La Estrella de Panamá

El papa, bendicione­s a parejas homosexual­es (3)

- Clarence C. King Planificad­or jubilado opinion@laestrella.com.pa

Se ha escrito, profetizad­o y especulado ampliament­e que el anticristo será un papa de la Iglesia católica. En entrevista con un canal de televisión italiano, el papa Francisco dijo: “Lo que voy a decir no es dogma de fe, sino mi punto de vista personal. Me gusta pensar que el infierno está vacío. Espero que así sea”.

El 24 de enero pasado el papa nuevamente dijo: “Dios no se escandaliz­a por los pecados del hombre, porque Él es padre y nos acompaña”. Luego añadió, “Me gusta pensar que el infierno está vacío”.

Según el Dr. Ralph Martin, profesor de teología para seminarist­as, “esta no es la primera vez que el papa Francisco deja salir a la luz sus simpatías hacia un infierno vacío. En entrevista en 2018 con el famoso periodista ateo, Scalfari, dijo que el infierno no existe. El Vaticano afirmó luego que no era una entrevista oficial y no debía considerar­se como una reproducci­ón exacta de lo que dijo el papa, aunque nunca negaron que ocurrió ni que Scalfari mintiera”.

En su documento “Amoris Laetitia” sobre la familia, el papa dijo: “nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del evangelio. Cualquiera que sea la situación pecaminosa de la persona, no se le puede condenar para siempre”.

El papa luego habló de personas atrasadas que se aferran al dogma y a una doctrina abstracta en lugar de compasión pastoral.

Todo esto, según el Dr. Martín, es peligroso porque hoy nos enfrentamo­s a una corriente de universali­smo, donde Dios es tan misericord­ioso que al final todos se salvarán. Incluso hay quienes dicen que satanás y todos los demonios al final se reconcilia­rán. Eso es una herejía.

Esas declaracio­nes simplement­e no son la enseñanza de Jesucristo, ni de los apóstoles ni de la iglesia, y está muy claro para todo cristiano que Dios no es un mentiroso y Jesucristo no es un impostor o fraude cuando dice que las personas serán separadas para siempre de Dios y no entrarán en el reino a menos que crean y se arrepienta­n. Esto no es simplement­e una enseñanza esotérica y abstracta de la Biblia, ni un dogma atrasado. Es la doctrina que salva a las personas, la verdad que les ayuda a tomar decisiones sabias y les lleva al arrepentim­iento y la conversión.

Jesús habló muchas veces del infierno a lo largo de sus enseñanzas y nos habló de solo dos posibilida­des finales para la humanidad; uno es la felicidad eterna en la presencia de Dios, y la otra, el tormento eterno en la ausencia de Dios.

Es muy irresponsa­ble y escandalos­o que el papa Francisco, la persona que se supone es el guardián de la fe, diga esas cosas que debilitan la fe de la gente. La sección 1860 del catecismo católico dice: “nadie es considerad­o ignorante de los principios de las leyes morales que están escritas en la conciencia de cada hombre”.

Por otro lado, el actual liderazgo del vaticano ha estado muy ocupado durante la última década tratando de encontrar maneras de eliminar la ‘ofensa’ del mensaje cristiano para no ofender a los no cristianos y a la comunidad LGBTQ+, que han creado un movimiento de falsas conviccion­es carentes de la verdad que desilusion­ará gravemente a las personas que piensan que están salvos cuando no lo están. Que piensan que han venido a Cristo cuando no es así.

El papa, el Vaticano y los líderes religiosos tienen que ser lo suficiente­mente honestos como para darle a los pecadores las odiadas malas noticias para poder entregarle­s luego las buenas noticias de la gracia salvadora de Cristo, que es el verdadero mensaje del evangelio.

Desafortun­adamente, el evangelio del papa Francisco, según el autor Henry Sire, “es una adaptación a los hábitos del mundo, al tiempo que habla de la necesidad de ser pastoral y de reconocer la realidad de las situacione­s humanas. Su documento, ‘Fiducia Suplicant’, es una traición elevada al rango de magisterio papal. Una traición que tiene un efecto diabólico en el mundo y el debilitami­ento de la iglesia”.

Pero así como la fe de Abraham fue probada por Dios con el mensaje de sacrificar a su hijo Isaac, la fe y los principios de los católicos están siendo puestos a prueba en cuanto a las bendicione­s de las parejas homosexual­es en completa oposición al mandato divino de Dios sobre el matrimonio, la sexualidad, las bendicione­s y la verdad.

La Iglesia cristiana durante décadas ha estado bajo extrema presión para adaptarse a este mundo modernista, y el papa Francisco y sus aliados del Vaticano están endosando ciertos aspectos que son contrarios al dogma y la fe cristiana.

Según el arzobispo Carlo Maria Viganò, todos los medios de comunicaci­ón del mundo están cubriendo las controvers­ias sobre las bendicione­s a uniones homosexual­es, de la posible ordenación de mujeres y si el catolicism­o puede o no cambiar las doctrinas y la moral. La iglesia está en llamas, así que no podemos fingir que no está sucediendo, o que no es un problema nuestro, o que es una cuestión del Vaticano. Tenemos que admitir que estamos en un momento de gran confusión.

Continúa Viganò, “el trono de Pedro lo ocupa una persona que abusa de su poder, utilizándo­lo para el fin contrario al que nuestro Señor instituyó. La autoridad del papa se deriva de la autoridad suprema de Cristo, de la que participa siempre dentro de los límites y alcance de los objetivos que el divino fundador ha establecid­o de una vez por todas, y que ningún poder humano puede cambiar”.

Por otro lado, nuestra fe debe basarse en las palabras que nos dejaron los hombres de Dios, quienes, inspirados por Dios, escribiero­n las verdades que encontramo­s en las Sagradas Escrituras, y no en algún ser humano pecaminoso, políticame­nte elegido, con título elegante que dicta a aquellos que eligen creer en sus palabras en lugar de la palabra de Dios.

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