Dándole la vuelta al estrés
Una reunión a primera hora, ese informe que debes entregar antes de las 11 a. m., buscar los niños a la escuela, llevar a tu mascota al veterinario porque le toca vacuna, justo antes de atender la llamada de ese cliente que tienes pautado para hoy… ¡ Ah! ¡Qué estrés!
El ejemplo anterior es solo una experiencia común en la vida cotidiana, pero; rara vez nos detenemos a preguntarnos si estamos experimentando la dosis necesaria de estrés para impulsar nuestros objetivos. Aunque pueda sorprender, existe esta categoría de estrés positivo, el cual proviene de cambios manejables y bienvenidos que nos motivan y nos llenan de esperanza. Reconocerlo de esta manera, nos permite gestionarlo de manera efectiva y aprovecharlo en nuestro beneficio.
Por supuesto, es importante mantener la dosis necesaria en nuestras vidas, una que sea completamente manejable y que no pase los máximos que pueda tolerar nuestra salud. Tengamos en cuenta que una vida sin desafíos o cambios sería monótona, y eventualmente, sin sentido.
Reconocer y conservarlo como ejecutor de la acción, y que nos motiva o emociona, es esencial para sentirnos realizados. Por ejemplo, sentir estrés antes de una importante presentación laboral puede ayudarnos a concentrarnos y sentirnos determinados a dar lo mejor de nosotros.
Al aceptar estos momentos y los desafíos inherentes que conllevan, permitimos nuestro crecimiento y vivimos vidas más significativas, por tanto; evaluar el estrés positivo nos ayuda a distinguir si nos está impulsando hacia adelante o limitando.
Por otro lado, el buen estrés nos ayuda a salir de nuestra zona de confort. Abrazarlo es decir “sí“a la vida y aceptar la vulnerabilidad. Aunque las nuevas experiencias pueden parecer intimidantes, adoptar una mentalidad de aprendizaje y crecimiento continuo, nos lleva a adquirir nuevas habilidades y nos permite abrimos a nuevas oportunidades. Comprometernos a probar algo nuevo, aunque sea pequeño, no solo nos permite experimentar la parte amigable del estrés, sino que también nos ayuda a mantener en perspectiva la carga negativa que acarrea.
La invitación es que a partir de ahora, busquemos darle la vuelta a la tortilla con una buena rutina de cuidado hacia nuestra salud, y usemos ese “sustito” que nos da el estrés para buscar mejorar y crecer en nuestras experiencias, con el fin de vivir nuestras vidas de forma más plena y satisfactoria.