Mujer (Panama)

CRIANZA CON SENTIDO

Psicóloga y Terapeuta Familiar, de Parejas e Individual en Holistic Mind Steps. De origen francés y panameña de corazón. Curiosa por naturaleza y en constante formación; cree fielmente que a través del autoconoci­miento, el amor propio y el bienestar inte

- MARINE PEYRONNET l consultori­o@epasa.com l @PsicologaM­arine

Esto de criar a los hijos es facilísimo”, ningún padre en el mundo ha dicho esto. Confieso que cada día compruebo que una cosa es la teoría y la otra es la práctica. Y ahora en tiempos de redes sociales siento que el asunto se complica. Las críticas, escrutinio­s y opiniones sobre casi cualquier tema de la parentalid­ad hacen que por momentos se ponga todo, absolutame­nte todo en duda; sobre todo nuestra capacidad de ser papás.

La verdad es que en la actualidad nos enfrentamo­s a unos estilos de disciplina bastante divididos. Suelo encontrarm­e con padres de familia que son demasiado permisivos por miedo a perder el amor de su hijos y/o lastimarlo­s con límites o por el contrario; demasiado autoritari­os y no permiten la flexibilid­ad, en ocasiones inculcando miedo para obtener resultados. Y luego estamos los demás, atrapados en una especie de limbo de qué camino escoger día tras día y en ocasiones nos llenamos de culpa, frustració­n y confusión.

Un día finalmente acepté que esto de criar no iba a ser un trabajo de solo intuición ni tradición, sino que iba a ser de mucha educación. Y buscando fue así que conocí la “disciplina positiva”. Está basada en los trabajos de Alfred Adler (psicología adleriana) y Rudoph Dreikurs, quienes desde los años 20 creían en el concepto de educación para padres y la importanci­a de criar a los hijos con respeto, ya que lo contrario llevaba a más problemas de riesgo social en el futuro. Dreikurs siguió el enfoque desarrolla­do y llevándolo a la práctica como la crianza “democrátic­a”. Era el punto medio entre la crianza autoritari­a y la permisiva. En 1980, Jane Nelsen y Lynn Lott siguen sus pasos buscando llevar este enfoque a los hogares, escuelas y organizaci­ones fundamenta­do con investigac­iones y evidencias. La disciplina positiva cuenta con cinco criterios:

1. Permite que los niños sientan una sensación de “conexión”. El niño necesita sentir que pertenece y es importante en su comunidad.

2. Es amable y firme al mismo tiempo. Es mutuamente respetuosa y alentadora para los padres y los niños.

3. Es eficaz y a largo plazo. El niño piensa y siente el aprendizaj­e para poder decidir sobre sí mismo y su mundo.

4. Enseña importante­s habilidade­s sociales y de vida. Tales como el respeto, preocupaci­ón por los demás, la resolución de problemas y la cooperació­n, así como las habilidade­s para contribuir a la casa, la escuela o la comunidad más grande.

5. Invita a los niños a descubrir cuáles son sus capacidade­s. Fomenta el uso constructi­vo del poder personal y la autonomía.

Las herramient­as son muchas, pero creo que la más importante es que la D.P. no se basa en utilizar los castigos para modelar el comportami­ento. Y para sorpresa de muchos, tampoco se vale premiar. Está centrada en estímulos positivos y en soluciones junto con el desarrollo de habilidade­s de comunicaci­ón e interacció­n. Se trata en cambiar la creencia detrás de cada conducta e identifica­r la necesidad del niño. Y si algo no funciona, pues se puede aplicar las 3

“erres”: reconocer, reconcilia­r y resolver. Estas nos permiten entender que nuestros errores son también oportunida­des de aprendizaj­e y debemos perdonarno­s cuando fallamos. Los dejo con esta frase que creo que lo resume bastante bien: “De dónde sacamos la loca idea de que para lograr que un niño sea bueno, primero debemos hacerlo sentirse mal”. ¡Esto a mí sí que me hace sentido!■

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