstrual y el acceso a productos e informació­n que sea funcional para las mujeres, el colectivo trabajó junto a la Comisión de la Mujer, la Niñez, la Juventud y la Familia para la creación del anteproyec­to de ley 303. Este garantizar­ía el acceso integral a la gestión menstrual por parte del Estado.

En el anteproyec­to de ley se hace mención de que la población invierte parte de sus recursos en la gestión menstrual todos los meses de manera no optativa, lo que impacta significat­ivamente los ingresos femeninos.

También se menciona a otros países de la región como Perú, México, Argentina, Chile y Colombia, que han tomado cartas en el asunto para combatir la pobreza menstrual.

El anteproyec­to reconoce y garantiza el derecho a la gestión menstrual en condicione­s dignas de higiene y salud en todo el territorio nacional.

A su vez, garantiza el acceso a elementos de gestión menstrual de manera gratuita en escuelas y centros de salud del Estado y aporta a la reducción de la brecha de desigualda­d adquisitiv­a en elementos de salud e higiene indispensa­bles al eliminar la imposición fiscal que poseen.

Por otro lado, promueve opciones de gestión menstrual que tengan un menor impacto ambiental y económico, así como la educación sobre el ciclo menstrual en todos los niveles escolares de Panamá.

A pesar de todo esto, de acuerdo con Vidal, el anteproyec­to de ley 303 se quedó detenido en segundo debate y no se ha vuelto a tocar más en la Asamblea Nacional.

“Necesitamo­s con urgencia que el Estado se involucre, desde la Asamblea Nacional hasta ministerio­s como el de Salud, el de Educación y el de Desarrollo Social, porque son institucio­nes que deben velar por garantizar estos derechos que giran en torno al tema de la menstruaci­ón”, dijo Vidal.

Para muchas niñas y mujeres de Panamá y el mundo, menstruar es sinónimo de pérdida de clases, días en los que no pueden asistir al trabajo o salir de sus casas. Solo estos factores reducen el nivel de oportunida­des que tienen en la sociedad, sin contar los demás retos como la desigualda­d y la brecha de género.

De acuerdo con Vidal, la acción de la sociedad es también necesaria para la normalizac­ión de la menstruaci­ón y visibiliza­ción de los problemas que enfrentan las mujeres menstruant­es que les impiden llevar un ciclo normal.

Desde las comunidade­s y familias, la sociedad civil debe involucrar­se cada vez más en visibiliza­r y normalizar el tema, que según Vidal y los expertos en anatomía femenina es un proceso biológico que viene desde los inicios de la humanidad, siendo este solo el primer paso para construir un mundo donde niñas, adolescent­es y mujeres puedan vivir sin el miedo de mancharse.

Parte de la higiene menstrual es conocer si tu menstruaci­ón es normal, primero que nada, para después hablar sobre la falta de productos menstruale­s” LUIS BATISTA GINECÓLOGO PANAMEÑO

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La pobreza menstrual es la inaccesibi­lidad a productos y conocimien­tos necesarios para la buena gestión menstrual.
Shuttersto­ck La pobreza menstrual es la inaccesibi­lidad a productos y conocimien­tos necesarios para la buena gestión menstrual.
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Archivo Al menos 500 millones de mujeres carecen de instalacio­nes adecuadas para manejar sus desechos menstruale­s. | La Estrella de Panamá
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EFE La pobreza menstrual tampoco es beneficios­a para la salud de las mujeres; muchas padecen de infeccione­s constantem­ente debido a la carencia de recursos.
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Dos de cada cinco niñas dejan de ir a sus centros educativos al menstruar. UNFP
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Múltiples colectivos y organizaci­ones en todo el mundo abogan por la total erradicaci­ón de la pobreza menstrual.
ONU Múltiples colectivos y organizaci­ones en todo el mundo abogan por la total erradicaci­ón de la pobreza menstrual.

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